Nos dejó José María Alarcón Romero, llamado para Sí por el Señor del Mayor Dolor
El pasado lunes día 24 de octubre, Antequera entristeció ante la noticia del adiós, llamado por su Señor del Mayor Dolor, de un caballero antequerano, de un devoto cofrade, de un ejemplar esposo, padre y abuelo, de un amigo, de una gran persona: don José María Alarcón Romero.
El fallecimiento se produjo a los 91 años, tras una dolencia sin solución, soportada con ejemplar entereza y resignación cristiana, gracias a los cuidados y cariño que le dedicaron su esposa doña Concepción Sánchez Huertas e hijos.
José María Alarcón, como era conocido por toda Antequera, trabajó en la sucursal del Banco de España, hasta que fue trasladado a Málaga, sin dejar de venir a Antequera, donde además de estar con su familia, estuvo siempre con el Señor del Mayor Dolor, y su Cofradía, de la que fue un ejemplar y básico apoyo. Cristiano ejemplar, nos constan sus obras de caridad «sin que la mano izquierda se enterara de lo que hacía la derecha», y de cómo colaboró, tantos años en su Parroquia de San Sebastián.
Tuvo también un papel esencial en el renacimiento de la Hermandad de Santa Eufemia a finales de los años 80, colaborando activamente en los primeros montajes de sus tronos.
Todo ello hizo que la noticia de su fallecimiento fuera muy sentida en la ciudad, como se puso de manifiesto en el acto del sepelio en que su familia, especialmente su esposa e hijos, entre ellos nuestro gran amigo José María, apreciadísimo colaborador de nuestro periódico, recibieron innumerables muestras de condolencia, a las que sumamos, desde la profunda tristeza, pero en la seguridad absoluta de que estará justo al lado de «su» Mayor Dolor, la nuestra tan sincera como afectuosa. A.G.
Se nos fue un hombre bueno, don Vicente Jiménez Sánchez
Se nos fue un hombre bueno, don Vicente Jiménez Sánchez. A los 94 años de edad, y tras soportar con ejemplar entereza y resignación cristiana una larga enfermedad que hizo crisis el pasado fin de semana, el martes 20.
Nos dejaba un hombre bueno, un esposo fiel, un amante padre de familia, un hombre enamorado de sus hijos, de sus nietos; una persona que vino, hace muchos años, de Granada y se instaló en una huerta de La Vega, donde introdujo nuevos cultivos y hábitos y, sobre todo, donde crió a tres hijos modélicos, queridos en la ciudad donde se les admira por sus actividades industriales y comerciales: José y Vicente, dedicados a la fábrica de vegetales «Alsur» –un modelo de industria agraria de transformación de cultivos de la Vega, una fuente de puestos de trabajo, una ayuda para los labradores de la zona, una exportadora del nombre de Antequera en sus acreditadas producciones– y Ramón, hombre validísimo en todas sus actividades –Caja Rural, Cajasur–, cabeza visible del Hotel Antequera Golf y de «La Magdalena», un convento en ruinas, restaurado y transformado en hotel de 5 estrellas, embajador de Antequera para todo el mundo de donde procedan sus clientes.
Pero con ser mucho lo dicho, los tres, hijos modélicos, celosos hijos a la hora de amar, cuidar a sus padres, cumplir sus enseñanzas de ser buenas personas, dispuestas a ayudar a todo el mundo, a engrandecer, cada cual desde su parcela, la tierra que les acogió.
Todo ello se ha traducido en que padres e hijos, y los nietos que ya se sumaron a las actividades comerciales, sean personas queridas y respetadas en la ciudad, como lo era el bueno de don Vicente, hombre afable, cordial, dotado de una simpatía fuera de lo corriente, de una generosidad sin límite y de unas ganas de trabajar como es casi imposible encontrar en personas de tanta edad, feliz él por poderlo hacer en cualquiera de los negocios que él supo inspirar en sus hijos.
Impresionante la manifestación de dolor de su sepelio, en la iglesia de San Sebastián y presidido por el padre Francisco Martínez, capuchino, con una emotiva acción de gracias-mensaje final de sus nietos que pidieron un aplauso para «un abuelo ejemplar», a los asistentes entre los que se encontraban el alcalde Manuel Barón, el Consejero de Cultura Paulino Plata, portavoces de los grupos municipales Rosa Torres y Lola Quintana, varios tenientes de alcalde y concejales y representaciones del «todo Antequera».
Descanse en paz tan gran persona y que Dios conceda resignación a su esposa, nuestra querida y admirada doña Encarnación –al lado de un gran hombre, siempre hay una gran mujer…– y a nuestros queridos amigos Ramón, José y Bernardino y demás familia, sumándonos a la expresiones sinceras de dolor que no cesan de recibir, de instituciones públicas y privadas, de infinidad de personas. A.G.
Fallece doña Encarnación Torres Olmedo
El pasado día 17, entregaba su alma a Dios, en Málaga, la señora Encarni Torres Olmedo, esposa de nuestro querido y entrañable amigo, Pepe González Cobos, esposa ejemplar y ejemplar madre de ese tan gran médico como buen amigo que es el doctor Martín González y de nuestra amiga Pepi.
Fue víctima de una cruel enfermedad, sin posible solución, presentada de improviso, lo que hizo que, al conocerse la triste noticia, se sintiera hondamente en la ciudad, como se puso de relieve en el sepelio, a pesar de que por coincidir con un fin de semana, muchas personas no tuvieran conocimiento del hecho.
