¿Y si no sabíamos lo que era rezar en una procesión? Antequera vivió en la tarde-noche del sábado 3 de mayo, un rosario vespertino con la Virgen de la Vera Cruz que se convirtió en una procesión íntima, donde se rezó, se guardó silencio, se sorprendió de admirar a la Madre de los Estudiantes, se contempló cómo conventos y colegios se unieron para orar, bajo la voz de un sacerdote, que hizo rezar y llegar al corazón de las calles. Y entre tanto, entre misterio y misterio, la Banda de la Vera Cruz de Almogía.
Sorprendidas se quedaban las aceras y balcones al ver presenciar un rosario vespertino por los 500 años de la Vera Cruz en Antequera. Antes, a mediodía, misa en San Francisco por la festividad de la Virgen de la Vera Cruz, donde el consiliario y párroco de San Pedro y Santiago, Francisco de Paula Aurioles, volvió a dar una lección en su homilía, partiendo de las lecturas del día y profundizando en el sentido de la cruz, su transformación como elemento de la Resurrección, advocación que da nombre de la Virgen de la Vera Cruz y el papel de Santa Elena.
Un rosario vespertino que terminó en una procesión íntima donde se oró ante la Virgen
Por la tarde, terminaba el día grande para la Madre de Los Estudiantes, ya que este sábado anunciaba un rosario vespertino con motivo de los 500 años de la Vera Cruz en Antequera. Ligero retraso por la leve amenaza de lluvia y pasadas las 19,30 horas, el sacerdote Aurioles inicia el rosario, que fue pidiendo en cada misterio por las intenciones de la Iglesia, por el Papa Francisco, por la recuperación del obispo de Málaga, por los cardenales para que el Espíritu Santo les ilumine y elijan un nuevo pontífice que sea Iglesia y centre a Jesucristo en nuestra vida, por los que estuvieron con nosotros, por los jóvenes, por las intenciones de la Cofradía de los Estudiantes.
Una cruz abría el paso del rosario, flanqueada por acólitos portando faroles antequeranos. Un grupo de devotos con cirios verdes, el estandarte de la cruz arbórea y de la Inmaculada Concepción y el guión de la cofradía, presidido por el hermano mayor Juan Manuel Vegas, el sacerdote Francisco de Paula Aurioles, el alcalde Manuel Barón, la teniente de alcalde Elena Melero y la concejal María Sierras.
Seguían más devotos y un cuerpo de acólitos luciendo las nuevas dalmáticas con el escudo de la cofradía. Iban creando un nube de incienso que rodeó el paso de la Virgen, sorprendiendo al ir con el palio del Nazareno llevó este Lunes Santo. Las mismas bambalinas que cobijaron a la Virgen entre desde 1987 hasta 2015, año en el que se decidió no procesionar más y acometer el nuevo palio que está desarrollando Felicitación Gaviero. Pero tras su restauración por Santa Conserva, desde 2023, lo ha vuelto a llevar el Nazareno de la Sangre, imagen para la fueron hechas esas antiguas bambalinas.
Y lo hizo sobre su misma peana, con el rastro de su Hijo resucitado, pero sin Él físicamente, ni su cruz, con la huella de su recuerdo en el trono y en el techo de palio. Vistió con saya burdeos bordada en oro y sencillo manto de terciopelo negro. Iba perfecta, justa, en un palio antequerano cien por cien. No hay documentos que precisen si llevó o no palios siglos atrás, pero lució la perfección del estilo antequerano: próxima, linda, fantástica, maravillosa, cercana a quien se acercaba a Ella que invitaba a rezarle. Parecía un palio hecho a medida para Ella. ¡Enhorabuena a sus camareras y vestidores!
Y tras el primer misterio, la Banda de la Vera Cruz de Almogía que se coloca tras los devotos que le alumbraban. Y en ese ambiente de recogimiento, la banda que suena como los ángeles y convierte sus marchas en un avemaría más de los misterios del rosario. Giro para entrar en Fernández Viagas, contraluces del atardecer y paso monumental por Cristo de los Avisos, con el Castillo al fondo y el Señor que más flores y peticiones recibe en esa capilla anónima de la devoción.
Rezo de misterios ante colegios y conventos
Entrada por la Carrera Madre Carmen, y allí, en la puerta del templo, las religiosas franciscanas, con la Madre General Joaquina González al frente, profesores, alumnos y familias que rezan un nuevo misterio y cantan a la Virgen. David Artacho, su hermano mayor de insignia, que pide acercar a la Madre a lo más cerca de la entrada al templo.
Las oraciones se hacen súplicas y Almogía marca el camino que el Papabellotas eleva en la ciudad. Y en llegando al Colegio de Nuestra Señora de los Carmelitas, una «Carmen» que cae en forma de rosa a los pies de la Virgen, tras un calvario a su Vera Cruz. La comunidad carmelita, con Antonio Jiménez al frente, que aguarda y coloca hasta la imagen de una Virgen del Carmen en la puerta de su colegio y la oración que entra dentro de todos y dos amigos que se abrazan y se alegran tras un bache de salud.
Y llegan a Las Descalzas y suben por Encarnación, y entran con avemaría de marcha cofrade a Tintes, donde en la puerta de las carmelitas calzadas, las religiosas cantan a la Madre. Y antes de entrar a Maderuelos, las puertas de la iglesia de Loreto que aguardan el rezo del misterio. Y bajan por Maderuelos, ¡benditas calles estrechas! ¡Cómo rezaba la banda! ¡Cuánta gente de Málaga por las aceras, que supo en algunos momentos lo que se iba a vivir, incluso más que los propios antequeranos! No hay que esperar grandes anuncios para saber que se pude vivir algo grande.
Y llega el sabor a Lunes Santo, por Madre de Dios, la Madre del Nazareno, y entrada a Duranes, donde no era lo mismo, no era Lunes Santo, fue un rosario vespertino anónimo. Mecidas en forma de oración, suaves, petaladas interminables desde los balcones, contrastes de la vida, penitencia, gracias y gloria.
Plaza de San Francisco y regreso a su templo. Último misterio en la puerta de la iglesia, entrada ágil al patio, primero, y luego al templo. Solemnidad, rigurosidad, es la Madre del Hijo que acaba de resucitar, tras dejar de ser leño Verde. Y llega al presbiterio, y los hermanacos que no quieren terminar, el templo la mira, de frente, emocionado, y baja, y la bendición del sacerdote que Antequera ha recibido, que entona la Salve.
Y a las 23,22 horas concluye una tarde, una noche, un día, donde se rezó, se guardó silencio, se sorprendió de admirar a la Madre de los Estudiantes, se contempló cómo conventos y colegios se unieron para orar, bajo la voz de un sacerdote, que hizo rezar y llegar al corazón de las calles. Y entre tanto, entre misterio y misterio, la Banda de la Vera Cruz de Almogía.
¿Y si no sabíamos lo que era rezar en una procesión? Antequera vivió en la tarde-noche del sábado 3 de mayo, un rosario vespertino con la Virgen de la Vera Cruz que se convirtió en una procesión íntima, donde la bendita banda verde deja el camino para redescubrir cómo podría ser otra Semana Santa, otra forma de procesionar, donde todo se transforma cuando se reza, sin importar si hay más o menos gente en las aceras, pero con un auténtico recorrido oficial de oración y bendición que es lo que diferencia a una obra religiosa de una artística o una procesión de… Ya llegará el momento…