De nuevo por un gol. Segunda ocasión en la historia en la que Antequera se queda en las puertas de ascender a la Segunda División. Este domingo, tras doce horas de viaje por autobús, los seguidores verdiblancos recibieron a lo grande a los suyos al regresar a El Maulí.
A principio de temporada, tras una nueva revolución en la plantilla, pocos creerían cómo se ha terminado: campeones de invierno, líderes en gran parte de la liga, clasificados para la próxima Copa del Rey, quintos y digna eliminatoria de semifinal de ascenso. Ganó el que mejor quedó en la liga, de ahí que pese al 2 a 2 final, los de Ponferrada jueguen la final.
Esta mañana, las peñas, decidieron recibir a los suyos que tenían previsto regresar a las 11 de la mañana. Los jugadores no se lo creían y los dos autobuses que les acompañaron en El Toralín, les aguardaban para recibirles como unos campeones. La estadística y la clasificación no les lleva a la final soñada, pero su afición les agradecen estos meses de ilusión.
Toca empezar de cero, ya sabiendo lo que es jugar una eliminatoria de ascenso. Lo normal es que haya cambios, como desde que se ascendió a Primera RFEF. Y lo normal es que los que vengan, busquen lo que se ha conseguido desde Aybar, Abel Segovia y ahora Javier Medina. Y que siga el espíritu de las peñas, todas unidas, con Pepe Mora como promotor de esta locura de viaje que llevó la bandera y la bufanda de un sentimiento: el sueño del Antequera.
Ya queda menos para ver el nuevo proyecto y sentir el empuje del nuevo dueño, Mike Garlick. Ojalá vengan ayudas como las anunciadas en La Rosaleda o las pedidas para el Torremolinos, para hacer de El Maulí un estadio del siglo XXI que acoja una eliminatoria de Copa del Rey, una gran temporada, una ojalá próxima eliminatoria de ascenso, el regreso de las selecciones nacionales y quién sabe si la Segunda División.