Desde estas líneas, pedimos a nuestros lectores una oración por su alma y resignación para su inseparable esposo, Pepe, insistimos querido y entrañable amigo desde hace tanto tiempo, y para sus hijos. A.G.
Fallece sor Irene Molina Muñoz
Tras soportar con ejemplar resignación una cruel enfermedad, fallecía en Málaga la hermana sor Irene Molina Muñoz, de las Terciarias Franciscanas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Perteneciente, además de a tan querida congregación religiosa, a una conocida y buenísima familia antequerana, la noticia ha sido muy sentida en la ciudad, acompañando en el dolor –como nosotros hacemos—a sus hermanos Rosario, Jaime, Estrella, Ceferina, Iluminado, Pedro, Fermín y León Molina Muñoz, y en forma muy especial a nuestro queridísimo amigo Manolo Molina. A.G.
Conmoción en la ciudad por el fallecimiento del profesor Manuel Domínguez Sánchez
El jueves por la noche y el viernes de la semana pasada, la ciudad se vio conmovida por la triste noticia de que en Barcelona, de manera trágica, en plena calle, había fallecido un granadino afincado en Antequera de tal manera y tantos años, que era un antequerano más, don Manuel Domínguez Sánchez.
La noticia, y sus circunstancias, se dejó sentir en todos los estamentos de la ciudad. Maestro, profesor de Matemáticas y Física, profesor «particular» que daba clases gratuitas en Capuchinos o La Trinidad, persona que atendía a todo el mundo que se le acercaba pidiéndole algo que él atendía con tanta generosidad como entusiasmo, su bondad, su lealtad, le hicieron merecedor del afecto de los antequeranos, cuyo Ayuntamiento se lo reconoció otorgándole en 2001 el «Efebo» de Antequera.
Tuvo la suerte –ambos la tuvieron– de encontrar una esposa ejemplar, Carmen Rosa Negrillo, con la que formó una familia querida y respetada. Todo el mundo le recuerda paseando o yendo a donde fuera con su esposa del brazo, atendiendo a su madre política, como si la suya propia fuera, además de esos detalles profesionales y particulares que sintetizamos en el detalle de que habiendo sufrido una seria enfermedad, renunció a la jubilación que se le propuso, por sentirse joven y útil y enamorado de su profesión.
Todo lo que decimos se puso de manifiesto en el acto del sepelio el pasado lunes –tras su último gesto de caridad, donando todos sus órganos–, en la iglesia parroquial de San Sebastián, abarrotada de amigos agradecidos que le admiraban, de compañeros que le querían, de antiguos alumnos que no olvidaban sus enseñanzas.
Desde estas líneas expresamos nuestro profundo pesar a su esposa e hijos, pidiendo a nuestros lectores una oración por su alma. A.G.
Se nos fue un gran antequerano, una gran persona, José María Soriano Palomo
El pasado domingo entregaba su alma a Dios José María Soriano, un querido amigo, un amigo querido por todo el mundo, un esposo y padre ejemplar, un gran trabajador que a fuerza de esfuerzo personal, de un trabajo desde niño, honrado y eficaz, en el que contó siempre con la ayuda de su incomparable esposa se hizo una figura respetada y popular para toda Antequera, un amigo de toda Antequera, un hombre que llevaba su entusiasmo, su alegría, allá donde fuera, un modelo defensor de sus ocupaciones.
Le recordamos repartiendo gaseosas, ayudando a su familia en un bar, entrando en la Caja de Ahorros de Antequera, donde la perspicacia de sus responsables le envió a inaugurar muchas oficinas –que es lo más difícil porque tiene que darse a conocer y luego ir cubriendo las metas fijadas por sus superiores– en las que triunfó rotundamente, siendo un empleado ejemplar de nuestra Caja, querido y respetado por sus compañeros, por sus subordinados, por sus superiores.
José María estaba dotado de un gracejo y un buen humor contagioso, y de la habilidad de «saber hablar», y «saber estar», con todo el mundo, desde el hombre más sencillo al técnico más importante, lo que le hizo popular, querido y respetado en todos los ambientes. Enamorado de su tierra, la defendía y pregonaba en todas partes, con orgullo y pasión. ¡Cuántos favores hizo desde su despacho, cómo trataba de ayudar a quien se acercaba a él y explicaba sus necesidades que siempre defendía como propias!
No era sino algo que salía de ese corazón enorme de hombre bueno, que comprendía a quien le pedía ayuda y no paraba hasta proporcionársela… Y ha sido ese corazón el que le falló el domingo, un domingo ya maldito, porque se nos llevó al amigo entrañable, al compañero y jefe ejemplar, al hombre admirable en su sencillez que seguro está en el Cielo, junto a sus amigos Pepe Gemas y Antonio Ríos, en una de las muchas charlas que tenían para tratar de temas de «Su» Caja, o hablar del Flamenco, su gran pasión…
¡Malditas noticias éstas que uno tiene que dar, sin más posibilidad ya que enviar a su esposa, a Juan Manuel, su hijo, a sus hijas, a sus nietos, a sus hermanos, la más sentida de nuestra condolencias, mientras pedimos una oración por su alma que, como casi seguro no la necesita, él sabrá aplicar a quien más lo precise!
Por tu amistad, por tu generosidad, por tu ayuda, por ser un hombre bueno, un ejemplo para todo el mundo, ¡hasta siempre José María! A.G.
