El último país donde un antequerano ha hecho sonar el himno de España en un Mundial ha sido Hungría. Se trata de José Antonio Cuenca Morales, quien suma ya siete mundiales de Kettlebell. ¿Y qué es? Un deporte incipiente que consiste en levantar unas bolas de hierro con asas y aguantarla en una posición concreta.
En su modalidad, José Antonio consiguió levantarla 531 veces durante 30 minutos, 17,7 veces durante 1 minuto, una cada 3,3 segundos. Pare, mire el reloj e imagine el ritmo que tiene que coger para hacer tantos movimientos en tan poco tiempo. ¡Y lo hace con una bola de 32, 40 y 50 kilos, según la prueba!
También conocidas como pesas rusas, su forma redondeada y el material en el que están fabricadas recuerda la bala de un cañón. Entre 20 y 40 kilos es el peso de las mismas en Mundiales y su precio oscila entre 120 y 230 euros. Es un deporte que está expansionándose por todo el mundo y aspira a ser reconocido como olímpico, lo que podría llevarnos a éxitos históricos de un paisano.
Del 21 al 26 de junio ha disputado el Mundial en Hungría, donde han competido 500 deportistas de 32 países. En la modalidad maratón jerk, Cuenca ha vuelto a ser campeón del mundo, sumando ya siete títulos. Su marca, 531 repeticiones de levantamiento de la pesa en 30 minutos.
Para llegar al Mundial, “antes tienes que participar en el campeonato de España y conseguir quedar entre las dos mejores marcas y una mínima para el Mundial”. Y así lo consiguió. Hizo las maletas para Hungría y en frente tuvo a quinientos deportistas de 32 países como llegaron desde Estados Unidos, Corea, Singapur, Europa y Asia.
“Siempre es difícil ganar. Quienes vamos allí estamos preparados para conseguirlo. No sabes lo que puede pasar”.
Salvo en la pandemia, desde que ganó el primero en Antequera en 2018, ha ganado los siete mundiales disputados de las dos organizaciones, la IKMF y la WKSF. Y para el futuro: “Lo seguiré intentando hasta que pueda y siga disfrutando como lo hago hasta ahora”.
Mantener el físico y preparar el levantamiento
Dominar el kettlebell y conseguir los resultados se basan en un triángulo. “Mucha fuerza física, mucha resistencia y mucha capacidad mental. Si una falla, el triángulo se cae”. De ellas la más difícil es “la mental porque si no tienes esa fortaleza en la cabeza, no eres capaz de pasar los límites de levantar y mantenerte”.
El campeón del mundo practicó antes otros deportes. “Me gustaban las artes marciales desde niño” y fue creciendo y quería mejorar. “Fui al Centro Deportivo El Templo” donde descubrió el kettlebell. “Hubo un campeonato en Antequera, participé y lo gané. Luego fuimos a las nacionales, me gustó y me enganchó”.
Entrena todo el año. “Soy del Club Deportivo El Templo. Pablo Fernández y Guille son mis entrenadores”. Con ellos participa en el Nacional y cuando se clasifica para el Mundial, lo hace con España.
Ya en la prueba internacional, “te puedes presentar a las modalidades que quieras, pero si abarcas mucho, te puede pesar factura. Hay tres. Yo compito en maratón, que se divide en 30 minutos o una hora. Hago la jerk” que inicia el levantamiento “desde la cadera, con un empuje con el cuerpo hasta levantarla hasta arriba del todo y estar un segundo con ella arriba. Debes estar con el cuerpo activo y quieto. Si no el juez no da el punto”.
Ha sido volver y sigue entrenando. Independiente de donde esté y lo que haga “debo sacrificar muchas cosas para poder lograr estar donde estoy”. Tiene una dieta muy variada, pero no estricta. “Lo apropiado es comida natural, nada de productos procesados y que aporten energía”. Lo consigue porque “tengo la gran ayuda de mis padres y mi pareja para hacer caso a mis entrenadores y seguir la dieta. No tengo nada prohibido de comer y beber, pero no bebo nada de alcohol ni he fumado nunca”.
Entre Mundial y entrenamiento, otro sueño: ser olímpico. Ahora mismo, se está abriendo camino por los diferentes continentes. Aunque compiten bajo reglamentos propios olímpicos, necesitan más recorrido y organización. Precisan más clubes y federaciones. Mientras que en España están unidos por una asociación, en Francia e Italia ya tiene su federación.
Otro de sus trofeos es el cinturón de batalla. El presidente de IKMF, una de las organizaciones internacionales de esta práctica, “me pidió combatir con el campeón de Letonia”. Fue online y ganó. Luego lo defendió contra el campeón inglés en Lyon. “Ahora cada año tengo que defenderlo”.
Así es nuestro campeón mundial de kettlebell con su 1,90 metros y 107 kilos y ganas de seguir. “En Antequera saben quién soy. Mundialmente nos siguen cómo entrenamos. Ojalá vengan más títulos y esa soñada olimpiada”.
