Como suelen pasar los Martes Santo en Antequera, frío y miradas al cielo para saber si puede salir la procesión. A mediodía, misa devocional. A las 18,30 horas se suspendió el Desfile de la Armadilla que estaba previsto a esa hora. A las 19,30 horas, se retrasó la decisión de la hora de la salida y a las 20,15 se anunció que saldría. Irá por el mismo recorrido, pero con una hora de retraso.
Tras los dos primeros días con procesiones, hoy tocaba ser cauto y esperar las previsiones a la hora de salida. ¡Pero se ha salido! Ya están en la calle.
Este Martes Santo, el trono del Señor del Rescate estrena las imágenes de San Juan de Mata y de San Félix de Valois, así como la representación del Espíritu Santo, en una paloma, dentro del programa iconográfico realizado por Ángel Sarmiento Burgos que no pudo colocarse a última hora el pasado año en la peana del Señor. Son piezas fundidas en bronce. Un complemento a la ilusión de los más jóvenes en vivir intensamente la procesión.
También dos ángeles mancebos y nimbos para Dios Padre y Espíritu Santo, halos para San Juan de Mata y San Félix de Valois, pluma de escribano, cadenas y grilletes para las esculturas de los santos trinitarios, todas las piezas en plata, diseñadas y labradas por el orfebre Raúl Cejas. Y todo lo previsto para el pasado año que no se estrenó en la calle por la lluvia: varas de procesión en metal plateado y repujado. Escapulario labrado en plata para Nuestro Padre Jesús del Rescate, diseñado por Ángel Sarmiento Burgos y realizado en el taller de Raúl Cejas, donado por el Grupo Joven de la Cofradía.
Para el hermano mayor Francisco Antonio Peláez León, que dejará de serlo tras dos mandatos, el Martes Santo es un día “de fervor espiritual y fe vividos intensamente en las calles de nuestra ciudad”. Todo en una Semana Santa de Antequera que “es única porque sus gentes han sabido mantener un bello y armonioso conjunto donde se entremezcla arte, historia, tradición y fe. Su rico patrimonio imaginero, orfebre y textil, conservado a lo largo de más de quinientos años, así como la singularidad de sus formas: campanilleros de lujo, las vegas, la forma de procesionar… hacen de ella algo excepcional”.