Fallece doña Carmen Rodríguez Mejías, abuela del árbitro internacional Paradas Romero
El pasado domingo falleció la señora doña Carmen Rodríguez Mejías, esposa que fue del hortelano don Rafael Paradas Montilla y abuela del árbitro internacional José Luis Paradas Romero.
Madre de una familia muy conocida y querida en la ciudad, mujer bondadosa y caritativa, se ganó el afecto de cuantos la trataron o lo hicieron con sus tres hijos, uno de ellos fallecido. Por ello la noticia fue muy sentida, cuando se dio a conocer o se le dedicaba un minuto de silencio antes del partido Antequera-Loja. Impresionante la manifestación de pesar en el funeral celebrado el lunes en Capuchinos con la iglesia –que ella solía frecuentar— abarrotada y preciosas palabras de consuelo del padre Francisco Martínez Melero, superior de los Capuchinos.
Desde estas líneas nuestras condolencias a toda su familia y, en manera especial, a su hijo José Luis y a su nieto Paradas Romero, destacado árbitro de la máxima categoría del fútbol español. Toda su familia nos ruega expresemos desde estas líneas, ante la imposibilidad material de hacerlo personalmente, su agradecimiento por tantas muestras de afecto que les ayudan a sobrellevar la triste noticia. A.G.
Fallece don Juan Manuel Hurtado Hurtado
El pasado día 21, a la edad de 92 años, entregaba su alma a Dios un gran antequerano, un gran jugador de fútbol y un gran árbitro, pero sobre todo, un gran esposo, un gran padre, un gran amigo, una buena persona: don Juan Manuel Hurtado Hurtado.
Juan Manuel, como era conocido en los tiempos románticos de nuestro fútbol, en los que llegó a ser muy valorado, trabajó en los talleres de la Imprenta «El Siglo XX», donde se hacía nuestro periódico, y más tarde en la Imprenta «El Progreso», dedicando su tiempo libre, primero a ser jugador del Antequera C.F. y del C.D. Antequerano y más tarde, Árbitro de Tercera División. Si como persona era querido y admirado por todos cuantos tuvimos el privilegio de conocerle y tratarle, como ejemplar cabeza de familia se ganó el afecto de los suyos, y, como deportista, destacó como jugador y como árbitro en los tiempos casi heroicos de los inicios del fútbol, ganándose infinidad de amistades, porque además era amable, simpático y un auténtico archivo de las cosas del fútbol y de Antequera.
Todo ello hizo que la noticia de su fallecimiento fuera muy sentida en la ciudad lo que se tradujo en una impresionante muestra de pesar en su sepelio. Desde estas líneas que tantas veces destacaron su nombre como jugador y árbitro, vayan nuestras sinceras condolencias para su esposa Socorro, para sus hijos e hijos políticos, especialmente para nuestros entrañables amigos Miguel Guerrero Siles y Paco Sánchez. Que Dios conceda descanso eterno a su alma y resignación a su querida y ejemplar familia. A.G.
Fallece don Adolfo Pedrosa Campos
El pasado miércoles 17 nos traía una trágica noticia: Dios había llamado a su seno a un entrañable amigo de todo el mundo, a un hombre recto, honrado, amable, simpático, eficiente, gran trabajador y compañero, que, en sus diversos empleos –entre otros, Mantecados Pura P. Valle y Caja de Ahorros de Antequera— supo ganarse el afecto y reconocimiento de sus jefes y el cariño de sus compañeros.
Hace un tiempo tuvo una afección coronaria, de la que se repuso por su fuerza, por su salud rebosante, y cuando todo parecía superado al miércoles sufrió una trágica e irremediable dolencia que nos lo quitó para siempre. Aunque, tendríamos que corregir, porque Adolfo, será alguien inolvidable por cuantos le trataron: amigo de hacer favores, esposo y padre ejemplar, cristiano devoto y sobre todo el hombre con el buen humor y su amplia sonrisa siempre en el rostro.
Por esas virtudes, por sus dotes personales, la noticia fue muy sentida en la ciudad que le quería a él, tanto como quiere a sus hijos Manuel, gerente de Bimbo (Siro); Adolfo, de la Jefatura de Personal de Unicaja; Sebastián, también empleado de Unicaja; José, jubilado por enfermedad; Jesús, abogado del bufete Pedrosa&Lozano y Encarni, empleada del Hospital Comarcal de Antequera, ejemplares cada uno en su puesto, como corresponde a hijos criados en el seno de una familia cristiana y que en el caso de Adolfo, se dio la triste circunstancia de que fue quien tuvo que compaginar sus deberes laborales con el ineludible de la educación y formación de sus hijos, al quedar viudo muy joven.
Impresionante el acto del sepelio –no se podía entrar a la iglesia de La Trinidad, en la que el padre Jesús Calles, trinitario, le dedicó bellísimas palabras que recogían el sentir de todos— con asistencia no sólo de familiares y amigos, sino de altos responsables de las empresas en que trabajan sus hijos y autoridades de diverso tipo.
Dios le habrá acogido en su seno y sabrá dar consuelo a sus hijos, como le rogamos desde estas páginas. (Adolfo: ¿te esperaba por allí Arriba, entre tanta gente, San Mamés?).
Desde estas líneas y ante la imposibilidad de realizarlo personalmente, la familia quiere agradecer públicamente, cuantas muestras de condolencia han recibido en estos días ante la pérdida de ser tan querido. A.G.
