El portero de fútbol antequerano vuelve a jugar en Primera División con el Levante, repasamos su carrera y su momento actual en lo más del considerado deporte rey. La felicidad y el saber que el trabajo tiene su recompensa es lo que cabalga por la mente de todo deportista continuamente, y en el caso de Jorge Ruiz Ojeda, ‘Koke Vegas’, es real. Su mentalidad, su esfuerzo, trabajo y valentía, van de la mano con la humildad con la que habla de su carrera profesional.
De vuelta a los banquillos de Primera División de la Liga Profesional de Fútbol Española, Jorge Ruiz Ojeda (27 de septiembre de 1995) nos atiende siempre que le requerimos. En esta ocasión, lo hace tras volver al Levante que tiene sus derechos, tras estar cedido al Deportivo de La Coruña en Segunda División desde el inicio de esta temporada.
Una entrevista que confesamos a la que teníamos ganas, porque es un portero de Primera, de los que se hace respetar dentro de los banquillos y que siempre está preparado para saltar al campo. Nos habla con franqueza sobre lo que ha supuesto para él volver a Valencia: “El Levante lo siento como mi casa es el equipo que me dio la oportunidad de asentarme en la Segunda B, es el equipo que me dio la oportunidad de meterme en el fútbol profesional debutando en Segunda División; mi mayor logro que es lo que tengo con ellos, el ascenso a Primera División, luego debutar en Primera también con ellos, por lo tanto para mí, volver al Levante es volver a casa. A partir de ahí, una satisfacción y felicidad inmensa a la que siento como mi casa”.
Su regreso ha sido como si nunca se hubiese ido: “El cuerpo técnico es el mismo con el que estuve la última temporada y media desde que entraron, los compañeros quitando a un par de ellos, ya había coincidido con todos, la sensación era de no haberme ido. He sido recibido como uno más desde el minuto uno”.
El paso por el Deportivo de La Coruña
Las circunstancias del mercado de invierno han hecho que Paco López, su entrenador, quisiera contar de nuevo con ‘Koke’ en su portería; dejando así el jugador, los meses en los que ha estado en La Coruña, en uno de los equipos míticos de nuestro fútbol que ahora está en Segunda División, algo que se podría considerar un paso atrás en su carrera, aunque él, destaca que ha sido todo lo contrario: “Para mí no ha supuesto ningún paso atrás, ha sido muy beneficioso. El llegar a otro equipo de fútbol profesional, darte a conocer en los equipos de Segunda División, es súper positivo. He conocido un club con una historia, uno de los 9 campeones de Liga españoles, un Club como entidad y afición que es de Primera totalmente, ha sido toda una experiencia deportiva, tanto por la dinámica negativa al comienzo de la liga como en la positiva en el último tramo antes de volver al Levante. Brutales porque han sido dos dinámicas totalmente distintas. Y luego a nivel de minutos, es la temporada que más minutos he tenido en el fútbol profesional. Esos minutos bien aprovechados han sido los que me han dado esta vuelta al Levante ahora”.
Preparación, entrenamientos, el estar listo desde el banquillo. Si hay algo que destaca la forma de trabajar de ‘Koke’ es el estar siempre preparado y el no desconectarse del ritmo que marca el día a día, algo que destacan los compañeros con los que trabajan: “Al final eso va un poco con la persona de cada uno, yo concibo el fútbol de esa manera. Es mi pasión, aparte de ser mi trabajo y me lo tomo como tal. Cada día para mí es un reto, una manera de superarte. Cuando he jugado estoy muy contento con los minutos que he tenido y el rendimiento que he dado y yo creo que es gracias al fruto del entrenamiento de cada día. Siempre es un orgullo que eso se reconozca tanto por el cuerpo técnico como por los compañeros y aficionados. Y luego, me gusta salir de los sitios bien, con cariño, eso tiene más valor incluso que lo demostrado en el campo; porque al final el fútbol es un deporte, que todos queremos por jugar por pasión o porque nos gusta, pero lo que quedan son las personas que vas conociendo por el camino”.
Su día a día en la Unión Deportiva Levante
En Valencia, y en plena adaptación a los horarios marcados, nos habla de su calendario habitual, su día a día como futbolista. “Llegar por la mañana a la ciudad deportiva o al estadio, desayunar con los compañeros, si tienes que pasar por la sala de fisio o por el gimnasio por si hay que hacer algún trabajo de prevención. Y luego, entrenamiento en campo. Una vez que terminas, tienes posibilidad de nuevo, de volver al gimnasio y a partir de ahí, terminaría el entrenamiento y normalmente hasta el día siguiente. Alguna vez, puntual, puedes tener entrenamiento por la tarde con alguna doble sesión, pero por lo normal es mi mañana laboral”.
