La pasión puede ser una fuerza que te llena de energía y plenitud, es la materia prima con la que se construyen negocios, se crea arte y se ganan carreras en la vida. La vida de Manuel Espárraga pudo dar un giro para ser deportista de élite sino se hubiera cruzado con “unos tales Isaac Viciosa, Fermín Cacho… toda esta gente que ha formado parte de la época dorada del medio fondo en España, que era a lo que yo me dedicaba, los tuve que sufrir”, asegura el atleta antequerano.
Así fueron los inicios de Manuel Espárraga Molero (Antequera, 20 de julio de 1968) a la edad de 13 años con el apasionante mundo del Atletismo: “Me gustaría contar una historia bonita al respecto, pero el atletismo para mí nació de la nada. Hubo un tiempo en que televisaban más Atletismo que ahora y recuerdo que los domingos había muchas carreras de cross como el de San Sebastián, Amorebieta… Y yo cuando veía a la gente corriendo cogía mi libreta y me ponía a apuntar el color de las camisetas, los nombres, los tiempos, resultados… y tenía mi libreta como un tesoro… Ahí empezó mi afición por el Atletismo”.
Tal era la afición del joven Manuel por el Atletismo que no le bastaba con verlo sino que decidió practicarlo por su cuenta, sin entrenador, material y de una manera autodidacta: “Esta época la recuerdo especialmente porque iba mucho desde el Barrio del Carmen hasta el Polígono. Ése era mi circuito, me ponía mis zapatillas y empezaba a correr. Mi madre siempre me preguntaba que dónde iba, aunque me apoyaron mucho… Era raro el que te fueras a correr a la calle porque en esos tiempos nadie lo practicaba, éramos muy pocos los que íbamos… No tenía nada, ni material, ni conocimientos, ni técnica… corría por sensaciones. Cuando tenía un hueco escondía mi chándal en unas hierbas por la Moraleda, me iba al Polígono y volvía. Cada vez lo iba haciendo más rápido, después me compré mi reloj e iba controlando tiempos…”.
Para Manolo Espárraga era difícil por su timidez integrarse en un deporte grupal, de ahí que las sensaciones de libertad que la carrera le aportaba en solitario hizo que se convirtiera en su gran pasión: “Yo antes era bastante tímido y me sentía más a gusto en un deporte individual que en uno colectivo”. “Fue curioso porque en el Colegio Romero Robledo empecé a jugar a voleibol y balonmano, pero yo me encontraba mejor en los deportes individuales e incluso llegaba al colegio en la clase de gimnasia y había que jugar un partido de fútbol y yo siempre le decía lo mismo al profesor: ¿Me puedo quedar corriendo? ¿Me puedo quedar dándole vueltas al patio?…”, añade.
Dicen que el Atletismo tiene un veneno especial similar al de los artistas con el escenario: “Una vez que empecé con el Atletismo e incluso hasta ahora, lo único que me llena por completo es esto. No necesito hacer otras actividades deportivas, la gente puede llegar a verlo aburrido, pero a mí ¡me encanta tanto…! Al principio lo haces porque te gusta, pero después es verdad que los resultados son los que te mantienen un poco entrenando tan duro porque si no como qué no merecería la pena tanto esfuerzo si no tienes un objetivo. Y para mí los resultados empezaron a llegar bastante temprano”.
Los inicios de un atleta autodidacta hecho así mismo arrastrado por una pasión desmedida
El joven deportista pronto comenzó a entrar en la competición y participar en diversas carreras, pero recuerda con especial cariño la primera vez que compitió: “Yo tendría unos 14 años y recuerdo que se celebraba en el Polígono la Romería del Deporte. Se hacía una pequeña carrera por la zona, tiene que haber por ahí fotos de archivo… También participé en los primeros años de la Carrera Urbana… Pero mi punto de inflexión fue estando en la Virlecha donde estudiaba Delineación, donde fuimos junto a mi profesor de Educación Física, Antonio Jiménez Hidalgo, a un cross de centros educativos que se celebraba en la Universidad Laboral en Málaga. Me acuerdo que íbamos con unas calcetas de fútbol, zapatillas de fútbol sala… pero con muchas ganas. Por aquel entonces yo estaba entrenando mucho, pero compitiendo poco y recuerdo que en esa competición estaba de invitado el equipo que se había quedado campeón de Andalucía de cross. Ellos venían todos con sus zapatillas de clavos Nike, Adidas… y todos como unos dioses pavoneándose porque iban a correr con cuatro catetos de los pueblos. En esa carrera, en la primera vuelta me fui dejando uno atrás, en la segunda a varios… y en la última vuelta me quedé solo con el campeón de Andalucía individual y al final le gané. Aquello fue un bombazo, como un cateto de Antequera con unas melenas que le llegaban al hombro se había cargado a un campeón de Andalucía”.