Nos deja doña Encarnación Ramos Reina
Antequera despedía el pasado 17 de noviembre a doña Encarnación Ramos Reina, esposa, madre y abuela ejemplar, que falleció a los 91 años de edad.
Viuda del recordado don Antonio Rosal Vílchez, mantenía el espíritu cristiano que siempre le ha caracterizado, estando rodeada de los suyos.
Doña Encarnación tenía tres hijos: Antonio, Félix y Teresa de Jesús, nuestra gran amiga, la sonrisa de la oficina 2076 de Unicaja. Se desvivía por sus nietos, a los que quería con todo el alma.
La familia de la finada quieren agradecer públicamente mediante estas líneas, su reconocimiento, al serles imposible realizarlo personalmente. Han sido unos días difíciles, y han sentido el apoyo de todos los familiares y amigos, ante la pérdida de su ser querido. Que Dios, por medio del Señor del Mayor Dolor, la acoja en el Cielo. A.J.
Doña Dolores Artacho Cabrera
El pasado día 11, cuando estaba próxima a cumplir los 94 años, dejaba de existir la señora doña Dolores Artacho Cabrera, viuda de don Ricardo del Pino, y madre de dos instituciones antequeranas, ambos queridos y admirados amigos nuestros, el catedrático Juan del Pino, con quien está en permanente deuda la Escuela Universitaria de Magisterio «María Inmaculada» pues fue uno de sus impulsores más director, además de muchos años director de la misma, y del doctor Ricardo del Pino, q. e. p. d,.
Doña Dolores, fue una mujer ejemplar que quedó viuda, en su Cuevas Bajas natal, cuando el mayor de sus hijos tenía apenas dos años y el segundo aún no había nacido. Con una visión impropia de aquellos tiempos, decidió venirse a Antequera para educar a sus hijos en los Colegios María Inmaculada y Carmelitas, para luego seguir sus estudios en la capital y en las respectivas Facultades en que cursaron sus estudios universitarios, en los que fueron auténticas eminencias. Residió en Antequera muchísimos años, hasta que fallecido su hijo Ricardo, se trasladó a Málaga, donde falleció cristianamente. Desde estas líneas, nuestra condolencia más profunda a su hijo Juan, a sus hijas políticas y demás familia. A.G.
Fallece don Aurelio López Herrero
Nos llega la triste noticia del fallecimiento de don Aurelio López Herrero, ingeniero agrónomo, residente en nuestra capital, vinculado al mundo del campo e impulsor ferviente del movimiento cooperativo, por ejemplo en una Cooperativa Almendrera del sur de Málaga.
Labrador de una finca antequerana, aquí se granjeó el respeto y admiración de cuantas personas le trataron y le seguían demostrando su afecto aún tras haberse trasladado a la capital.
La triste noticia, ha sido muy sentida en la ciudad, causando profundo pesar que desde aquí trasladamos a su familia, especialmente a su hijo Aurelio López, acreditado veterinario y miembro del equipo de nuestra Plaza de Toros.
Fallece Sor Salud, de la Orden Mínima de San Francisco de Paula de Antequera
Impresionante ha sido el sepeldio de Sor María Salud, religiosa de la Orden Mínima de San Francisco de Paula en el Convento de Santa Eufemia, Patrona de Antequera.El temploe se encontraba lleno de familiares y amigos desplazados desde su tierra natal de Colmenar, así como de fieles de la citada iglesia y miembros de la Hermandad de la Patrona de la Ciudad, así como la Hermana Mayor y directivos de la Cpofradía del Mayor Dolor y una representación de la Esclavitud de Los Remedios, Patrona Mariana de Antequera, con una nutrida representación de las Religiosas Franciscanas de los Sagradoz Coraonez (iglesias de La Victoria y La Inmaculada)..
Al ser´Fiesta de todos los Santos, no se le decidó misa, sino la liturgia especial de difuntos, presidida por el P. Antonio Aurelio, Capellán del Convento, por el Párroco de Samtiago P. José Amalio, y representaciones de las ördenes de Capuchino, Salesianos y Trinitarios, integradas por sus respectivos superiores y varios sacerdotes.
El P. Antonio Aurelio, leyó una semblanza personal de Son María Salud, nacida Juana Alarcón Molina, que sintió la llamada de Dios a los 31 años, haciendo el noviciado en Barcelona donde profesó sus votos temporales en 1931. Seguidamente se vino al Convento de Antequera donde ha pèrmanecido desde entonces, ejerciendo de sacristna, enfermedad, ropera y otros servicios, siendo brillando en las virtudes de la sencillez, ka pobreza y el desprendimiento. Era una enamorada devota de San Francisco de Paula, de Santa Eufemia, del Corazón de Jesús y de la Virgen de la Candelaria patrona de su Colmenar natal.
En el concento antequera permaneció hasta que en la mañana de ayer domingo 31, Dios la llamó para sí, siendo verlada por su Comunidad, con la Superiora Madre María de los Ángeles al frente, y familiares, entre ellos una hermana, sobrinos y otros miembros de su familia.
A los pies de sus restos, expuestos en la parte del convento que da a la iglesia, varios ramos de flores y coronas enviados por familiares, amigos y la Hermandad de su Santa Eufemia.
Fallece don Francisco Romera Romera
La pasada semana nos llegaba una triste noticia por lo que supone la pérdida de un hombre bueno, entrañable, servicial, emprendedor y además querido amigo: don Francisco Romera Romera.
