jueves 25 abril 2024
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El Sol de Verano y la Luna de San Juan

¡Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, le dio entonces un toque final… el brillo!

Cuando el Sol y la Luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor.

Quedó decidido también que el Sol iluminaría el día y que la Luna iluminaría la noche. Siendo así… estarían obligados a vivir separados.

Les invadió una gran tristeza y cuando se dieron cuenta que nunca más se encontrarían…

La Luna fue quedándose cada vez más angustiada. A pesar del brillo dado por Dios, fue tornándose solitaria.

El Sol a su vez, había ganado un título de nobleza, «Astro Rey», pero eso tampoco le hizo feliz.

Dios, viendo esto, les llamó y les explicó: No debéis estar tristes, ambos ahora poseéis un brillo propio. Tú, Luna, iluminarás las noches frías y calientes, encontrarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías. En cuanto a ti, Sol, sustentarás ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día, proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas más felices.

Aún así, la preocupación del Sol era tan grande, que resolvió hacer un pedido especial a Él: … Señor, ayuda a la Luna por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad…

Y Dios… en su inmensa bondad… creó entonces las estrellas para hacer compañía a la Luna.

La Luna siempre que está muy triste recurre a las estrellas, que hacen de todo por consolarla, pero casi nunca lo consiguen.

Hoy, ambos viven así… separados, el Sol finge que es feliz, y la Luna no consigue disimular su tristeza.

El Sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.

Dicen que la orden de Dios era que la Luna debería ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió… porque es mujer, y una mujer tiene fases. Cuando es feliz, consigue ser Llena, pero cuando es infeliz es menguante y cuando es menguante ni siquiera es posible apreciar su brillo.

Luna y Sol siguen su destino. Él, solitario pero fuerte; Ella, acompañada de estrellas, pero débil.

Los hombres intentan constantemente, conquistarla, como si eso fuese posible. Algunos han ido incluso hasta Ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la tierra, nadie realmente, consiguió cautivarla por más que lo intentaron.

Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la Luna y el Sol… Fue entonces que Él creó el eclipse.

Hoy Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta, sucedan.

Cuando mires al cielo, a partir de ahora, y veas que la Luna cubre al Sol, es porque se acuesta sobre Él y comienzan a amarse. Es a ese acto de amor al que se le dio el nombre de eclipse.

 

Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento, tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.

Sabíamos de la existencia en la Tierra del Sol y de la Luna… y también alguna vez hemos visionado un eclipse, pero esta romántica historia que suele contarse en las Noches de Luna llena en el inicio del verano es menos conocida.

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