Como todos los años, los meses centrales del período estival, julio y agosto, nos siguen dejando muertos de calor y estupefactos ante las reacciones de mandatarios políticos sean del país que sean. La Europa ausente, que escribiera Alberto de Mersseman, vuelve no solo a estar ausente, sino a mostrar su cara más cruel ante las posiciones adoptadas con los inmigrantes.
Cuatro o cinco países no pueden convertirse en los albergues de una población tercermundista que lucha, poniendo en juego su propia vida, por conseguir un mundo mejor. Pero, en la Unión Europea, ya va siendo hora de alzar la voz y arrimar el hombro de manera seria para fijar un plan contra la migración. Salvini ha recibido millones de aplausos porque el populismo está de moda (entiendan bien el concepto) defendiendo intereses y aspiraciones, pero sin dar soluciones. Las organizaciones no gubernamentales vienen realizando una labor que solo los que la desarrollan son capaces de entender el esfuerzo, el sacrificio y la entrega desinteresada con los que más sufren, con los que abandonan su hogar, su vida… para, con el precio de su propia vida, tratar de conseguir otra mejor.
¡Cuántos voluntarios entregados durante todo el año a la ayuda de los más necesitados mientras la mayoría disfrutamos de nuestro tiempo! Las imágenes que todos hemos podido ver por televisión del Open Arms deben remover las conciencias de todos aquellos que no hemos perdido el concepto de lo humano, de la solidaridad, de la ayuda al más necesitado… La clase política ha estado expectante ante las maniobras del Open Arms, jugando con todos los migrantes para ver quien daba un golpe de efecto más fuerte para sacar rédito político.
El gigante africano, expoliado y saqueado ayer y hoy por el capitalismo, tiene difícil solución. En la última cumbre del G 7 pocos o ninguno habrán sido los minutos dedicados a abordar el tema. Va de suyo que nos les interesa. Para ellos son solo carne de cañón…La actitud postrera de España con el Audaz vuelve a poner sobre la mesa que no hay unos claros objetivos. Todo está en el voto. El barco ha viajado cerca de las costas hasta que algunos vieron (Sánchez y Calvo) que su desembarco traería un buen puñado de votos populistas. Habría que preguntar a la tripulación del Audaz cuáles fueron y en qué forma recibieron las órdenes. ¡Mejor no saberlo!