jueves 21 noviembre 2024
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Manuel Romero: “Me encantaría haber vivido en el siglo I y así poder ver Singilia Barba”

Manuel Romero es una persona que vive imaginándose y a la vez estudiando cómo fueron los grandes momentos históricos, sin perder de vista la realidad que vive como director del Museo de la Ciudad de Antequera (MVCA), que dirige desde el año 2011. 

Su curiosidad e imaginación son infinitas, tanto es así que elegiría el siglo I como época en la que vivir. La arqueología, como él mismo dice, forma parte intrínseca de su vida. Formó parte del equipo que descubrió las termas romanas de Santa María en 1988 y diez años después dirigió la expedición de la Villa de la Estación. Le encantaría haber conocido a Acilia Plecusa, cosa complicada, pero se preocupó por conocer su historia y así poder divulgarla.

Su padre, que era contratista, quería que el joven Manolo fuese arquitecto, “pero a mí el pasado, la antigüedad, la arqueología siempre me llamó la atención desde pequeñito. Quizá es un método de evasión, el tener la posibilidad de trasladarte a otros tiempos. Lo tenía muy claro”. La pasión de Manuel Romero por la arqueología nace desde joven, en su época en la antigua Educación General Básica (EGB): “Prácticamente en EGB, cuando estaba en Octavo, ahí ya supe a lo que quería dedicarme”

Si hubiera podido elegir época en la que nacer, le habría gustado vivir en el siglo I, pero siendo un patricio, no un esclavo: “Me encantaría ver Singilia Barba por una ventana. Ver la propia Antikaria romana, la imaginación nunca deja de sorprenderte”. Sobre Acilia Plecusa: “Imagínate conocerla o poder entrevistarla, ella llegó a codearse con personas muy importantes de la época”. Por otra parte, tampoco le hubiera desagradado poder vivir durante la época medieval: “Siglo XIV o XV para ver cómo era la Madina Antakira, estos son los momentos que uno siempre tiene en mente. Este tipo de cosas me apasionan, el poder imaginármelas”.

Fue la persona que dirigió junto a Francisco Melero la expedición de la Villa de la Estación, aunque describe el momento como “más bien de conflicto, por el tema de la circunvalación”. Romero destaca que la fecha del  descubrimiento “no fue en el año 1998, el primero que publica algo al respecto de la Villa Romana de la Estación es Amador de los Ríos a principios del siglo XX. Posteriormente, Rafael Atencia en su tesis doctoral sobre el poblamiento antiguo de Antequera, también describe algunos restos. Una buena parte de la población de Antequera salió en defensa de la villa romana de la estación, así como toda la prensa tanto nacional como local”

Su primer gran proyecto, cronológicamente hablando, fue el descubrimiento de las termas de Santa María en el año 1988: “Ése fue mi primer gran proyecto, de allí salieron miles de piezas y teníamos un gran equipo, gracias también a la escuela-taller de arqueología”.

Desde el primer momento que entró en la Universidad se sintió como pez en el agua,  “cuando entras en la especialidad, cuarto y quinto, es cuando ya te sientes cómodo, porque son las asignaturas que más disfrutas. Estábamos dos compañeros de Antequera y las referencias a nuestra ciudad hablando de arqueología clásica eran continuas”

Sus primeros trabajos datan del año 1985 “desde que estaba en Primero, estoy trabajando en arqueología, como peón auxiliar de las excavaciones arqueológicas que había en aquellos años. Mi primera expedición fue la Angostura en el año 1985”

Su vida como arqueólogo siempre ha estado relacionada desde el principio con nuestra ciudad: “Siempre en Antequera, también he trabajado en otros yacimientos por Andalucía para formarme, pero las intervenciones siempre en Antequera”.

Entre sus referentes en el mundo de la arqueología para él se le antoja imprescindible nombrar a tres de sus profesores “que han influido mucho en mí, como Encarnación Serrano en cerámica; Rafael Atencia, que me formó para poder estudiar Antikaria en cuanto a las inscripciones, Pedro Rodríguez y por supuesto, José María Blázquez, una referencia para la mayoría de los arqueólogos de Arqueología clásica”.

Romero ha vivido la evolución de los métodos utilizados en arqueología: “Yo no sé que sería de la arqueología hoy si nuestro almacén que cuenta con 138.000 piezas no estuvieran informatizadas en base de datos. El cambio ha sido enorme, hoy en día cuando sueltas un dron y ya está topografiando en 3D”

Sobre el futuro de la arqueología como disciplina: “Es una técnica que siempre va a tener que estar ahí. Siempre hay arqueólogos documentando. Hoy día hay muchos arqueólogos que están trabajando en empresas que buscan poner en valor el Patrimonio”

No olvida que la realidad de la disciplina no pasa por su mejor momento y que existe mucha frustración: “Es muy difícil buscarse la vida en arqueología, la gente que se prepara, tiene muchas ilusiones y luego no tiene una salida profesional. Lógicamente se sienten frustrados de no poder vivir de su pasión».

Desde el año 2011 es el director del Museo de la Ciudad de Antequera y desde ese momento su día a día cambia sustancialmente: “Lo primero que hago es formarme, complementar mi formación. En 2011 me nombran director del Museo. En 2014 hago un máster de museología y museografía. Hay un proyecto museográfico que hay que ir mejorando y adaptarlo a las nuevas necesidades”.

Su principal objetivo en el Museo es conseguir que la gente se sienta partícipe del MVCA: “Lo más difícil es que la gente considere este Museo como un recurso Patrimonial, no solamente  turístico, lo estamos consiguiendo a través de una programación estable”.

A la hora de valorar la arqueología por parte de nuestra sociedad “no existen términos medios en este sentido, hay gente que la valora muchísimo y echan de menos el poder visitar alguna zonas, sobre todo Singilia Barba, la gente está obsesionada y yo también. Hay otros que piensan que la arqueología es una rémora para el desarrollo”. Para Romero la existencia de la arqueología se hace imprescindible porque “sin lugar a duda, es muy difícil entender quiénes somos y a dónde vamos, si no tenemos en cuenta lo que fuimos”

Existen algunas piezas que le gustaría que pudieran disfrutar libremente todos los antequeranos: “Por ejemplo, los mosaicos de la villa romana de Bobadilla, que están en el Museo de Córdoba, salvo un fragmento de los mosaicos que está en el Museo de la Aduana de Málaga. Esto lo considero una aberración desde el punto de vista de la conservación y de la exhibición. Un mosaico no se puede separar, me parece una cosa absurda. O estar aquí al completo o estar allí en completo”

Y entre los fondos que se guardan en el Museo de la Ciudad de Antequera y no pueden ser expuestos a los visitantes, por motivos de conservación, destaca el Mosaico de Oceanus, descubierto en las termas de Santa María. En la actualidad, hay una lona con la forma del Mosaico cubriendo la zona en la que se encontró el original en los años ochenta.

Si tuviera que decantarse por tres piezas del MVCA, su director se quedaría con el Efebo de Antequera, el San Francisco de Pedro de Mena y el Pendón de Antequera. Para el director son piezas que marcan la diferencia: “Hay determinadas piezas que están en Antequera y  que por sí solas ya merece la pena visitar el Museo”.

Por último, nos habló de cómo la vida de Manuel Romero no se podría entender sin el papel que juega la arqueología en ella: “La arqueología forma parte intrínseca de la vida de Manolo Romero. Me considero un afortunado de vivir de lo que me gusta, porque llegué en un buen momento, años ochenta, a un sitio adecuado, como era Antequera”Más información, edición impresa sábado 26 de mayo de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie(suscripción).

 
 
 
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