En tierra, en caucho y en césped natural. Día y noche, festivos y laborales. En todas las superficies ha entrenado Koke junto a su padre, Kiko Vegas. Las vacaciones servían para seguir machacándose en su ciudad, Antequera. El objetivo estaba claro: llegar a la elite con un método basado en el esfuerzo y el sacrificio. Solo algunos antequeranos han llegado a la máxima categoría del fútbol español. Nadie le regaló nada, por eso no olvida de dónde viene y recuerda a los entrenadores antequeranos que apostaron por él desde la base. No piensa en objetivos a medio plazo, “el futuro lo estoy escribiendo con el presente”. Este es Jorge Ruiz Ojeda, portero de Primera.
Cala, Calatayud, Cárdenas, Chuzo, Kiko Oliva, Pinto y Ramón Casaus, son por orden alfabético los antequeranos que llegaron a la elite del fútbol español. Allí vuelve Koke Vegas (Antequera, 1995) tras una cesión al Alcoyano. En el Levante espera su oportunidad para asentarse en Primera División.
Koke nos describe la sensación de sentarse cada semana en un banquillo de la mejor liga del mundo como “incomparable, deseada, esperada y trabajada: un reconocimiento al esfuerzo de muchos años”.
Con 15 años cogió su mochila y puso rumbo a Barcelona, donde se dio cuenta de todo lo que conllevaba querer llegar a ser profesional. Allí le esperaba una de las canteras más prolíficas del continente europeo, la perica: “Llegar a Barcelona, alejarme de mi familia, de mi padre que era mi gran referencia y abrirme camino en un club grande me marcó y me hizo ver lo complicado que iba a ser intentar ser portero profesional”.
Siempre que el calendario se lo permite vuelve a Antequera, la ciudad que lo ha visto nacer y crecer como persona y deportista, aquí también están su familia y sus amigos de toda la vida. Koke no olvida sus orígenes y guarda buenos recuerdos de entrenadores de la base, “recuerdo el cariño en el trato de Jesús Marín y David Sánchez y la confianza y la fe que Antolín tuvo en mí, le estaré agradecido de por vida”.
El último día del mercado estival, Koke fue cedido al Alcoyano, que milita en el grupo III de la categoría de bronce de nuestro fútbol. “El club me hizo saber que quería que aumentase mi experiencia jugando esta temporada”.
Volvió al Levante este mercado de invierno tras la venta de Langerak, guardameta granota. “El apoyo de Muñiz ha sido fundamental”. De la adaptación a una disciplina de la mejor liga del mundo destaca el “salto importante en aspectos como el deportivo y el mediático”. Al ser su segunda etapa, la integración fue sencilla: “el recibimiento fue muy cariñoso por parte de toda la entidad”.
A Koke no le gusta hablar del futuro: “Estoy absolutamente focalizado en el presente. El ahora. Pienso que el futuro lo estoy escribiendo en el presente”.
Considera que sería muy emotiva su vuelta al Maulí como local, “se convertiría en una tradición, porque mi padre jugó sus dos últimos años aquí”. Ojalá dentro de muchos años, tras una carrera en lo más alto. Más información, edición impresa sábado 24 de febrero de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).