La Hermandad del Rocío de Antequera confió en la periodista Rocío Moltó para que pregonara el día grande de los rocieros, para lo que fusionó verso y prosa, lectura y canto, sentimientos de cada rincón de su corazón para compartir la victoria que se siente al sentirse acogido por la Virgen del Rocío. La pregonera soñó y deseó que se atienda el anhelo de Antequera de poder ir a hacer el camino como hermandad filial.
El acto tuvo lugar el domingo 14 de abril a mediodía en la iglesia parroquial de San Miguel, acompañando a la hermana mayor Rosario Palomo, el párroco Tomás Pérez, el alcalde Manuel Barón, entre otras autoridades. El acto fue conducido por el directivo Francisco Ramírez, quien tras dar la bienvenida cedió la palabra a Manuel Villar, pregonero del pasado año que cedió el camino de pregonar a Rocío Moltó.
Tras el saludo inicial, la pregonera expuso que quería compartirles “e l amor de una Madre que, entre sus brazos sostiene al Rey de los Cielos y las Marismas”. Destacó el papel de la Virgen: “Ella fue la primera que tuvo contacto con el hijo de Dios. Ella fue el primer sagrario al llevar en su vientre al Salvador. Ella fue valedora y defensora de algo que no podía explicar bien con palabras, pero sobre lo que en ningún momento, jamás dudó”.
Fue cuando con verso destacó la valía de un amigo rociero: “Nunca te sentirás solo, nunca te faltará el aliento, de quien obra siempre, momento tras momento, con el corazón en la mano, con la Virgen como sustento”.
Y quiso subrayar que lo importantes e la Virgen, no lo que haya a su alrededor: “Solo importa lo que es de verdad. De verdad son los romeros, lo que se emocionan con solo escuchar tu nombre que es amor verdadero. Gasolina que a nuestros pasos da el impulso que necesitan cada día al despertar”.
Con Ella, el Simpecado. “Cuán importante es ese emblema que acompaña a las hermandades por las arenas. Estandarte que durante todo el año te acerca a Ella, ése al que le rezas cuando te fallan las fuerzas”.
Rocío reivindicó y soñó el día en el que desde Antequera puedan emprender su camino a la Aldea. “Aquí estamos Señora, desde El Torcal a tu encuentro ¡que el camino es duro! pero más duro es no hacerlo. Muchos años esperando el ansiado momento en que Almonte nos reciba como uno más de tu pueblo. Que no es idea mía, es el clamor del momento que esta ciudad ya merece, su trocito de cielo, filiado y por derecho, como el 128, ¿por qué no? El número de los sueños”.
Mientras, seguirán con los de Sevilla, pero “llegará el día en el que andes solo ya de una vez. Ay, Madrina, tienes que comprender que tu niño se ha hecho grande y quiere su camino emprender. Pero siempre llevará en el fondo de su ser lo que de ti aprendió, en esto que se llama fe. Que la Virgen por delante, ¡es el motivo de nuestro ser! Para que te sientas orgullosa de lo que ayudaste a florecer. Y cuando los veas por los caminos, andando con caché. Recuerdes orgullosa a tu ahijada, Antequera. Antequera tiene que ser”
La pregonera preguntó: “¿Quién dice que Dios no te habla? Que la Virgen no se comunica contigo. El espíritu santo, que es el Amor de Dios, te va hablando a través de la vida diaria: con papeles o con personas que pone en tu camino y te van guiando por la senda que has de llevar.
Y ya, sin pestañear, te percatas de que la Hermandad está andando. Y ahora empiezan los juegos del hambre, buscando a diestro y siniestro esas cintas en los sombreros que luzcan esas nueve letras de ensueño: Antequera”.
La Virgen como Madre
Momento en el que Rocío cantó a la Madre: “Si algo es importante en el mundo devocional mariano, es el hecho de que la gente que acude a la Virgen, encuentra en Ella una madre. Es el hecho de que, al ver a la Virgen, sienten paz y oyen como una voz que les dice: “No te preocupes, que aquí está tu madre”. “Nos ha tomado de su cuenta”, que decía santa Ángela de la Cruz. Y como una madre…permítanme que les diga, que no hay nada en el mundo que lo iguale.
Una mujer que lo da todo por sus hijos, como el pelícano que es capaz de picar su propio pecho para alimentar a sus polluelos. Esposas, madres de familia, primeras educadoras del género humano en el secreto de los hogares, transmitid a vuestros hijos y a vuestras hijas las tradiciones de vuestros padres, al mismo tiempo que los preparáis para el porvenir insondable. Acordaos siempre de que una madre pertenece, por sus hijos, a ese porvenir que ella no verá probablemente”.
Fue el momento final cuando Rocío intensificó sus versos, su pasión por el amor a su Madre del Rocío, y lo adornó con su voz que puse en pie a los asistentes, terminando con: “Mira si es grande que acoge en sus entrañas al sueño que cada primera bendice nuestra devoción. Mírame con compasión. Acoge a Antequera con tesón, y abre tu corazón. Para alcanzar en el mismísimo cielo a una Blanca Paloma, que asomada por su balcón, escucha a los cuatro vientos: ¡Rocío! ¡Danos tu bendición!”. Otra pregonera a tener en cuenta.
