Hay personajes que forman parte de las historias que se convierten en leyenda bajo los tronos. Uno de ellos es Francisco González Rodríguez, “Paquillo”, que forma parte de esa generación arraigada bajo las andas de la Virgen de los Dolores.
Tras Semana Santa cumplirá 65 años y las nuevas normas le llevan a que esté ante su último Jueves Santo. “La norma es así reflejada en los estatutos. Hay posibilidad de admitirte con una póliza especial de seguros… pero yo estoy limitado físicamente, pero no he dicho que me voy aún. Si Dios y Ella quieren, saldré este año. La Cofradía me ha comunicado que el Viernes Dolores me dará un homenaje, pero ya veremos el año que viene”.
¿No hay gente con 65 años mejor que alguna más joven? “Hay gente de mi edad que está muy bien y será cuestión de repasarlo que hoy con 65 años hay quien está aún para portar tronos. Además, en las cofradías no sobra gente. Dicen que tienen listas de espera, pero luego recibimos mensajes que faltan”.
¿Cuándo arranca esa devoción particular a la Virgen de los Dolores? “Un mes de julio de 1971 cuando me fui a vivir al barrio de Santiago, una tarde de mucha calor, entré a Belén y me encontré con una lucesita muy tenue y te encuentras a alguien… me enganchó de tal manera que alguien que siente la falta de su madre desde los 3 años, la tomas como algo tuyo, hablándole y esperando una respuesta”.
La importancia de la foto en la cartera. “Es la fórmula: la foto. No hay más. Es algo muy sencillo, de alguien que vino a estar con los más sencillos”.
Pertenece a esa generación de la reorganización de la Cofradía de los Dolores. “Me ligué a la cofradía con 13 años. Llevaba siete años sin salir porque se compró la túnica de hermano mayor de insignia del Caído por 200.000 pesetas que lo avalaba don Antonio Rojas. Llegaron Agustín, Juan Fernando… y don Antonio perdona aquella deuda, pagándola él, y se puede volver a salir”.
¿Qué tenía Juan Fernando Aguilera para ser recordado como hermano mayor de insignia? “Tenía un corazón enorme. Como yo, no seremos personas atractivas por la forma de ser y decir lo que sentimos, pero ahí está su recuerdo”.
¿Por qué a veces dependiendo de quién esté al frente, uno es capaz de renunciar a una devoción? “Vi la entrevista a Paco Peláez del Rescate, y en ese concepto, lo decía muy claro. ¿Por qué tienen que irse? Son personas válidas con una experiencia y capacidad de trabajo, y ahí siguen”. De ahí lo de… “Si estás tú, no estoy yo. A mí me da igual el que esté, yo lo que quiero es a la Virgen”.
La devoción bajo las andas
Tendrá anécdotas para escribir un libro. “No es de los Dolores, pero viene al caso. Un chiquillo con ciertas limitaciones, con una gran devoción, estaba todo el día con el Nazareno de la Sangre. Cuando llega el Lunes Santo, veo que no va con el Nazareno y sí con el Cristo Verde. Cuando se encierra le pregunté que tanto Cristo y me dijo… que era la única manera de salir y no perderlo de vista”.
Jueves Santo. Vamos por partes. El peculiar “arriba” de un tirón del palio de la Virgen. “Yo soy de los del tirón. Soy de los de mantener todo lo que hay y todo lo nuevo que venga, si es para ayudar… bienvenido, pero no romper por romper. Por cierto, cuando se propone cualquier innovación, lo hacemos para la otra cofradía. Me gustaría que lo hagamos para la nuestra”.
¿Qué nos dice del “encuentro”? “Hay cuestiones que hay que admitir de los cabildos que son soberanos. Si el Consuelo ha elegido una forma distinta de procesionar… es lo que han elegido. Hay que respetarlo, pero no lo comparto. Ni la decisión de mi cofradía”.
¿Qué aportaba el “encuentro” en Santiago? “Es teología también. Ese encuentro, revitalizándolo, llega. ¿Se puede pensar la Esperanza de Triana sin calle Pureza? ¿Los Gitanos sin la Merced? Son sitios donde la teología se hace más popular aún. La gente puede verla más cerca. Quizá hace falta mimar más a la gente, sobre todo a los hermanacos. No somos un medio de transporte. Juan Antonio Castilla Luque es un ejemplo de cómo serlo, está pendiente de todo: si te casas, si se te muere alguien… Eso le llega al hermanaco. No podemos ser cofrades de vídeos y revistas”. ¿Volverá? “Debe volver, para el año que viene se trabajará dentro de las normas, que hay que cumplirlas”.
Terminamos. ¿Qué es una vega para un hermanaco? “Recuerdos de estar haciendo algo que se ha hecho tradición oral y viva. Se siente de todo. Lo pasas mal y cuando terminas es cuando tienes tiempo de recrearte como cuando vamos bajando orgullosos la Cuesta Archidona con nuestra mecida ancha”. El orgullo “porque has subido mirando para el suelo y cuando bajas y ves a todos los vecinos animándote, Algo te tiene que mover para echarte algo encima”.