viernes 19 abril 2024
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Candelaria, Fiesta de la Luz. ¿Qué es y dónde tiene su origen esta fiesta?

Nos encontramos próximos a la festividad de la Candelaria. Muchos hemos escuchado hablar de esta tradicional fiesta e, incluso, muchos la celebran de manera especial, con reuniones y encuentros alegres entre familiares y amigos. Pero… ¿qué es realmente la Candelaria? ¿Dónde tiene su origen? 

Empezaré por el principio. Como toda celebración religiosa –que no debemos olvidar que lo es–, su origen está ligado al Evangelio. En él se nos describe –de lo poco que conocemos sobre la infancia de Jesús– cómo sus padres, María y José, se dirigen al templo de Jerusalén para presentar al Niño que acababa de nacer, como era costumbre. Esta presentación en el templo puede parecer simplemente tradicional, pero también guarda en su interior un gran significado: el nacimiento del nuevo miembro de una familia es un motivo para dar gracias a Dios por tal buena nueva.
 
Y es que, el nacimiento de Jesús fue tal Buena Nueva que hasta un anciano –llamado Simeón– dio gracias a Dios por haber vivido lo suficiente como para contemplar con sus ojos al Mesías, al que iluminaría el camino del pueblo de Dios hacia la Salvación. He aquí el significado de las candelas: Jesús es la Luz del Mundo, igual que, en cualquier familia, la llegada de un nuevo miembro “ilumina” los rostros de padres, madres y abuelos de completa felicidad.
 
Tradicionalmente, esta fiesta se conmemora el 2 de febrero, pero la Iglesia traslada su celebración al primer domingo del mes de febrero. Así, en muchos templos, este fin de semana serán presentados los niños ante diversas imágenes marianas. Es el caso, en nuestra localidad, de la presentación que se realizará ante la Patrona Mariana, la Virgen de los Remedios, este próximo domingo, o también la presentación ante la
 
Santísima Virgen del Rocío en la ermita de la aldea almonteña, que tan multitudinaria viene siendo. Antes de terminar, quisiera que recordárais dos grandes premisas, que no debemos olvidar: nuestros hijos serán los que “hereden la tierra”, son nuestro futuro más inmediato; y sabed, además, que los niños son “los preferidos de Dios”.
 
Por eso, desde aquí aprovecho la ocasión para animar a todas las familias a presentar a sus hijos a los templos, como acción de gracias por cuanta felicidad nos da el ser padres o madres, tíos o abuelos: es motivo para dar gracias a Dios y para ir educando también en la fe a nuestros hijos e hijas, enseñándoles a ser partícipes de la fe que profesamos. Que así sea.
Emilio Córdoba Arjona
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