Tiene 35 años. Acaba de colgar la camiseta como deportista de fútbol sala. Es el jugador de la tierra que mayor palmarés tiene. Las lesiones le han llevado a adelantar su retirada y su ilusión por entrenar son el eje se su vida. Vida de la que presume de con quien la comparte, su mujer María Berrocal Velasco. Y suerte la de ser padre, Candela es la primera hija.
Tras su retirada el pasado domingo 19 de mayo, quedamos con él en nuestra Redacción para compartir en una entrevista por la que repasamos su vida en esta pasión que es el fútbol sala. Su nombre, “Pepiyo Casasola” es el primero de los muchos que desea se abren paso con sangre antequerana.
Comenzamos exponiéndole que en fútbol sala, es el jugador más grande que ha dado esta tierra. Es lo que “Chuzo” es al fútbol o Fernando Argüelles al balonmano. Él, con su modestia, quita importancia y desea que “ojalá que vengan otros y me superen con creces porque la verdad es que hay cantera”.
Hijo de un conocido del fútbol local. “Mi padre jugó al fútbol, Pepe Casasola, compartiéndome siempre los valores del deporte”. Iba para futbolista: “Empecé en la escuela de fútbol-siete con Marín, que hace un trabajo ejemplar. Pero fue en el colegio cuando empecé con el fútbol sala con mi profesor Joaquín. Estaba en Primero de Primaria en el Infante don Fernando y ahí empezó todo”.
Unos años en los que abarcaba todo. “Compaginaba el fútbol-siete, el balonmano, incluso el bádminton, pero el fútbol sala es lo que me llenaba”. ¿Qué tenía este deporte? “Fue por esa chispa, esa energía que te da, esa incertidumbre, estar en contacto con la pelota cada 15 segundos”.
El primer equipo por el que pasó fue en Palenciana cuando estaba en Primero de Bachiller “con unos 17 años, empecé en competiciones de fútbol sala y lo hacía de ala”. De ahí “me voy a jugar a la Unión Deportiva Torcal de fútbol once cuando estudiaba Magisterio, pero un amigo mío, Juandi, que había jugado en el Interviú, me dijo que había unas becas del Consejo Superior de Deportes y de la UMA, que si te cogían en un equipo, te ayudaban al pago de los estudios”, algo que le vendría bien para ayudar en casa.
Fue cuando “el último día de las captaciones fue cuando fui y metí cuatro goles. Estaba allí Juanbe, padre de Isidro, que es el que le dice a Moli que tenía que verme otra vez. Me dijeron que fuera otro día, fui y comenzó entrenando con el equipo universitario y me sale todo muy bien. Tenía 20 años y acaba de empezar mi gran sueño”.
En este año que tanto se ha hablado del equipo del UMA Antequera y de la Universidad de Málaga, se demuestra la unión que tantos frutos ha dado. “El UMA siempre ha fomentado los estudios y por ahí empecé. Fue entonces en el filial cuando Tete volvió al equipo desde Pamplona. Yo lo seguía por la tele y para mí, Tete es mi ídolo”. Comparte entusiasmado de poder entrenar y jugar con él.
Entrenaba con el UMA, pero era un costo que no podría desplazarse. “Estuve seis semanas con el filial y le dije a Moli que era complicado ir a entrenar a Málaga por el precio de la gasolina y Moli se encargó de hacerme un contrato con el primer equipo”. Se muestra muy agradecido y cuando “fui a la cena de final de temporada, sin haber jugado aún con ellos, sólo entrenaba, es cuando me entero que quieren contar conmigo para estar con ellos la siguiente temporada”.
Recuerda que estaban “Tete, Claudio, Crispi… Bolilla, Sergio, Álex Flores, jugadores referentes en el fútbol de sala malagueño, un espectáculo del fútbol sala en España” y él iba a jugar con ellos. Era ala, “aunque siempre estaba a disposición del entrenador”.
Comparte que “pasé de jugar en el colegio a hacerlo con profesionales”. Estuvo tres temporadas con el UMA Antequera y en la última “tuvimos la suerte de jugar el play-off de ascenso a Primera. Fue con el Galda, perdimos 4 a 5 aquí y allí, si hubiéramos ganado, hubiéramos jugado el tercero. Fue un chasco y no pudo ser”.
Jugar en el UMA Antequera y poner rumbo a Inglaterra
Confiesa que una de las mejores etapas fue jugando con el UMA Antequera. “Ese club ha sido siempre muy humilde, gestionado por gente muy buena. Yo sigo teniendo su cariño, como con Pedro Montiel que siempre que me ve me lo transmite, Moli también, el abuelo Aurelio que era nuestro utillero…”.
Su gran recuerdo es “el campeonato universitario de España en Antequera, que lo pudimos levantar delante del Fernando Argüelles, delante de toda Antequera, contra otras comunidades que tenían a jugadores de primer nivel. Y también el de Europa en Finlandia”.
Cuando teníamos a alguien de casa en el proyecto del UMA Antequera, se separan los caminos. “Era el momento de salir. Fue algo más mío que del club. Estuve cuatro temporadas y en mi última, entendía que necesitaba más minutos y no los tuve. Hablé con el entrenador, siempre de buenas maneras, y le indiqué que me gustaría salir para disfrutar más del fútbol sala”.
Aprovechó también para pensar en sus estudios y “me fui con mi novia de Erasmus fuera, envié el currículum a varios equipos de Inglaterra y me respondieron 12 de los 16 equipos y fui a Oxford. Antes de irme me fichó el Racing de Alameda con el que durante cuatro meses, me llevaron en volandas, fui pichichi del equipo”.
