Cuando se prepara una Magna, se mueven los sentimientos y las emociones. El bajar y subir una imagen es momento elegido por nuestras devociones para acompañar al Cielo a personas que lo dieron todo en vida y les llegó su hora de descansar.
Así, la Virgen del Mayor Dolor esperaba en las puertas del Cielo a doña María Golfín Pérez, quien nos dejó el pasado 7 de septiembre en Málaga. Viuda, esposa, abuela, madre, amiga y devota de la Virgen del Mayor Dolor, a la que tanto quiso don Agustín España García.
96 años con su familia, con los suyos y al dejarnos, su familia quiso que se despidiera como lo hizo su padre: en San Sebastián ante el Mayor Dolor y que descansara en su tierra.
Que ellos, María y Agustín, sigan cuidando de nosotros e iluminen a sus hijas: María, Purificación, Gloria y Belén; para que sigan velando por el legado que les dejaron: Amar a la Madre del Señor de Antequera en su Mayor Dolor. Por eso las Magnas son tan grandes, porque nos traen recuerdos y hacen que las imágenes a las que rezamos estén con esos devotos que lo dieron todo en vida.