Desde 1985 al frente de Butanos Gallardo, los comienzos fueron duros tras tener que invertir mucho dinero. ¿Cómo comienza la historia de Butanos Gallardo? “Yo empecé con dos furgonetillas que le compramos a la familia Villalón, que era la otra distribuidora de butano en Antequera, le compramos el reparto de media Antequera”.
Mucho sacrificio, ¿no? “Ofu, he pasado mucho y he pasado mucha fatiguita. Esto lo compré yo sin tener un duro y mira ahora, trabajan aquí ciento y pico personas. Tuve que luchar mucho”.
Antonio compatibilizaba el trabajo en Butanos Gallardo con el de concejal de la limpieza en el primer Ayuntamiento democrático de Antequera: “Por las mañanas iba al Ayuntamiento todos los días y por la tarde me dedicaba a los Butanos. Y cuando estaba de concejal de la limpieza me iba por las noches con los camiones”.
El mayor de los Gallardo se ríe cuando le preguntamos por cuando descansaba: “Eso digo yo”. ¿Qué siente al ver los frutos de toda una vida? “Mi mayor satisfacción es que tengo a mis niños, a mis nietos y hasta algún bisnieto colocado”.
¿Cuándo empezó se imaginaba esto? “Que va, yo cuando empecé lo hice con un préstamo que me dio Unicaja de 16 millones de pesetas en el año 85”.
¿Qué supone que todo el mundo asocie su nombre a Butanos Gallardo? “Una alegría, porque yo he estado toda la vida sirviendo al pueblo”.
Más información, edición impresa sábado 10 de marzo de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).