Imagine que lleva cinco años haciendo entrevistas de todo tipo: políticas, culturales, deportivas… Y aún así, la vida no deja de sorprenderte. La que va a leer es una de las que marcan. Esta semana recibimos en la Redacción de El Sol de Antequera a María García Rodríguez (Antequera, 17 de abril de 1951). Una charla amena y distendida da para mucho y, con ella, hablamos de todo un poco.
¿El principal motivo?: fue la primera mujer concejal en Antequera (PSOE) y llegó, como muchas cosas, casi de casualidad.Antes de conocer su historia, que forma parte ya de la historia de todos nosotros, iniciemos esta “aventura” por su comienzo en el mundo laboral.
Ahí empezó todo:
“Comencé a trabajar con 11 años. Mis padres no se habían enterado siquiera. Soy la mayor de cuatro hermanos y coincidió que mi padre estaba malo. Estaba en la calle jugando un día con ‘mi chica’, que es mi hermana pequeña y me dijeron que estaban buscando a gente para trabajar en la Imprenta Aragón. Me decidí a ir, fui a la Calzada y les dije que quería trabajar. Me dijeron que fuese el lunes a las 8 para probarme una semana. Cuando llegué a mi casa, le dije a mi madre que empezaba a trabajar y me dijo que estaba loca. Después de estar una semana, me dijeron que podía seguir y dejé el colegio”, detalla.
Recuerda con una sonrisa aquel primer sueldo:
“¡Fueron 175 pesetas, era un sueldazo!”, nos destaca sobre ese trabajo, que al ser por temporadas,
“el resto del tiempo me iba incorporando al colegio y haciendo cosas. Así estuve tres años y terminé estudios primarios”.
Tras ese tiempo, pasó otros seis meses en una papelería por la zona de la Puerta de Granada, para finalmente trabajar
“con un médico a la consulta y allí estuve 6 años. Fue uno de los trabajos más bonitos que he tenido. Después fue cuando pusieron aquí la fábrica de La Peseta. Una tarde llegué del trabajo en el médico y le dije a mi madre de ir a La Peseta a apuntarme. Me hicieron una prueba y me dijeron que empezaba al día siguiente. ¡Y yo sin decir nada en el anterior trabajo, lo pasé fatal! Al día siguiente fui y a la hora del almuerzo, me acerqué donde estaba trabajando para decirle que me habían llamado en La Peseta, donde me daban de alta, ganaba más… lo entendieron”.
Su activismo por las causas justas la llevaron a ser una de las cabezas visibles de aquella, según recuerda
“primera huelga en Democracia” que se realizó en Antequera, de la mano de las trabajadoras de la fábrica textil conocida en nuestra ciudad como La Peseta.
“En la fábrica me enteré de un problema que había con una compañera y nos tiramos a la calle. Estuvimos tres días de huelga, fue la primera huelga general que se hizo en Antequera. Más de doscientas mujeres en la calle daba mucho ‘cante’ y también susto. Nos dieron la carta de despido a todas. Unas compañeras dijeron de hablar con el gerente porque sancionaron a una compañera tres días porque estaba mala. Todavía ni éramos comité. Me uní a ellas y detrás de mí se levantó toda la fábrica, que se paró. El gerente no nos quiso recibir, nos fuimos a comer y al volver la empresa dijo que no se hablaba con el gerente, solo trabajar, y nos quedamos en la calle tres días. El tercero nos eligieron a unas cuantas para representarlas a todas si nos llamaban de la empresa. Una mañana nos dijeron que pasáramos a un sitio donde había tres hombres, como asesores jurídicos de la empresa. Yo les dije que no hablábamos porque no teníamos título de abogados para poder negociar. Buscamos un abogado de UGT y otro de Comisiones y ya lo admitieron. Ése fue el primer paso…”.
En aquella fábrica pasaría 22 años de su vida, donde tuvo un papel esencial para conseguir mejores condiciones laborales de sus trabajadores. Una relevancia casi tan grande como la que tuvo en la política local, siendo concejal desde 1983 hasta el año 1995, con los alcaldes Pedro Rojas, Paulino Plata y, finalmente, Jesús Romero.
Una casualidad que le llevó al Ayuntamiento
García cree que “casualidades no existen”. Y es que su vida en la política nace prácticamente en la “clandestinidad”, cuando la democracia aún era una quimera.
“Estaba en la clandestinidad, con una cédula del PSOE, donde ni mis compañeros sabían cómo me llamaba realmente. Ya la primera asamblea que se hizo de UGT y del PSOE, en Democracia, fue en la calle Carreteros en 1977. Ahí la Democracia se estaba fraguando. Se hizo el comité de UGT, del PSOE y además el secretario general, Jesús Menéndez, era secretario de las dos cosas”.
