La iglesia conventual de Las Descalzas fue el lugar donde Jesús Romero presentó su último libro: «Antequera: Espacios del alma». En el acto, el historiador Juan Campos se encargó de presentar la publicación y a su autor, en la noche del viernes 13 de diciembre.
Se llenó el templo, sin hacer falta repique de campanas, ni ceremonia religiosa. Era el acto de presentación de un libro del licenciado en Geografía e Historia, concejal que fue de Antequera desde 1983 hasta 1994, alcalde desde 1994 hasta 2003 y gran defensor y propulsor del Patrimonio Histórico. Un libro que nos recuerda a las «Iglesias de Antequera» de José María Fernández, que se recopila tras publicarlos en la prensa local, en gran parte en El Sol de Antequera.
Un templo muy relacionado con Romero Benítez, siendo la piedra angular del desarrollo del museo conventual que cumple 25 navidades y lugar donde descansan sus familiares. Se llenó para acompañar en este acto público. Entre los asistentes, su esposa la periodista María Dolores Tortosa, amigos, representantes de todos los estamentos de la ciudad, el alcalde Manuel Barón, el anterior regidor Ricardo Millán, entre otros.
Se trata de un libro de 400 páginas que está ya disponible en las librerías antequeranas y que está llamado a ser un referente en los regalos navideños y aumentar las bibliotecas de temas locales.
Recoge una selección y ampliación de sus últimos artículos publicados en El Sol de Antequera bajo la sección “Apuntes para la reciente historia de Antequera”. El precio es de 25 euros. En el día de su presentación, de los que se vendieron, 10 euros fueron destinados a ayudar a las religiosas carmelitas de Las Descalzas.
Juan Campos recorrió la vida de defensa del patrimonio local de Romero Benítez, así como el inicio de escribir artículos en El Sol de Antequera. «Presentar a Jesús Romero en Antequera, ante una audiencia conformada mayoritariamente por antequeranos es… sin duda, una osadía y una temeridad. Temeridad y osadía que ya tuvo su prolegómeno hace apenas un mes, cuando me llamó por teléfono y me dijo que tenía acabado su nuevo libro, que ya estaba en la imprenta. Y me preguntó, sin más preámbulo, si quería yo acompañarle».
Destacó entre su amplio currículum «que en 2009, siendo director general de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, propuso, diseñó y ejecutó el programa Andalucía Barroca, que tan fructífero fue para su Antequera natal. Dicho programa fue merecedor del Premio Nacional de Conservación y Restauración 2009, concedido por el Ministerio de Cultura. Por cierto, creo que es el único antequerano que tiene un premio nacional, junto a José Antonio Muñoz Rojas, que lo obtuvo en 1998, el de poesía».
Desde 1971 ha publicado artículos en el periódico de Antequera, siendo el primero dedicado al Cristo Verde y el segundo al San Francisco de Asís de Pedro de Mena. Fue «una voz crítica que no era nada fácil de alzar pública y abiertamente, de hecho creo que fue la única suya o, al menos la más cruda, en aquellos años finales de la dictadura, en los que buena parte del patrimonio monumental y artístico de Antequera estaba siendo objeto de un ataque a veces implacable».
Escribió junto a Antonio Pareja la mítica sección de «Plazuela». «Los sólidos artículos de carácter histórico publicados en la sección, de muy amplia variedad temática y cronológica, se vieron complementados con otros en los que, desde diferentes perspectivas, se trataban muy diversas cuestiones relacionadas con el patrimonio antequerano».
Terminó exponiendo que «creo particularmente que uno de los mayores valores y aspectos de interés de Antequera, Espacios del Alma, es, como indica el libro, Jesús, en la introducción del libro, que deja testimonio directo de multitud de datos y de porqués, de cuándos y de cómos, de anécdotas y de curiosidades que ayudan a entender en su totalidad la obra realizada, y que sin este libro, sepultados para siempre, los mantendría el cruel Marte».
Mientras que Jesús Romero, dio las «gracias por haber venido a esta presentación. En primer lugar, quiero mostrar mi agradecimiento a mi amigo el historiador Juan Campos Rodríguez por la presentación de este libro, ya que desde el primer momento en que se lo propuse, aceptó el encargo con gran ilusión».
Por supuesto, «también quiero dar las gracias a la comunidad de carmelitas Descalzas de este convento de San José y a su madre priora, Yolanda, en particular, por su enorme amabilidad autorizando este acto y en este lugar de tanta significación. En lo que a los miembros de mi familia ya fallecidos se refiere. Detrás de mí están depositadas las cenizas de casi todos ellos, aunque en mi corazón y en mi memoria siguen tan vivos como el primer día».
Destacó que «todo lo que aquí se relata, relativo a la recuperación y restauración del patrimonio histórico de la ciudad, tampoco hubiera sido posible sin el trabajo de tantos profesionales de la arquitectura, de la restauración artística o de los oficios artesanales. En este sentido, recordar nombres y no olvidarme de algunos es casi imposible».
Tuvo recuerdo a la recordada María Luis Ruiz de Viajes Toral y a este periódico por iniciar esta nueva serie de artículos que dan lugar a este nuevo libro gracias a «María Dolores, mi mujer, la que me animó a que se convirtieran en un libro, en este libro, como un querido ramillete de analectas muy pensadas. Acabo con una aclaración sobre el subtítulo de este libro, Espacios del alma. Se trata de una paráfrasis de otro libro del gran don Miguel de Unamuno. El suyo se titulaba Paisajes del alma. En el que hoy se presenta, además de paisajes, también hay espacios diversos. Añoranzas y muchos. Un libro que he ido construyendo a partir de cientos de fotografías que conservo sobre el patrimonio histórico de Antequera, la mayoría hechas por mí, con su localización y fecha, así como de las agendas de aquellos años con anotaciones aclaratorias de igual tema».