Lo de bueno, entrañable, servicial y amigo lo saben todas las personas que le trataron; lo de emprendedor, lo atestiguamos pues fuimos testigos del nacimiento de la empresa que ideó –Romera Modas— para lo que contó con la formidable colaboración y compenetración con su esposa Dori. De la noche a la mañana, en pleno centro de la ciudad, abrió una tienda de confecciones para caballero, que lo mismo le hacían un traje a su medida que le brindaban una extraordinaria gama de prendas fabricadas, con el detalle de que allí mismo, y en nada de tiempo, le hacían los retoques que fueran precisos. Para abrir y mantener su establecimiento hizo una publicidad espléndida, tanto en la Radio donde patrocinó aquellas inolvidables «Salas de fiestas» que eran escuchadas en toda Málaga, como en nuestro periódico, con el resultado de que se hizo enseguida con una selecta clientela local y con infinidad de clientes que llegaban de toda la Comarca, contribuyendo así a «traer» compradores a nuestra ciudad.
Hace poco se jubiló y dejó a uno de sus hijos continuador de la empresa tras haber tenido al mejor maestro desde joven, su propio padre, y ahora se dedicaba a disfrutar de sus nietos, pero le notábamos añoranza de lo que había sido toda una vida dedicada al Comercio. Por unas cosas y otras, la noticia de su fallecimiento fue muy sentida en la ciudad, como se pudo de manifiesto en su sepelio y en la misa del día siguiente.
Desde estas páginas, rogar a nuestros lectores una oración por su alma, y que dé resignación a su inseparable compañera de tantos años, su esposa Dori, a sus hijos, hijas políticas y demás familias, y a los muchos amigos que lamentamos desde el corazón la pérdida de un hombre ejemplar en todos los sentidos.
Doña Josefa Romero Álvarez
El pasado 9 de octubre falleció en nuestra ciudad a los 81 años, doña Josefa Romero Álvarez, esposa de Juan Melero García y madre del querido médico en nuestra ciudad José Melero.
Doña Josefa era muy apreciada en nuestra ciudad, al igual que su esposo, antiguo administrativo de Sevillana, y de sus hijos. Ayer viernes se le dedicó el funeral en la iglesia de San Sebastián, y mañana domingo día 24 de octubre a las 19 horas en San Pedro, los devotos de María Auxiliadora le ofrecen su misa mensual.
Desde estas líneas nuestro sentido pésame a la familia, así como nuestras disculpas públicas imperdonables por no haber publicado el sábado pasado la esquela por su funeral. A.J.
Doña Rosario López de la Puerta
En trágico accidente de automóvil, cerca de la Puebla de Cazalla, dejó de existir el pasado viernes la señora doña Rosario López de la Puerta, esposa que fuera de nuestro inolvidable amigo José Luis Morales García.
Tras contraer matrimonio con éste, se hizo «antequerana», y aquí se supo rodear de grandes amigos que admiraban sus dotes humanas, su simpatía y generosidad, su bondad y sencillez, y su entrega entrañable a los demás. El sepelio verificado el sábado en Osuna, donde fueron muchos los antequeranos que acompañaron a su familia. Desde estas líneas nuestra condolencia a sus hijas, hermanos y familiares. A.G.
Fernando Gálvez ya está con Tito Pepe, el Niño del Reloj y Pepe «El de la Yedra»
La noticia sobrecogió el sábado a sus muchos amigos, consocios y compañeros: Fernando Gálvez Montero, que llevaba años soportando achaques en su enorme corazón, no pudo aguantar el último y entregó su alma a Dios.
Fernando, había intentado ser torero, figurando en algunos carteles con el nombre de «Carlitos», pero enseguida comprendió sus dificultades y, sin abandonar su afición por los Toros, que le valió una serie de conocimientos extraordinarios y muchísimas amistades en ese mundo, su buscó el porvenir en la antigua Sevillana, donde fue ejemplar trabajador durante más de cuarenta años, en los que se ganó el respeto y afecto de sus jefes y compañeros, y el agradecimiento de tantas personas a las que resolvía sus problemas con «la luz».
Se casó y tuvo dos hijas, siendo ejemplar esposo y padre y, al fundarse la Peña Taurina «Los Cabales», fue uno de sus puntales, ocupando la vicepresidencia tanto con Tito Pepe, como con Juan Herrera.
El Ayuntamiento le nombró «asesor taurino» de la presidencia de la Plaza de Toros, en la que ayudó ejemplarmente a José Luis Viera en su siempre difícil cometido.
Con unas cosas y otras, Fernando, amigo, maestro, se hizo querer por toda la ciudad y por las muchas personas que hasta «su» Peña venían, demostrando siempre su buen corazón, sus conocimientos, su bondad. Todo ello hizo que la noticia de su fallecimiento fuera muy sentida, como se vio en el acto del sepelio, el domingo en la Parroquia de La Trinidad, donde el padre Antonio Elverfeldt –su amigo y capellán padre Jesús Calles se encontraba fuera de la ciudad– le dedicó preciosas palabras que fueron de consuelo para su esposa e hijas, para sus familiares y amigos.
El templo se llenó de unos y otros, entre ellos la teniente de alcalde Carmen Pena, que representaba al alcalde (también ausente de la ciudad), el Presidente de la Plaza José Luis Viera y su Delegado en el callejón inspector Castro, muchos consocios de la Peña Taurina «Los Cabales», con su presidente Juan Herrera al frente y antiguos pregoneros o autores de las oraciones al Señor de la Salud y de las Aguas, de la Peña.