Después,
“compramos la casa del pueblo en el callejón de Urbina y ahí entré por primera vez a formar parte de los dos comités. Era la única mujer que había entonces. Era la niña que estaba metida en todo”, nos dice entre risas, como si estuviese recordando ese momento exacto mientras nos lo comparte.
Nos explica que en esas primeras elecciones democráticas
“entraron 7 concejales del PSOE, con Juan Porras de cabeza de lista. En las siguientes, dijeron de formar las listas hablando con Pedro Rojas, que era simpatizante, pero no militante y dijo que ’sí’ a ir como cabeza de lista. Conocía a Pedro Rojas y me dijo que fuese en la lista con él y yo le dije que no, porque estaba casada y con mis dos hijos pequeños, sabiendo que en la fábrica tenía un horario de entrada y salida, pero en política no había horarios y se necesitaba mucho tiempo. Siempre he sido muy intuitiva y veía que íbamos a ganar”.
Pese a ello, quien fuera alcalde vio algo en ella y no dejó pasar la oportunidad: sin decírselo, María García fue incluida en la lista socialista como número 16…:
“Una mañana en la fábrica, me dice una compañera muy enfadada: ‘¡Hay que ver, que vas con el PSOE en las listas y no me has dicho nada!’. Yo le dije que no iba con nadie, pero ella insistió en que estaba segura de que sí. Me fui en busca de Pedro Rojas, enfadadísima, porque me había metido en la lista sin yo saberlo. Él me dijo que no me enfadara, ‘si te he puesto en el 16, 16 no vamos a sacar, pero quiero llevarte en la lista’”, le dijo quien fuera alcalde.
García entró a mitad del mandato, en 1985, que comprendió desde 1983 hasta 1987:
“Aunque fuese de 16, entré de concejal porque un compañero se fue y otros dos se murieron y ya entré, porque el PSOE sacó 13 concejales”.Recuerda ese momento muy especial: “Recuerdo en ese momento que estaba en un congreso de UGT en Málaga y me llamaron para decirme que esa noche había un pleno y que era mi toma de posesión porque había muerto mi compañero farmacéutico Ildefonso Mir. Yo y mis compañeros de UGT se sorprendieron y ellos mismos me trajeron para que tomase posesión y después seguí con el congreso que duró tres días”.
Se siente orgullosa de que el papel de la mujer fuese ganando importancia con el paso de los años, ya que en las siguientes elecciones
“ya había más mujeres, entre ellas Rosa Torres, que fue conmigo en ese mandato que comprendió de 1987 a 1991, con Paulino Plata como alcalde. Ahí estuve todo el mandato como teniente de alcalde, también del 1991 al 1995, que ahí a media legislatura Paulino se fue a la Junta de Andalucía y entró Jesús Romero. He estado con tres alcaldes diferentes”.
Unos inicios donde había mucho por hacer
Quien fuera primera concejal mujer del Ayuntamiento de Antequera, recuerda que los inicios fueron incluso más duros de los esperados:
“Los comienzos fueron duros en el Ayuntamiento. Cuando entré de concejala, les dije de llevar Servicios Sociales, que después fue Bienestar Social. Fui a hablar con el interventor para ver el presupuesto que tenía y me dijeron que tenía nueve millones de pesetas de deuda, ¡pero si no había gastado un duro! Era la beneficencia, que la pagaba el Ayuntamiento, y si se presupuestaba 1,5 millones… Ya tenías un déficit y te podías quedar sin presupuesto. Fue una etapa muy dura. Me encontré a las trabajadoras Carmen Moreno y a Chica y me fui en busca de ellas para ver lo que hacíamos. Después traje los servicios comunitarios, puse en marcha la estimulación precoz, familia, delegación de mayores, centro de la mujer… Pedía con Andalucía Joven psicólogos, trabajadores sociales, profesores de Educación Especial…”.
En la primera etapa se centró
“en estimulación precoz, servicios comunitarios. O sea, servicios sociales en sí. En la segunda, el área era de Bienestar Social, llevaba Policía, Educación, Vivienda, Salud, Mayores, Mujer y Servicios Sociales. Eso fue en la etapa del 1991 al 1995”.
Su vida en la política activa finalizó en el año 1995, cuando renunció a formar parte de las listas del PSOE que capitaneaba el antequerano Jesús Romero.“Ya no quise seguir en política”, nos recalca la antequerana.
“Me fui del PSOE, pero estoy muy agradecida por la evolución personal que tuve en esa época porque si no me hubieran cogido, no la hubiera tenido. Trabajé muchísimo y conseguí objetivos como que se reconociera que Servicios Sociales era híper fundamental y lo que nos distinguía a la izquierda de la derecha. Después yo ya estaba viendo cosas que desde mis ideas de izquierdas… Me fui por convicción. Le dije a Jesús Romero que yo estaba en una época con mis hijos en etapa adolescente y entre elegir eso y estar con mis hijos, me quedo con mis hijos”, defiende la antequerana.