En Inglaterra “estuve cuatro años, tras superar el idioma, tuve la suerte de encontrar a buena gente. Fue un espectáculo, la mejor etapa de mi vida, tanto en lo deportivo como en lo personal. Disfrutaba mucho y al tercer año, nuestro club firmó a jugadores importantes. Jugaban en Primera, que era como una Segunda B e aquí. Ganamos la FA Cup en Mánchester contra el Génesis de Londres. Y al siguiente fin de semana jugamos contra Baku, que era un equipo como el filial del Interviú allí. Ganamos la liga y conseguimos una plaza en la UEFA. Por un gol no nos clasificamos a la previa de la ronda elite”.
Regresar a España: profesor, fundador de un club y el futuro
Tras la buena etapa inglesa, “regresamos a España porque mi mujer recibió una buena oferta de trabajo y porque echábamos en falta a nuestra familia. Tuve entonces la suerte que cuando regresaba, entrenaba en el Victoria Kent de Alhaurín y ahí seguí”.
Luego firmó en Coín, con la Coineña. “Allí se subió el nivel, hay otros objetivos, con un gran pabellón donde jugamos la Copa del Rey. Pero ya estaba de oposiciones y tuve que frenar el ritmo de entrenamiento. Vuelvo al Victoria Kent, con Víctor como entrenador”.
Ya con trabajo en Málaga, tenía en falta a Antequera. “Me apetecía hacer algo y tras hablar con varios amigos míos y luego con Juan Rosas, les digo que quiero formar un club y así lo hicimos. Se formalizó el 20 de mayo de 2020, el Antequera Futsal Club, que milita en Segunda Andaluza Senior, por debajo de Tercera”. Además tienen equipo en juveniles y cadetes con 148 jugadores, a los que suma su participación en la escuela municipal con 72 niños.
El fútbol sala y Antequera, que tuvo esa gran liga. “Tuve la suerte de jugar en ella que tuvo hasta dos categorías, con los también torneos del Moral. Hace 30 años había una cultura más grande aquí en Antequera. Se está recuperando, pero es muy difícil competir con el fútbol hoy en día”.
Con 35 años llegó el momento de decir adiós. Fue el domingo 19 de mayo en liga ante el Riogordo, ante el que ganaron por 5 a 3, consiguiendo el 2 a 1. “Creo que las lesiones en el isquio me han adelantado mi decisión, he hecho lo imposible para recuperarme, había veces que no podía ni conducir. Al recaer… llegó la hora”. Lo hizo con “el 10 que es mi dorsal…”. Fue un gran homenaje en el Fernando Argüelles. “Sinceramente no tenía ni idea de la que montaron. Yo dije que me gustaría que viniesen los amigos, mi familia, los peques y cuando llegué al Argüelles, no me lo podía creer. Fue el momento más emotivo de mi vida”.
Pensando en entrenar y transmitir su pasión
Y ya retirado, le preguntamos por los tan repetidos valores que aporta el fútbol sala. “Pues son que el que está a tu lado es el mejor compañero que puedas tener, siempre. El querer ser profesional por encima de todo. Tener una disciplina que si dices una hora, a esa hora llegas. Saber que hay gente que se implica para que tú puedas jugar. Y la amistad sobre todo”.
¿Y ahora qué? “Como me dice mi mujer, que me he engañado, he dicho que me retiro, pero ahora seguiré fuera, haciendo las mismas horas. Me gustaría entrenar algún equipo de mi club, seguir con la escuela para aportar mi granito de arena entre los niños”.
¿Y cómo está Antequera deportivamente? “Se están haciendo cosas muy buenas porque hay muchos equipos y clubes, pero no hay instalaciones suficientes. El pabellón que se está haciendo va a venir muy bien, pero creo hacen falta más. La oferta deportiva tiene que ser así, que tu hijo si quiere jugar al balonmano lo haga, si luego quiere al baloncesto, que pueda”.
¿Y qué pasa con el UMA Antequera? “Lo desconozco. Creo que ha habido una malintencionalidad por parte del rector de la universidad, en mi opinión, que no ha llegado a un acuerdo con el club. Hay unos grandes profesionales. Sinceramente creo que a la UMA se le ha echado de su casa. Iba primero cuando surgió todo esto, arrasando, y que llegue un día que no sepan dónde entrenar…”.
¿Qué le pareció lo de Burela? “Pienso que ha tenido una temporada brillante, pero que por temas extradeportivos se ha visto mermada a última hora. Sobre lo del sábado, no es una injusticia, es deporte, esto suele pasar. No creo que lo de los árbitros fuera premeditación. Sí te digo que el UMA hizo lo más difícil tras el a 1 5, empatas a 5, aguantas una prórroga, no dejas opción… y luego la lotería de los penaltis con lo del paso adelantando. Un tercer partido hubiera sido lo suyo… y hubiera sido mejor que la UMA hubiera subido”.
¿Hay futuro aquí? “Creo que los dos clubes que hay están haciendo méritos para que a largo plazo, sean equipos importantes en Málaga, como el Victoria Kent, el Coín o el UMA, referentes donde los haya”.
Terminamos. El fútbol sala es: “mi vida”. Antequera: “el mejor sitio para vivir”. Sus padres: “mis héroes”. Su mujer: “mi suerte”. Tiene una hija, ¿le gustarían más?: “ojalá”. El futuro… “que fuese como está siendo ahora, brillante”. Su próxima ocupación: “ser entrenador”.
Y Pepiyo Casasola fue: “Una persona afortunada porque encontró a personas extraordinarias en el camino. Siempre ha tenido apoyo del pueblo y su familia. El fútbol sala ha sido mi vida, gracias a este deporte he conocido y he viajado una experiencia única”.