viernes 22 noviembre 2024
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Si miramos la foto que hoy les dejo, a simple vista, nos parecerá la foto de un bañista playero y otra persona, la cual, es más complicado su definición. Voy a ello. La foto fue tomada en la Playa de El Anclón en las Terrenas, al Norte de la península de Samaná 19º 19` 24.47« N y 69º28`40.65« O, el 9 de diciembre de 2022 en República Dominicana. En este país caribeño la circulación es toda una anarquía, a pesar de ello me llamó la atención, lo respetuosas que son estas gentes para con las decisiones de los demás conductores. “¡Ellos verán!”, me solían responder ante algunas preguntas que por mi extrañeza frecuentaba plantearles. Las matrículas en la parte delantera de los vehículos no son obligatorias, por lo que muchos de ellos sólo tienen placa de matrícula en la parte trasera. Los motoristas no usan casco, no es obligatorio, tampoco lo es el número de personas que en una misma moto viajen, solo esta regulado éste, por la pericia del conductor y la circunferencia, peso o volumen de cada persona, ello será en definitiva lo que determine que sean dos, tres, siete o más pasajeros en una misma moto. En realidad, casi nada es obligatorio en República Dominicana a la hora de conducir, adelantamientos por el carril derecho en autovías, porque el izquierdo esté ocupado por un vehículo de gran tonelaje, es de lo más normal, circular por el carril contrario, en vías de doble sentido, si el propio tiene muchos desperfectos… la seguridad vial en carretera es más una cuestión personal y propia. Eso sí, el que la hace, la paga. Y, los límites de velocidad, solo marcados por algunos paupérrimos carteles a los cuales, nadie hace caso, yo les comentaba que, en España si pasabas de 120 máximos en autovías te podían hacer una foto y por la matrícula sancionarte. ¿Y, a más de 120 kilómetro por hora les da tiempo a tomar una foto de la matrícula? Me preguntaban incrédulos. Pues sí.

Este moreno personaje, Brayan me dijo ser su nombre, había tenido un accidente con la moto, necesitado de suturas de heridas, hospitalización… El padre, presente no muy lejos de la conversación que manteníamos, pero sin hacer acto de presencia, me contaba Brayan que le había “indicado” la necesidad de recoger botellas de vidrio por toda la playa y aledaños, con el objeto de venderlas (pagan su reciclaje) y con el importe abonar la deuda adquirida por su accidente, era por ello que andaba con la carretilla y el saco lleno de botellas de cristal vacías.

Ignoro si hubo indemnizaciones por parte de seguro alguno, me temo que no, no abundan las compañías de seguros y menos sus coberturas en los accidentes de tráfico. Personalmente me llamó la atención el ver a una persona recogiendo “basura” de entre los cocoteros y demás zonas aledañas a la playa, bien me dije, pero la conversación posteriori, me dejó otras improntas muy distintas. ¡Que diferentes podrían ser los comportamientos de algunos personas! No me cabe la menor duda que después de la satisfacción de poder saldar su deuda, con su padre, con la familia, con la sociedad, a Brayan, le quedaría una muy buena lección aprendida. Y por ende algo muy positivo para el medio ambiente, dado que allí también ya se va notando la presencia de individuos con poca empatía hacia él.

No quise indagar más sobre un tema que, a todas luces, no era de muy agradable recuerdo para Brayan. Nuestra conversación continuó en la línea de mi interés por conocer más sobre la agricultura y formas de ganarse el sustento, en unas tierras donde las primeras oleadas de turismo están llegando desde el viejo continente, del propio americano y menos del asiático, cosa que me sorprendió el no destacarse por aquellas latitudes tanto, como por nuestro propio país.

¡Ah…! Del individuo, descarado y descolorido bañista, curioso e indagador, mejor su completa descripción, la dejo para otro día.

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