La importancia de María García siempre estará ahí, al haber sido la pionera, abriendo paso a una Corporación Municipal que desde ese momento no fue lo mismo. Acostumbrados a que el papel del hombre históricamente siempre haya sido protagonista frente a ellas, García asumió un papel que hoy tenemos que reconocer.El estar ahí como primera mujer siempre se lo ha tomado
“muy natural. En mi casa éramos dos mujeres y dos hombres. Y todos tenían las mismas manos, igual que yo. Yo ya empezaba a trabajar ahí en la igualdad. Yo decía que si mis hermanos estaban trabajando y yo también, ellos se podían limpiar los zapatos igual que yo me limpiaba los míos. En aquella época no se veía así, en aquella época las niñas tenían que ayudarle a las madres. Realmente yo no le llamaba igualdad, sino que simplemente era justo. Ahí tenía ya mi lucha con la igualdad”.
Una madre todoterreno: dos hijos y teniente de alcalde en la política
En la distendida charla con María García hablamos también de la conciliación laboral con la personal y más incluso, cuando ello incluye tener que
“tirar para adelante” con sus dos hijos, habiéndose divorciado y teniendo responsabilidades importantes en el Ayuntamiento de Antequera.
“No me explico cómo lo hacía”, detalla.
“Estaba todo el día corriendo. En esa última etapa me divorcié. A mis hijos María y Fran, entonces con 10 y 11 años, los dejaba en el cole, que siempre han estado en colegios públicos, primero en San Juan, donde se quedaban en el comedor. Cuando ellos salían, me buscaban en el Ayuntamiento. Todo el día estaba subiendo y bajando cuestas. Estaba agotada, porque dormía 4 horas. En esa etapa pesaba 48 kilos. Pero mis hijos se portaban muy bien, han colaborado y se ayudaban el uno al otro”, nos dice con muestras de cariño al hablar de María y Francisco, Francisco y María, que apenas se llevan un año de diferencia.
Precisamente de Francisco Matas hablamos también en la entrevista, ya que actualmente es el portavoz de Adelante Antequera, siendo anteriormente máximo responsable de Izquierda Unida en nuestra ciudad. Aunque ella militó en el PSOE y su hijo algo más a la izquierda, nunca le dijo nada al respecto, ya que los educó
“en libertad de expresión y en igualdad, respeto la buena intención, la buena acción. Si en mi casa creo en la Democracia, ¿cómo le voy a decir a cada cual lo que debe hacer?”, se pregunta con naturalidad.
La política en la actualidad: del pie de calle, al ascenso desde la base de los partidos
Aunque ella lleva años fuera de la política, es plenamente consciente de la complicada situación que vivimos actualmente, donde la propia política se ha degradado demasiado:
“La veo de pena, porque hay personas en política que de verdad están por hacer mejoras en calidad de vida y en todos los conceptos como Educación, Sanidad, Igualdad, Cultura… Que de verdad creen en eso. Luego, está una gran mayoría que no ha trabajado en su vida, que es lo malo, y que entran en cualquier partido, da igual el que sea, no hablo de colores. Esa persona que ya ha trabajado en todo no puede tener nunca la misma visión de la ciudad que una persona que se mete en un partido de juventudes, entra y se queda ahí como su salida profesional. Está fuera de la realidad totalmente. Eso hace que hoy en día las cosas vayan como van”.
Los políticos de ahora, dice convencida,
“tendrían que tener más calle, menos despachos y más contacto con la ciudad, con todos los ciudadanos. Que se den un paseíto en silla de ruedas por Antequera, que se metan en casas con un mayor que no puede salir del Barrio de San Juan y bajar al centro”.
En cuanto al ámbito también de la política nacional, cree que son imprescindibles los consensos y el diálogo, ya que considera que eso de las mayorías absolutas de un partido u otro… se han acabado.
“Están perdidos porque no saben gobernar en coalición. Están o tú o yo. Les hace falta cultura política, ese es su trabajo: sentarse, negociar y ver que mayorías absolutas ya no va a haber y yo que me alegro”, recalca.
Tras su paso por la política activa, María García fue presidenta de Cruz Roja en Antequera
Su papel de compromiso con la sociedad no se quedó solo en la política, ya que María subraya su cariño y admiración hacia Cruz Roja, entidad a la que se hizo socia
“en el año 1987”. Después,
“estuve en el comité de Cruz Roja como concejala de Servicios Sociales. Después me hice voluntaria y me nombraron presidenta, estando durante 19 años. Lo dejé cuando se hizo el local de la nueva sede. Cuando terminamos y se puso en marcha me quedé como voluntaria rasa”.
Y es que, está claro que su paso por la política no fue más que el seguir sirviendo al ciudadano, ayudándole desde la base y lo aprendido y luchando desde dentro por sus derechos. Ahora, María García quiere seguir aprendiendo y trabajando por hacer un poco mejor la vida de los demás, ayudándoles en la medida de lo posible.
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