El Viernes Santo comenzaba en Antequera con la Cofradía de ‘Abajo’ que partía desde Santo Domingo, bajando por Encarnación, Calzada y Diego Ponce, sumando nuevo patrimonio y envolviéndose de dos destacadas bandas de la Comarca: la Agrupación Musical “Nuestra Señora de Gracia” de Archidona y la Banda Municipal “Amantes de la Música” de Campillos.
A las 18,15 horas se abrían las puertas del templo ante un barrio que se agolpaba para ver salir al Niño Perdido, Dulce Nombre de Jesús, Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Paz. Consiguen uno de los «arribas» más sentidos, con el silencio la plazuela, llenarse de tronos, hermanacos y devotos que esperan las dedicatorias de cada hermano mayor de insignia.
Un año donde Francisco Naranjo Beltrán ha realizado dos ángeles para los pies de la Coronación del Niño Perdido, basados en unos que se perdieron. En el Dulce Nombre, cuatro cartelas de plata con el Tetramorfos para la peana, confeccionadas por Ramón León Losquiño. Dos cartelas de plata para los laterales de la canastilla y cuatro faroles de plata pequeños para las ménsulas laterales, estos por Orfebrería Triana.
En cuanto al Cristo de la Buena Muerte, no llegó la nueva cruz de taracea, a realizar por Enrique Gonzálvez. Y en el trono de la Virgen de la Paz: restauración de dos candelabros procesionales antiguos y reproducción de otros dos nuevos con el mismo diseño de los anteriores, por parte de Orfebrería Angulo. La medialuna ha sido restaurada también por Orfebrería Triana y Santa Conserva ha trabajando en mejorar la sujeción de las bambalinas interiores del palio.
La procesión por el centro
Mágicos momentos del atardecer del Viernes Santo, con el cielo azul y, por momentos, con tonos morados como los de la cofradía. Una hermandad que sigue apostando por recuperar las figuras de la armadilla, como son los penitentes con túnica de terciopelo con cola, sin capirote y con capuz, algo propio de nuestra Semana Santa.
Impresionante el respaldo de la gente en la salida, bajada de las cuestas y una abarrotada Plaza de San Sebastián, incluso Encarnación. Hay calles que no se pueden perder y que agradecen que se pasen por ellas. Siguieron por Calzada y Diego Ponce y Madre de Dios, donde se unirían los del Socorro más tarde.
No vino el esperado piquete de Infantería de Marina y de nuevo se anuncia que se recuperará el próximo año. Tras el guión presidencial, varios niños y el trono del Niño Jesús Perdido. Seguían penitentes y la figura de los arcángeles que ocuparon el sitio protagonista de los campanilleros de lujo que abrían el cortejo de sus tronos.
El Dulce Nombre de Jesús sigue creciendo en su peso en la cofradía. La Agrupación Musical “Nuestra Señora de Gracia” de Archidona le guió en su caminar. ¡Ojo con esta agrupación! Su progresión puede romper límites y hay que mantenerla para que no nos pase como con Coronación de Campillos, que no se consiguió mantener y es hoy un referente andaluz. ¡Qué interpretaciones de marchas que hicieron mecer despacio, con clase, con categoría al Nazareno de ‘Abajo’!
Siguió el Cristo de la Buena Muerte y de la Paz que también aprovechó la música de los de Archidona. Y como nos tiene acostumbrados su hermano mayor de insignia, gestos con las personas que se encuentra en las aceras y horquillas alzadas al pasar por Tribuna en recuerdo de los que ya no están.
Y cerraba la Virgen de la Paz Coronada. ¡Qué delicia verla pasar por las calles! Este año tocó saya roja y manto azul. Iluminada a la perfección. En años que tanto se habla de ir al paso meciendo, revitalizaron ir a la carrerrilla y mecer lo justo cuando la ocasión lo requería. Se nota un gran cambio con el hermano mayor al frente.
Y para más gloria, la Banda Municipal “Amantes de la Música” de Campillos. También de la Comarca y que es perfecta para el palio de la Paz. Repertorio clásico y perfecto para el discurrir de la Virgen.
Tras el paso por Tribuna, vuelta de la Virgen en los Remedios, «encuentro» de los cuatro tronos en San Sebastián y espera de la Virgen de la Paz para encontrarse con la del Socorro (ampliaremos en noticia aparte). Y las vegas. Primeros los tres tronos que precedían la Virgen, que esperó para el «encuentro» soñado, diez años después y subió hasta la citarilla para esperar a los tres del Socorro. Y con «Encarnación Coronada» se consigue unir a dos cofradías con rivalidad del pasado y unión en el presente. ¿Hace falta insistir en lo importante que son los encuentros?