A raíz de ese inusual episodio y con tan solo 14 años: “El Club Atletismo de la Facultad de Derecho de Málaga se fijó en mí. Recuerdo que me dijeron: ‘Tú te vas a quedar a quedar esta noche en mi casa, llama a tus padres porque mañana vas a correr un 3.000 en pista. ¿Tú has corrido alguna vez un 3.000 en pista? ¿Qué marca tienes?’. Yo fui tan gallito que le dije que sí y que tenía una marca de 9.20… No pude dormir en toda la noche pensando que lo había engañado y encima me estoy quedando en su casa y me acaba de regalar un chándal… Llegó el día y en ese 3.000 hice un tiempo de 9.12 con mínima para el Campeonato de España. Después de aquello pasé al Club de Atletismo de la Universidad de Málaga y de ahí al Nerja donde estuve muchos años. Curiosamente recuerdo que tuve un contrato siendo todavía un niño en 1984, algo que era muy extraño por entonces, con las marcas New Balance y Asics. No me pagaban dinero, pero me daban una cantidad de material deportivo impresionante. Nosotros probábamos el material antes de que lo sacaran en las tiendas… De hecho, New Balance hizo un club en Vigo y me dijeron que si quería seguir con ellos debía de irme con ellos allí. Lo hablé con mis padres y al final no fui quedándome con la incógnita de qué hubiera pasado si lo hubiera hecho”.
Con el tiempo los títulos empezaron a llenar las vitrinas del joven antequerano Manuel Espárraga, aunque la mala fortuna también estuvo presente: “En una ocasión quedé Campeón de España escolar. En 1987 fui subcampeón de España junior de campo a través en Madrid en el Campo del Retiro. Hubo también muchas pruebas de cross que gané como la Itálica por ejemplo… que haya contabilizado y pueda documentar, creo que han sido 23 las veces que he sido campeón de Andalucía. A pesar de ello, tuve la desgracia de coincidir en el tiempo con unos tales Isaac Viciosa, Fermín Cacho… toda esta gente que ha formado parte de la época dorada del medio fondo en España, que era a lo que yo me dedicaba, los tuve que sufrir. Todos eran de los años 67, 68 y 69, todos de mi categoría. También tuve mala suerte en una ocasión donde en el Campeonato de España los seis primeros iban al campeonato del mundo de campo a través, yo quedé segundo y al final en esa semana me lesioné y no pude ir”.
Un camino lleno de amigos y rozar la élite con las manos
Muchas son las personas importantes que han pasado por la vida deportiva de Manuel Espárraga y que supieron apreciar su talento: “Le he de agradecer a un entrenador que todavía sigue en activo como responsable del Club Atletismo Málaga Bahía, Miguel Fernández Robles. Él fue mi primer entrenador, también a través de las directrices de Gregorio Rojo que entrenaba en aquel tiempo al mítico atleta José Manuel Abascal. Con ellos empecé a seguir un entrenamiento más serio y planificado”.
“Además, el actual presidente de la Federación Andaluza de Atletismo, Enrique López Cuenca, me ayudó mucho en día. Ahora es un alto directivo, pero me aquella época conmigo ejercía de padre, amigo… y me dio la posibilidad de competir en muchos sitios. Aquí en Antequera, Ángel Guerrero fue una persona que hizo un seguimiento de todo lo que yo hacía, me preguntaba, se preocupaba y puso muchas cosas en el periódico. En aquella época que yo no tenía nada cualquier pequeño detalle yo lo sentía como una motivación extraordinaria. El director de la Virlecha, Vicente Gómez también fue una persona muy influyente en mi trayectoria deportiva. También en los últimos años tengo mucho que agradecerle a José García, responsable de la empresa Gedysa, patrocinador de nuestro club que tanto está haciendo por nosotros y por el atletismo en Antequera”, añade.
El sueño de un deportista es llegar a la élite y competir en las grandes citas, pero pocos son los que llegan a conseguirlos, aunque Manolo llegó a rozarlo con los dedos: “En aquella época tenía que compatibilizar el Atletismo con los estudios. Me tenía que levantar a las 6 de la mañana para entrenar, entrenaba tres veces al día, y a las 8 entraba a clase y encima era cuando había jornada de mañana y de tarde. Recuerdo que por la tarde todo el mundo se iba en el autobús y yo me quedaba solo en la pista…”.
“Para ser deportista de élite hay que estar en el sitio adecuado y cruzarte con las personas adecuadas. Yo tenía condiciones físicas, fuerza de voluntad y ganas como el que más, pero para llegar a ese siguiente escalón no es suficiente con eso… Por ejemplo, hablando de anécdotas con Fermín Cacho cuando estuvo en Antequera sobre cuando le gané en el cross de Venta de Baños, antes de que fuera campeón olímpico… pensé en que él tuvo suerte porque dio la casualidad de que al lado de Soria había un entrenador muy bueno que entrenó a Abel Antón para ser campeón del mundo y era prácticamente vecino suyo y encima era profesor de donde estudiaba Fermín Cacho, esas coincidencias siempre son determinantes… Para llegar a al objetivo de la élite, aunque hicieras marcas fantásticas influía mucho también el codearte con atletas como Reyes Estévez, Fermín Cacho… te dejaban fuera de todos lados… (sonríe). Eran mejor que nosotros fue un como un tapón que tuvimos durante muchos años”, añade Espárraga.