Desde estas líneas, nuestro afecto a su esposa, hijas y familiares, a su infinidad de amigos y a la Peña Taurina «Los Cabales», a los que nos queda el consuelo de que estará por el Cielo, con Tito Pepe, «El Niño del Reloj» y Pepe Díaz «El de la Yedra» hablando y protegiendo a nuestra Fiesta. A.G.
Se nos fue Pepe Córdoba
El pasado día 15, tras soportar con ejemplar resignación cristiana una rápida y cruel enfermedad, dejó de existir nuestro buen amigo Pepe Córdoba Hurtado. Estudiante de los Colegios La Salle, empezó a trabajar muy pronto en Coca-Cola, La Azucarera Antequerana y Sudotex, pero, hombre inquieto, en sus ratos de ocio aprendió el oficio de zapatero, con especialidad en el tinte de los zapatos o en el cambio de color de los mismos que le pedían sus clientes.
Fue un gran aficionado a los Toros, al Fútbol y al Balonmano, de los que no se perdía ni un acontecimiento. Esposo y padre ejemplar, auténtico hermano de Manolo Molina, afectadísimo por su desaparición pues era…eso, un hermano, derrochaba simpatía y afabilidad en el trato con sus clientes.
El acto del sepelio demostró cómo le quería su tierra, su familia, sus muchos amigos. Desde estas líneas, nuestra profunda condolencia a su fiel esposa y compañera, Ani; a sus hijas Ana y María José, a sus hermanos Paco y Jesús y demás familiares, especialmente a nuestro colaborador y amigo Manolo Molina. A.G.
Otro gran antequerano, otra gran persona al Cielo: José Ramos del Pino
El pasado viernes día 4, entregaba su alma a Dios, tras una enfermedad soportada con ejemplar entereza y resignación, pero rodeado y cuidado en todo momento por su esposa, hijos y nietos, nuestro querido y entrañable amigo José Ramos del Pino.
Fue toda su vida responsable, en nombre de su suegro don Manuel Díaz Iñiguez, de una importante agencia de Seguros, la Unión y el Fénix Español, que dirigió con honradez y buscando siempre el beneficio del cliente que era la mejor forma de engrandecer a su compañía. Durante años, fue concejal y teniente de alcalde en tiempos de Francisco Ruiz Rojas, ejerciendo una espléndida labor en las delegaciones que se le encomendaron. Junto a ello, profundo cristiano de verdad, era insuperable esposo y padre, que enloqueció de orgullo con sus nietos, como antes con sus hijos, a los que, junto a su esposa, supo inculcar profundas virtudes humanas.
La noticia de su fallecimiento ha sido muy sentida en la ciudad, como se puso de manifiesto en el sepelio verificado en la iglesia parroquial del Salvador, atestada de familias y amigos, que expresaban de esta forma su reconocimiento a Pepe Ramos, y su afecto a su esposa, nuestra entrañable Elisa, hijos y demás familiares. Es lo que hacemos nosotros desde estas líneas, de todo corazón. A.G.
A mi gran amigo Pedro
¡La que nos has jugado, Pedro! ¡El dolor en que has sumido a tu esposa nuestra entrañable Reyes, a tus hijos y a tus nueras y yernos, hermanos y otros familiares, a tus infinitos amigos! ¿Qué es que el Señor no tenía bastante con San Lucas y precisaba otro médico en el Cielo? ¡Anda que tienes cosas que agradecerle: tus hijos, gente buena y noble, modélicos todos, afectuosos y enamorados de sus padres hasta más no poder; respetados y queridos por todo el mundo… como hijos tuyos!
Tras tu formación ejemplar que pusiste al servicio de todos, el Señor te puso a prueba y te quitó su Amparo… pero enseguida te regaló unos Reyes incomparables, otra mujer extraordinaria que, como Amparo, dedicó todos estos últimos años a hacerte feliz, a cuidarte, a querer a tus hijos y nietos, como propios; a ser la fiel esposa, volcada en sus cuidados, en su amor hacia ti…
Cuando Antequera te dio su confianza para que fueras su alcalde, tuviste gestos como cuando llegó la hora de decidirse por el aborto: «Yo no puedo estar a favor del aborto, porque mi juramento hipocrático me obliga a defender la vida, no a procurar la muerte, y más de un niño indefenso». Homenajeaste a antequeranos poco conocidos, pero merecedores de comprobar que su tierra les quería… ¡Qué gesto aquél el día en que me llamaste para llevar a ese enorme antequerano, que fue Antonio Álvarez, la Medalla de Oro de su ciudad, en una de sus últimas alegrías … O con don Francisco López Estrada.
Personalmente, me distinguiste con tu sincera amistad y generosidad… Una extensión de ti en cuanto a humanidad y generosidad, me «quitó» a uno de mis tesoros, pero me lo devolvió con creces, en la forma de un hijo más, de tres nietas que son mi vida. ¡Hasta en eso te tengo que estar agradecido! Como en tus cuidados a toda la familia a la que empezabas por quitar importancia a las dolencias, además de encontrarle pronto remedio…
En fin, te fuiste pasando por la vida haciendo el bien a todo el mundo, dando el mejor ejemplo a tus hijos, como demuestran a diario. Y aunque todos sepamos que estás gozando de Dios, y de tu Virgen de la Paz y del Rosario –las campanas de Santo Domingo, te daban su adiós en el momento del sepelio, junto a las de San Sebastián–, aunque tengamos ese consuelo, nos dejas a todos sumidos en el dolor.