Centrados en los entrenos y marcados siempre muy bien por el ritmo que marquen tanto el técnico como el entrenador de porteros, Nico Bosch, le preguntamos cuál es más exigente: “En el Levante, por el tipo de cuerpo técnico que tenemos ahora mismo, los porteros participamos mucho con el grupo. Tenemos menos tiempo de trabajo específico con el entrenador de porteros, pero eso no quita que sea igual de exigente. La metodología que tienen se basa en que cuando más implicado esté el portero en el grupo y menos tiempo esté aislado, más beneficioso será a la hora del partido. Trabajamos desde esa metodología, y la exigencia es muy paralela en ambos casos porque al final es un continuo”.
Esta estrategia da sus frutos en los resultados y en el juego. Esta temporada el Levante se ha convertido en el ‘matagigantes’ de Primera División al ganar al Barcelona y Real Madrid. “La Primera División es súper competida, sabemos qué hacer con los equipos grandes y que tenemos que hacer nuestra mejor versión ante ellos”.
El establecerse en un lugar y el pasode ir al Español con 15 años
La vida del futbolista al final, termina siendo un ir y venir de muchos lados, y llegan a ese punto en el que terminan por esta acostumbrados a hacer la maleta y vivir en un nuevo lugar. Dejando un poco de lado el lado deportivo, le hablamos sobre cómo es el no tener un establecimiento fijo.
“Cada vez lo llevas mejor porque llega un punto en el que forma parte de tu vida y sabes que es eso lo que te espera. Cada mercado de fichajes es una incógnita, tienes que saber vivir con esa presión que te genera ese tipo de movimiento”.
Nada que ver el momento actual que el vivido cuando tenía 15 años y se fue al Español: “Cuando me fui con 15 años a Barcelona fue mucho más complicado, pero el salir tan joven me da esa experiencia de cara a que ahora, esta situaciones las lleve mejor. Tengo esta circunstancia mucho más interiorizada”.
Ese paso en plena adolescencia fue esencial en su carrera: “Para mí es la decisión más complicada que he tomado yo en mi carrera deportiva, tanto en el ir como en el no volverme antes de tiempo. Me hizo mucha ilusión en ese momento, fue muy complicado pasar de Antequera a Barcelona y eso se nota mucho. Y te vas sin familia, sin amigos, te encuentras solo, estás perdido totalmente. El adaptarme a esa situación me costó muchísimo, de hecho te puedo asegurar que esa adaptación al cien por cien, me costó dos temporadas, y eso es una barbaridad para un chico de 15 años”.
Un proceso que califica de muy complejo: “Yo estaba en Antequera jugando sábado y domingo con el Juvenil en Preferente; y pasé a ir al Español y el primer año, no iba ni convocado, iba a la grada. Y luego la gente de la residencia se iba los fines de semana a sus casas, a Gerona, Tarragona… Y nos quedábamos allí los de lejos. Y a mí se me hizo bastante complicado todo aquello. Era difícil no volverme, tuve claro en todo momento que no me quería volver, pero sí que me rondó algún momento por la cabeza porque te decías ‘es que a lo mejor no es mi nivel’ o ‘no estoy preparado’. Cuando te adaptas con el tiempo y pasas esa criba, te das cuenta que es la mejor decisión y la volvería a hacer mil veces”.
Situaciones difíciles por el que pasan muchos jóvenes futbolistas a lo él añade: “Ahí está el factor diferencia, el psicológico, el emocional, para poder llegar a donde estamos tanto muchos de mis compañeros como yo”.
El apoyo incondicional de la familia
Para cualquier deportista de elite, uno de sus sustentos principales para realizar un trabajo tan exigente es su familia. Para él, no podía ser de otra manera, pero con la excepción de que su padre Kiko Vegas, gran jugador de fútbol en el Málaga y también, en el Antequera, ha sido por doble parte. “Tanto mi madre, mi hermano y mi familia han sido muy importantes, pero mi padre tanto en el plano personal como en el plano deportivo, ha sido un pilar fundamental en mi carrera. Ejerciendo su rol de padre y ejerciendo su papel de entrenador cuando era más pequeño. Ha sido el que me ha curtido como portero en muchas facetas. Ha sido esa figura que ha hecho que en los momentos más duros, en los que estaba a lo mejor hundido, el que me ha animado y me ha hecho ver las cosas de otra manera. Y cuando estaba a lo mejor, en la cresta de la ola, ha sido el que me ha dicho ‘tranquilo chaval que no hemos hecho nada todavía’. Ese papel es fundamental al lado de un futbolista”.
De su vuelta al Levante, dice que está “casi más contento que yo”, asegura entre risas. Destaca además el papel adecuado de los padres en cualquier deportista. “No se dan cuenta hasta que punto repercute negativamente eso a sus hijos. Yo puedo presumir de unos padres, una familia que siempre me han aportado la estabilidad necesaria para que yo esté donde estoy hoy. Se lo agradecerá de por vida”.
