sábado 19 abril 2025
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Paco González dice adiós como hermanaco a su Virgen, a su Madre de los Dolores

Francisco González Rodríguez nació en Antequera el 24 de julio de 1959. Hijo de Marino González Álvarez y de Teresa Rodríguez Ruiz. Se casó el 3 de noviembre de 1984 con Paqui Carbonero Hurtado en Santiago, donde se trasladó extraordinariamente la imagen de la Virgen de los Dolores. Tienen dos hijos, Francisco José y Cristina.

Artesano del bricolaje y del arte religioso, se ha jubilado con 65 años de su profesión y ahora de su devoción como hermanaco de la Virgen de los Dolores de Antequera. Quedamos con él para que nos comparta cómo surge ese arraigo que tiene tan grande, que tiene con su Virgen.

Ante Ella, en su camarín en el templo conventual de las clarisas de Belén, le entrevistamos. Vive una Semana Santa especial porque ya no saldrá como hermanaco. “Este año ha dicho el cuerpo que no puede ser, se ha llegado a una edad y además, acertadamente, previo a un episodio complicado de salud. En mi estado físico, ya había decidido dejarlo este año después de 42 años de llevarla y ahora el cuerpo ya me avisado que está limitado”.

¿De dónde parte esta fuerte devoción? “En los años 70, nosotros vivíamos en el pleno centro, en calle Campaneros, pero nos trasladamos aquí a calle Cazorla, a escasos metros de la iglesia de Belén. Y mira por dónde, ajeno a todo esto, una tarde de verano, me dio por ver la puerta abierta, entrar y encontrarme con una lucecita encendida a oscuras. En ese momento, todo en penumbra, esa luz alumbraba a una imagen que había, por cierto, muy bonita, llamativa, de una Virgen. Estaba con muchas flores y aquello me cautivó. Y le pasaba a una persona que desde los 3 años no tenía madre, la figura materna la echa en falta, por mucho que la haya tenido por parte de mi hermana, no era lo mismo”.

¿Le mostró la Virgen de los Dolores el anhelo de su madre perdida? “Quizá así fue, que la haya suplido. La figura de la madre siempre se la echa en falta. Los que la tenéis, gracias a Dios todavía, sabéis lo que es y yo, desde aquel momento, me sirvió donde poder hablar, donde poder depositar mis problemas. La respuesta, vosotros, la percibís a través del oído fácilmente. Yo la percibo aquí y así llevo haciéndolo ya 55 años desde que empecé a venerarla”.

Con 3 años perdió a su madre, entendemos que recuerdos, muy pocos. “Muy, muy, muy vagos. Recuerdo verla cuando murió, que además fue porque muere ella y mi hermano. Además fue en Nochevieja. Fue todo lamentablemente, un golpe muy, muy, muy duro para una familia con seis hermanos chicos, todos. Fue una cosa muy trágica”. ¿Conserva fotos de ella? “Fíjate por dónde, que cuando mi padre muere, lo único que lleva es una fotografía de la Virgen de los Dolores y de ella, su mujer. Quería que de alguna forma, aquella que estaba ocupando en ese momento, el lugar de mi madre, estuviera allí con ellos”.

En su caso es más que evidente lo de tener dos madres, pero las dos en el Cielo desde niño. “Yo estoy convencido. Además como creyente, como alguien que intenta ser cristiano día a día, que soy muy mariano. Eso de que el andaluz es mariano cuando tú estás convencido que a Jesús, que es la figura central, llegas por María y yo estoy convencido de llegar a Jesús por María”. Eso de intentar ser cristiano, explíquenos. “Llamarse cristiano es muy duro. Tú intentas ser cristiano día a día y además, que te digo una cosa, ese titulillo de cristiano es algo que jamás en la vida nos podremos autodar. Yo intento ser cristiano día a día. Además estoy esperando de que los demás digan: ¡Mira, es cristiano por sus actos, su forma, no hay que ser simpático para ello! Es que aquí la gente cree que el ser buena persona te define como cristiano”.

La pregunta. ¿Qué tiene la Virgen de los Dolores que no encuentra en otra imagen mariana? “Para mí posiblemente sea un caso que como yo no he puesto mi devoción en manos de ninguna otra imagen… A mí poca gente me ve sacando muchas procesiones, que aunque voy y me gustan, pero yo soy sólo de la Virgen de los Dolores. Tengo una devoción muy, muy, muy fuerte y mi devoción siempre está con los Dolores”.

Hay devociones de un sólo día, el de la procesión. ¿Cómo es su día a día con Ella? “Quien me vea salir de mi bloque, sabe que lo primero que hago es santiguarme. Yo nunca me acuesto sin ver a mi Virgen porque la tengo justo enfrente de mi cama en un cuadro. Siempre digo: ‘¡Virgencita, ayúdame siempre!’. Siempre al acostarme es algo como que yo deposito el día a día en Ella”. ¿Qué nos puede decir desde su experiencia de hermanaco cómo es ser devoto hoy en día en los tiempos que vivimos? “La devoción de hoy es juzgar y esa cuestión es altamente complicada. Yo creo que devoción hay, lo que no, quizá no sea lo mismo, no se entienda la devoción de la misma forma y tener devoción en una imagen es a través de momentos complicados que tú te depositas esa fe que al final lo que vamos siempre es al Hijo, a Jesús, pero te agarra un clavo el dedo y entiendes que María, su Madre, está de una forma mucho más efectiva, más próxima, más aferrada al dolor”.