Y qué decir de Reyes, tu ejemplar y entrañable esposa, de tus hijos, hermanos y amigos… ¿Te diste cuenta de que en San Sebastián os juntasteis seis alcaldes de Antequera? Rodrigo de Narváez, tú, José María, Paulino, Jesús y Ricardo… y muchos concejales, y médicos, y gente sencilla que te admiraba y te quería… Te lo ganaste a pulso, Pedro, aunque nos hayas hecho la faena de dejarnos sin ti, el apreciable amigo, el docto médico… Por eso me pregunto: ¿qué es que el Señor necesitaba ahí arriba otro médico aparte San Lucas?
¡Hasta siempre, don Pedro, hasta siempre Pedro! A.G.
Fallece María Moreno Verdugo, viuda de Espinosa
Hace años, de las últimas veces que llovió un Jueves Santo con las Cofradías del Consuelo y Los Dolores en la calle, ésta última, al llegar a las Descalzas volvió hacia Belén; la del Consuelo al llegar a San Agustín, acortó el itinerario por la calle Lucena, y a toda prisa. Se encontraba enfermo aquel día un gran antequerano, Juan Antonio Espinosa Zavala, devotísimo de la Virgen del Consuelo, y a pesar de estar encamado, se enteró de que la Virgen podía mojarse y se tiró a la calle, para acompañarla. Tres días después, el Domingo de Resurrección, se iba con Ella para siempre, dejando sumidos en el dolor a su esposa, a sus hijos, a sus muchos amigos y cofrades. Y ¡lo que es la vida! El pasado Domingo de Resurrección, era su esposa, doña María Moreno Verdugo, la que tras una dolencia padecida con ejemplar resignación cristiana, se iba al Cielo, con nuestro querido y recordado Juan Antonio, en hecho que causó tanta conmoción como se pudo notar en el velatorio y en el sepelio verificado el lunes.
Si bueno, polivalente, enorme cofrade del Consuelo, ejemplar presidente de la Agrupación de Cofradías y profundo antequerano era Juan, en gran parte fue porque Dios le dio como esposa a una gran mujer, doña María, ejemplar esposa y madre, ilustre dama antequerana, animadora y compartidora de devociones con su esposo, que encontró en ella el apoyo ideal que sueña cualquier esposo. Llegar a casa de Juan Antonio, ya fuera conocido de ella o no, era encontrarse con una acogida inigualable, acompañada de pestiños si se iba para sacar fotografías desde su balcón los Jueves Santos, o de anís y mantecados si era a ver aquellos «nacimientos» que la familia montaba y monta, con espectacular artificio y realismo.
Naturalmente, todos los que tuvimos el privilegio de tratarla, quedamos atrapados por su encanto, por su simpatía, por la bondad que, junto a su marido, supo transmitir a todos sus hijos. En fin… nos queda el consuelo de que el matrimonio vuelve a unirse en el Cielo, aunque también el dolor de una ausencia que será imposible de rellenar a sus hijos, nietos y familia a la que desde aquí transmitimos nuestro pesar, en especial a Rafa, colaborador de nuestro periódico, Fernando y Paco.
Adiós a otro hombre bueno: Prudencio Aguilera López
El pasado día 29 de marzo, en plena Semana Santa, la ciudad se veía sacudida por el sentimiento causado por el adiós a otro gran antequerano: Prudencio Aguilera López… Mal año llevamos en el que se van tantos y tan buenos amigos. Prudencio Aguilera López, lo era, y no hace mucho pedíamos para él, algún tipo de reconocimiento que le demostrara que Antequera sabía agradecerle sus muchos años de trabajo al frente de Radio Antequera, que vivió bajo su dirección sus mayores años de expansión y éxitos.
Prudencio, empleado en la firma «García Berdoy», pasó a dirigir Radio Antequera a la muerte de otro querido amigo, Enrique Guzmán Martínez. Antes de ello, trabajaba en el departamento de Contabilidad de la emisora, siendo elegido para sustituir a Enrique Guzmán, por los propietarios de la emisora, la familia Rato. Bajo la dirección de Prudencio –un deportista extraordinario, que no dejaba pasar un día sin practicar algún tipo de deporte… hasta que la enfermedad se lo impidió–, Radio Antequera aumentó su audiencia, llegando a algo tan grande como a abrir en Málaga una delegación de nuestra emisora que luego sería Radio Torcal, nombre que la ONCE cambió por los actuales cuando la emisora fue vendida a ésta.
En todo ese tiempo, Prudencio Aguilera demostró además de unas cualidades extraordinarias, una vocación de servicio a su tierra inconmensurable. Todo ello lo compatibilizaba con la atención a su familia, como esposo, padre y abuelo ejemplar. Con unas cosas y otras, tenía infinidad de amigos y personas que le querían, aquí y en muchos sitios de España, adonde les llevó su cargo.
Hace unas fechas, se le declaró una enfermedad, que hizo crisis el Lunes Santo, sumiendo en el dolor a su familia y en el sentimiento a toda la ciudad, como se puso de manifiesto en su sepelio.
Desde estas páginas, que supieron también de la labor de Prudencio en una época, la expresión de nuestras más sinceras condolencias a su esposa, hijos y demás familiares.
