Sin buscar reconocimientos y muy lejos de lo mediático existen ciertas personas que se convierten en piezas clave de la consecución de un éxito sin pretenderlo. Este es el caso de Manolo Porras, un nombre que no resuena tanto como debería en el ámbito del balonmano en Antequera. Te exponemos cuál es su historia.
Este antequerano está detrás de los mejores años del balonmano antequerano. Él es una figura providencial para la potenciación de este deporte en Antequera. Todo empezó cuando estudiaba en el Pedro Espinosa, donde ya supo que el balonmano se iba a convertir en su pasión y centro de su vida: “Un profesor nos mandó arreglar un campo de tierra para jugar a balonmano. Las porterías eran pintadas en la pared. Así empezó todo”.
Porras inició de esa forma su etapa de jugador, desde los bebés hasta formar parte del Balonmano Antequera O.J.E, incluso ser miembro de la Selección Malagueña. Tras esto, y tener un pequeño escarceo con el arbitraje, llegó su etapa de entrenador de balonmano base y su gran proyecto de cantera, que a día de hoy sigue muy vigente: “Todo nació en el centro de La Salle, donde yo trabajaba como docente. El campo era muy pequeño, de 30 por 15 y los recursos limitados. Pero empezamos a trabajar con un equipo infantil y los logros vinieron pronto. Fuimos campeones de Málaga, Andalucía y cuartos de España en un sector jugado en Mataró. Allí no se creían con las instalaciones que teníamos que hubiéramos llegado tan lejos. Al siguiente año volvimos a llegar al sector nacional y quedamos terceros de España”.
En categoría cadete, Manolo Porras continuó agrandando la leyenda de aquel proyecto de cantera que nació en el patio del centro de La Salle de la Calle Obispo, logrando quedar quintos de España en Lugo. Los equipos iban aumentando y el balonmano antequerano se aseguraba un futuro de oro. Un sinfín de logros que nacen del amor de Porras al balonmano y su buen hacer a la hora de transmitirlo a todos aquellos chavales, que han seguido su ejemplo y son ahora nombres importantes en la escena del balonmano antequerano, como por ejemplo, Lorenzo Ruíz, actual entrenador del Balonmano Los Dólmenes.
Entrenador del Balonmano Torcal y ascenso a Primera
Todo fue siguiendo su curso y lo que era un proyecto se convirtió en una realidad. Aquellos chicos que eran infantiles fueron creciendo y llegaron a senior. Fue en la temporada 78-79 cuando se logró el preciado ascenso a Primera División Nacional (un paso por debajo de la máxima categoría) de la mano de un grupo de antequeranos que dibujaron de manera espectacular, sin perder ningún partido, la primera gran gesta del balonmano antequerano. Ellos eran Blas, Emilio, Montilla, Palomo, Fernando Argüelles, Galán, Galindo, Rebollo, Juan Carlos Jiménez, Castillo, López Gómez, Fofi y Gálvez, liderados por Manolo Porras: “Di un paso adelante para entrenar al equipo. Empezamos a funcionar y llegamos a ascender a Primera. Fue muy especial”.
Sin embargo, los inicios en Primera no fueron fáciles, ya que el actual Pabellón Fernando Argüelles aún no estaba operativo: “La mayor parte de esa temporada en Primera la jugamos en Tiro Pichón porque no teníamos el pabellón construido. Conseguimos salvarnos con mucho esfuerzo y trabajo”.
A la siguiente campaña, el equipo se reforzó con el granadino Carlos Caravantes, y Porras consiguió junto a sus jugadores lograr de nuevo la permanencia en la división de plata. Esa sería su última temporada como entrenador de aquel equipo. Su marcha se notó al poco tiempo, ya que el equipo descendió, produciéndose el primer parón en términos competitivos del balonmano antequerano.
No sería hasta que apareciera el ya desaparecido Balonmano Antequera cuando se recuperara el esplendor y se dibujaran las páginas doradas de la historia de este deporte en Antequera. De la misma forma, la dedicación absoluta de Manolo Porras durante todo este tiempo vio su recompensa. El Balonmano Antequera, liderado por Antonio Carlos Ortega en el banquillo y con Juan Carlos Jiménez de presidente, logró ascender a Asobal en 2006: “Fue un gran paso adelante. Fueron unos años geniales. Cada vez que pasaba un año, crecíamos en el aspecto de competición, pero no supimos cuidar el aspecto económico. Antequera se convirtió en jauja. Hubo un desembolso demasiado grande de dinero”, relata Porras sobre aquella época.
“El balonmano lo llevo en la sangre”
En el apartado más personal de Manolo Porras encontramos pura humildad y cercanía. Rechaza con una firmeza absoluta tener recuerdos de los malos momentos, aunque reconoce que los ha tenido. Él prefiere quedarse con todo lo bueno que ha vivido gracias al balonmano, los lugares que ha visitado o las alegrías que ha celebrado. “Todo es un cúmulo. El ascenso fue especial, recuerdo que algunos jugadores me echaron a una fuente que había cerca de San Agustín, pero todo es especial desde que empecé en La Salle con los niños hasta ahora… todos los que llevamos el balonmano dentro, lo vivimos con mucha intensidad. El balonmano lo llevo en la sangre”.
Porras lo dice alto y claro. Desde que el balonmano naciera en Antequera en los años 60 se han conseguido muchísimos éxitos gracias, entre otros aspectos, a su labor. Él no se pone medallas, pero con una sonrisa lo confiesa: “Hablar de Antequera dentro del balonmano es la gloria. Por ahí nos conocen muy bien”.
“Tengamos tranquilidad. Lucharemos por la Asobal”
Tras unos años muy difíciles y llenos de incertidumbre en el balonmano antequerano, en los que se confirmó la desaparición del Balonmano Antequera que compitió en Asobal, ahora el renacido Conservas Alsur Balonmano Los Dólmenes ha vuelto a instaurar la ilusión en los aficionados a este deporte, que disfrutan de nuevo de los partidos en el Fernando Argüelles, tal y como se comprobó en el partido ante Alcobendas, en el que se dio un lleno total.
De esta forma, en tan solo un par de años se ha pasado de estar en la categoría de bronce del balonmano español a luchar por regresar a la elite. En este éxito también tiene parte de culpa Manolo Porras, quien fue entrenador y profesor de Lorenzo Ruiz, y también le acompañó en sus inicios como segundo entrenador de equipos de categorías inferiores.
Porras intenta mantener la calma con respecto a las posibilidades que ha tenido el equipo de regresa a Asobal. Prefiere centrarse en el optimismo y lo bueno conseguido, en lugar de lamentarse por el ascenso que se escapó en Segovia ante el Balonmano Autogomas Sinfín: “Yo se lo dije a Lorenzo. Hace un año estábamos para ascender a Primera, y este año para ascender a Asobal. Tenemos el reconocimiento de todos y hay que seguir así. Vienen unas 700 personas a ver al balonmano, y eso no lo pueden decir muchos equipos de Asobal”.
Con 72 años, Manolo Porras ahora vive desde fuera su pasión, centrado en su gran vocación, su familia. A pesar de que el tiempo pase, siempre estará vinculado al balonmano y a Antequera de una u otra forma. “Le he dedicado toda mi vida a Antequera con mi labor con el balonmano. Han sido muchas horas y trabajo”. Su nombre siempre estará escrito en la leyenda del balonmano antequerano, aunque sea en letra pequeña. Sin embargo, su sombra es alargada por compromiso e influencia, cualidades que han hecho posible que un deporte minoritario se convierta en rey en Antequera. Más información, edición impresa sábado 16 de junio de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).