Formas de sentir la devoción
Más vale la devoción personal que a lo mejor la impuesta o la casi obligada. “No, eso seguro. A mí el pertenecer a una determinada cofradía, ahora hermandad, a un paso concreto por distintas formas o cuestiones que lleven a ello, a mí no me sirve. A mí me sirve la devoción concreta a la imagen concreta”. En muchas ocasiones, cuando hay diferencias entre las personas, se termina su relación con la cofradía, con la imagen. En su caso, su devoción es lo primero, esté quien esté. “Jamás, jamás, jamás he dejado de estar siempre que ha salido a la Virgen por algo, un Rosario de la Aurora, una conmemoración extraordinaria, el Jueves Santo, ninguno, por supuesto. Yo siempre he estado ahí y además es algo que no me importa quién haya estado. He luchado siempre y he aportado a los cabildos y a mí se me ha ninguneado en muchos de ellos. Muchas veces no me dejan en algún momento hablar porque soy reiterativo. Si puedo aportar, aporto. Digo lo que yo entiendo, pero eso no me hace quitarme un ápice de ellos, estar al lado de la devoción de mi vida”.

Si le parece, para ir concretando, unas preguntas-respuestas rápidas. Si le digo un año, un Jueves Santo como hermanaco, sería. “1986”. ¿Por qué? “Porque nace mi hijo. Había problemas en el nacimiento y te agarras a tu devoción como sea”. El año más reconfortante fue. “No lo sé. Para mí es que yo termino tan reventado, pero tan a gusto. Es que nadie se puede imaginar que cargarse sea una cosa tan complaciente. Para mí es que el Jueves Santo es lo mejor del año”. El peor año. “Ha habido algunos donde hemos tenido problemas con algún hermanaco, problemas con algún directivo. El año que nos llovió tantísimo, viendo el daño que estaba haciendo al patrimonio…”.

Si le tengo que preguntar por un compañero de hermanaco, sería… “No quitaría nunca a mi gente de la cola, a Juan Pineda, a Juan Sánchez, a Juan Pelayo, a mi hijo, a mi hermano, a mi sobrino. Es que lo que se vive en la cola de la Virgen…”. Un hermano mayor de insignia. “Juan Fernando Aguilera, sin duda”. ¿Qué tenía Juan Fernando? “Muy mala forma tenía, muy saborío, pero yo le veía que él entendía lo que era la Virgen como yo, posiblemente no era una persona simpática, para nada, pero yo también soy borde, pero en ese trasfondo como él quería a la Virgen, era especial”. Un hermano mayor de la Cofradía. “Con todas las diferencias que hemos tenido, pero era Agustín Puche, era un caballero leal, justo”.

La persona o el año que cree usted que mejor iba la Virgen en su trono. “No recuerdo el año, pero era Juan Sánchez Gallardo el que la vistió esa vez”. ¿Devotos de barrio, que no han sido de insignia, pero que sabe que lo ha visto en el día a día? “En los 70 había personas que además recuerdo perfectamente: la mujer de Bernardo, el panadero o una persona que era pintor de aquí del barrio. La viuda de Pepe Berrocal de la tienda…”.

Aquel inolvidable párroco le preguntó a una persona muy conocida por ambos que le dijo que si esta Virgen, que es de madera es tan guapa, cómo sería la de verdad. Y le contestó que peor. “Manolo Cobos para mí fue todo: fue mi hermano, fue mi padre, fue mi amigo, fue él y qué razón tenía sobre el rostro de la Virgen”. Terminamos y le pedimos permiso para hacerle una pregunta muy personal. Nos ha compartido que su padre llevaba una foto de la Virgen de los Dolores y de su madre cuando murió. ¿Ha pensado cuando le toque ese momento y ha pedido cómo ir? “Mi gente, que son mi mujer, a lo que más quiero en el mundo, y mis hijos saben que el día que yo muera, yo quiero ir con mi túnica de hermanaco de mi Virgen y con la banda verde si tienen a bien colocármela, porque tuve ese premio de ser presidente de esa cofradía”.

Gracias y perdón por la pregunta indiscreta. Terminamos esta entrevista de un devoto que se quedó sin su madre de niño, de la que apenas tiene recuerdos. Pero que al mudarse a Santiago, un día encontró el rostro de su madre en el de la Virgen de los Dolores. Es por eso, por el amor a sus madres, por lo que tanta devoción tiene ‘Paquillo el del Bricolaje’, ‘Paco el hijo de la Virgen de los Dolores’.

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