La incompatibilidad de un trabajo con la competición mermó de alguna manera el sueño del atleta antequerano: “Empecé a trabajar en 1989 en el Patronato Deportivo Municipal de Antequera. He de decir que en aquel tiempo que te saliera un trabajo para una familia humilde en un Ayuntamiento era importante, pero tuve que empezar a compatibilizar mi trabajo con el entrenamiento y era complicado a los niveles que yo quería llegar porque ese último escalón de la élite requería una dedicación exclusiva. Si ahora volviera atrás quizá hubiera optado por la carrera deportiva. Me arrepiento en cierto modo porque siempre me ha quedado la cosa de que quizá las cualidades físicas y las ganas que yo tenía de llegar arriba me hubieran ayudado a llegar donde quería, pero la vida vino así… no es que me arrepienta de lo que tengo pero…”.
Una segunda juventud en la categoría de veteranos y el Club de Atletismo Gedysa
Pero no todo iban a ser decepciones en su vida deportiva, Manuel volvió a vivir una segunda juventud en la categoría de veteranos donde llegó a conseguir muchos logros no solo deportivos, sino personales: “Hubo un momento en el que me di cuenta que estaba cerca de los 30 años y aunque competía a buen nivel llegar arriba costaba. Entonces decidí dejar por un tiempo el atletismo, entre otras cosas porque me había privado de tanto en mi juventud que quería vivirlas. A pesar de que entrenaba a diario, dejé de competir. En esos años tuve a mi hijo y con el tiempo comenzó a fijarse en todo lo que había conseguido y eso me hizo que volviera a competir en la categoría de veterano. Fui tan ambicioso en mi idea, que me propuse quedar campeón del mundo de veteranos, aunque no llegué a conseguirlo por poco porque quedamos subcampeones de España por equipos, siendo sexto en el campeonato del mundo de Media Maratón, tercero en el campeonato de Europa… y después he conseguido muchas cosas en el atletismo veterano supliendo aquel deseo de ser deportista de élite y además con la ventaja de que en esta categoría juegan todos con las mismas cartas, no hay profesionales, todos tenemos los mismos medios… y eso es lo que me ha permitido estar casi a nivel mundial compitiendo”.
Gracias a su trayectoria deportiva y a su vinculación laboral con el Patronato Deportivo, Manuel forma en la Escuela Municipal de Atletismo a la jóvenes promesas a las que le entusiasma este deporte, pero además es una pieza clave e imprescindible en el Club de Atletismo Gedysa que cuenta con cerca de 200 atletas federados: “Los del Club Gedysa viene en una época en la que me encontraba con ganas de hacer cosas. Al principio era un grupo pequeño, Raúl Domínguez Negrillo, el primer presidente fue el que dio el primer paso en la creación… Me apetecía que los chavales que estaban saliendo no pasaran por las penurias que yo había pasado y que no supieran lo que tienen que hacer entrenado y en el complejo mundo de la competición. Ahora soy entrenador nacional de atletismo e imparto conocimientos más técnicos y científicos, pero antes lo que hacía era transmitirles mis consejos… Con el paso de los años nosotros no podíamos imaginar el club donde ha llegado y la cantidad de trabajo y satisfacciones que esto nos iba a generar. Nosotros no queremos crecer exponencialmente, queremos hacer las cosas bien ayudando a la gente”.
El Centro de Tecnificación de Atletismo, epicentro del atletismo en Antequera
En los últimos años, el deporte del atletismo goza de buena salud y en Antequera no iba a ser menos y Manuel Espárraga tiene mucho que decir en este aspecto: “La pista de atletismo ha supuesto un punto de inflexión. Antes lo único que podíamos hacer era prácticamente asistir a la carrera. Esta pista ha supuesto un reto a nivel técnico, no solo para mí sino también para el resto de las personas que forman parte del cuerpo técnico del club, porque nos sentíamos con la obligación de que esa instalación no estuviera vacía y teníamos que dotarla de vida y de hecho digo con orgullo que desde que se ha hecho la pista los que están llenado de vida esa instalación es el Club Atletismo Gedysa. Creemos que hemos hecho las cosas bien porque cada vez hay más gente”.
A pesar de contar con extraordinarias instalaciones el atletismo de Antequera tiene algunas carencias: “Hacen falta técnicos especializados que lo vivan con pasión porque sin ellos no salen los atletas, de hecho hay muchos atletas que están despuntando en el ránking andaluz, son campeones de Andalucía, lideran el ránking nacional… y todo ello teniendo en cuenta que el atletismo es un deporte bastante duro que no todo el mundo sirve para ello. He de decir que Antequera cuenta un grandísimo potencial”.
Un deportista hecho a sí mismo que creció a golpe de zapatilla y que con mucho esfuerzo y dedicación ha conseguido con creces llegar a ser feliz haciendo aquello con lo que siempre había soñado.