Superar a su padre era su objetivo, ya que él había estado en Primera, pero no había conseguido debutar. El 19 de mayo de 2018 en Balaídos contra el Celta de Vigo, Jorge lo lograba y lo sigue recordando con gran cariño: “Para mí siempre va a ser uno de los días más felices de mi vida. Mi objetivo cuando era pequeño no era ser un top mundial, pero mi sueño, mi objetivo era llegar a Primera División. Si me quedo con un momento de ese partido fue al final, cuando me acerqué a la grada, me salté la valla y le di un abrazo a mi padre y le dije: ‘Ahora el alumno ha superado al maestro’”.
Echar la mirada atrás: sus inicios en la Escuela de Fútbol de Antequera
Es necesario echar la mirada atrás a su recorrido como futbolista para analizar su presente. En este contemplar los inicios, es inevitable pensar en si él cuando entrenaba día a día en las distintas categorías del Antequera, se veía hoy día en un equipo de Primera División: “Yo siempre he tenido ese sueño y cuando estaba allí, he jugado muchos años en categorías superiores que no le tocaba a mi generación y en ese momento yo decía, no sé si llegaré, pero creo que tengo posibilidades y voy a darlo todo por ello. Conforme vas creciendo, vas viendo la realidad del fútbol y lo complicado que es y cada vez tienes más dudas. Durante tu carrera dudas mucho, a día de hoy estoy aquí y lo doy todo por seguir aquí todo el tiempo posible”.
En ese desarrollo personal y profesional que va in crescendo, se ha topado con entrenadores que de una manera o de otra han terminado por marcar su camino. Nos asegura que se le vienen a la cabeza varios nombres, de sus inicios: “En Antequera en su día, tanto Antolín Gonzalo como Óscar Caro que estaban los dos en ese cuerpo técnico, fueron muy importantes para mi crecimiento, tanto por confiar en mí como en ese momento delicado que sufría el Antequera de poder fichar gente, por subir al primer equipo, por hacerme debutar y por ser ellos, un poco culpables de que yo luego pudiera ir al Español”.
También destaca su paso por la Selección Malagueña: “Recuerdo con mucho cariño a un seleccionador que tuve en la Selección Malagueña, Francisco Gzmán ‘Kiki’ que fue la primera persona con la que sentí una confianza en mí brutal y fue muy culpable de que jugase un Campeonato de España”.
Y por supuesto en la actualidad: “Ya en esta etapa tanto como con Muñiz como con Paco López. Muñiz me hizo debutar en Segunda División y porque apostó por mí para subir al primer equipo y a través de él renové mi contrato con el Levante. Y Paco López se ha portado conmigo de manera maravillosa, ha sido honesto en todo momento, me ha dicho lo que hay. Con él debuté en Primera División, le debo gran parte de mi carrera deportiva”.
El mundo que hay bajo los palos
Metido en Primera División y con una gran calidad existente tanto en la portería del Levante como en el resto de equipos, conversamos sobre si tiene algún portero en el que se fije de forma notable.
“Desde niño me ha gustado fijarme en las características de cada uno y hacer un prototipo de portero perfecto con todas las facetes necesarias. Nunca me fijé en ninguno en concreto, pero siempre tuve un ídolo que fue Van der Sar, fue un referente cuando era un crío. Conforme han pasado los años he ido viendo la evolución del portero, he crecido con Iker Casillas y Víctor Valdés que han sido unos referentes; y ahora, tienes a Ter Stegen y a Oblak que para mí ahora mismo son top mundiales”.
Mirando a otros compañeros, queremos que él mismo se vea, cómo se define: “Portero equilibrado en la mayoría de las facetas del juego, no tengo un defecto muy marcado, sí que tengo muchas facetas para mejorar. Sí me considero muy trabajador, una persona muy de club que se sacrifica y que hace mucho grupo”.
Teniendo en cuenta todo esto, su objetivo para este año es: “Ser titular en el Levante. Soy consciente de que Aitor está haciendo una temporada espectacular, es muy complicado quitarle el puesto, pero no he venido tampoco a conformarme con nada. Soy muy ambicioso y voy a poner las cosas lo más complicado posible. Uno, por si el míster lo considera, me cambie; y dos, por si en algún momento pasa cualquier cosa, estar preparado”. Y estás preparado: “Totalmente, estos meses en Coruña me han venido muy bien y he tenido una preparación física bastante grande. Me encuentro fantástico”.
Le dejamos con el deseo de verlo con más minutos sobre el verde, recordando aquella sonrisa inocente cuando se probaba los grandes guantes de su padre. Ahora, se calza los suyos propios, los de los sueños de un deportista, de un portero que es y siempre será de ‘Primera’.