Adiós a Juan Guerrero Fernández, un hombre bueno
En la madrugada del martes al miércoles 17 de marzo, y tras padecer con ejemplar entereza y resignación cristiana una cruel enfermedad, entregaba su alma a Dios, nuestro querido Juan Guerrero Fernández, ejemplar esposo, incomparable padre, hijo y hermano, profundo cristiano con su devoción repartida entre el Señor del Mayor Dolor y «su» Santa Eufemia y, quizá menos conocida esta devoción, por el Dulce Nombre de Jesús o los titulares de la que fue su Cofradía de Los Estudiantes, de la que fue primer teniente hermano mayor; artista autodidacta, antequerano enamorado de su tierra, amigo de todo el mundo, pero quizá, resumiéndolo todo, un hombre bueno.
En estos meses de dolor, de paciencia, tuvo la suerte de contar con Queta, una esposa ejemplar como más es imposible; de sus hijos Juan Ramón y Mónica, que no sólo le cuidaron con mimo, sino que se volcaron en su cariño, tratando de aminorar el dolor de las crisis que se iban repitiendo cada vez con más frecuencia, hasta la madrugada del miércoles al jueves.
Conocido y querido por muchos antequeranos, lo era también en Fuente Piedra, donde transcurrió buena parte de su vida laboral, como empleado y director de la Caja Rural, y como administrativo en unos conocidos talleres. Y en Fuente Piedra –ya que no lo pudo hacer en su tierra– se hizo querer, agradecido a la acogida que le dispensaron, colaborando con muchas entidades religiosas, sociales y culturales, para luego, dedicar su tiempo libre a la Hermandad de Santa Eufemia, a la que enriqueció con varias obras, o a su pasión por los trenes, de los que era un gran coleccionista desde su juventud… En fin, facetas distintas de la vida de un antequerano bueno, que no se cansaba de hablar allá por donde fuera de la singularidad de su tierra.
Todo ello hizo que la noticia de su fallecimiento fuera muy sentida en la ciudad a todos los niveles, como se puso de manifiesto en el sepelio verificado en la mañana del jueves 18 en la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad, precisamente donde contrajo matrimonio con esa esposa que cumplió más allá de los límites imaginables, lo de «en la salud y en la enfermedad» que le dijo el sacerdote celebrante.
Desde estas páginas, la expresión de nuestro sentimiento más profundo, para su esposa e hijos, para sus hermanos todos –sus cuñados fueron unos hermanos más–, para su tía y demás familiares.
¿Te esperaba Santa Eufemia, verdad Juan?
Seguro, seguro. Seguro que Santa Eufemia, estaría junto a tus padres y los que Queta te dio, junto a tus hermanas, junto a los abuelos y tíos, esperándote en el Cielo. Y seguro que fue Ella, quien le pidió paso a San Pedro, porque llegaba a la Gloria, un hombre bueno. Y seguro que iríais todos a que te presentaran al Señor, en quien tanto creías. Tú sabes lo que te dejabas en la Tierra, a una esposa santa, a unos grandes hijos, a los hermanos que te querían, cada cual a su manera… Pero, aceptado por ti lo irremediable, como cuando pediste la Extremaunción, te habrá quedado esa alegría de la recepción que te hacían en ese cielo antequerano que tú pintabas como nadie, sin que muchos supieran apreciarlo… Y se produciría en ti esa mezcla inexplicable de dolor y alegría, como sólo pueden comprender, quienes como tú creen en la Resurrección.
Nosotros, también creemos en ella, Juanito, pero es duro, muy duro, decirte adiós. Para quienes te veían más, o para quienes no te veían todo lo que quisieran… pero jamás te olvidaban.
En fin, Juan… Se hace duro esto de tener que decir que se ha ido, aunque haya sido al Cielo, a un hermano. Y se nos juntan las teclas, nublados los ojos de lágrimas que no se pueden sujetar, porque no veremos más tu sonrisa… ¡Pero qué digo! Esa sonrisa tuya, verte embobado ante tu Santa, o cómo querías a los tuyos… eso, no podremos olvidarlo nunca, porque lo llevaremos en nuestra memoria, hasta el día que Dios quiera… ¡Te queremos, Juan, te queremos!
Fallece don Santiago Vidaurreta Blázquez, alcalde que fue de Antequera en 1979
En la mañana el jueves, otra triste noticia embargó a la ciudad: había fallecido el que fuera alcalde de Antequera, don Santiago Vidaurreta Blázquez. Llevaba enfermo un tiempo y su dolencia hizo crisis en la mañana del día 11, cuando contaba 86 años de edad. Santiago, fue concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento, llegando a la alcaldía el 16 de febrero de 1979, permaneciendo en el cargo hasta el 2 de abril del mismo año, en que le sustituyó José María González Bermúdez.
Profesionalmente era gerente de una firma de maquinaria que vendía tractores de la marca «Ebro» y «Massey Ferguson», lo que le hacía persona tan conocida en toda la comarca, como estimada y admirada por sus grandes dotes humanas, por su acendrado cristianismo, por su papel de esposo y padre ejemplar. Entre otros cargos dentro de la sociedad antequerana, fue presidente del Club Deportivo Antequerano, en aquellas épocas difíciles y románticas del fútbol antequerano.
Esos sentimientos se pusieron de relieve en el acto del sepelio ayer viernes. Desde estas líneas pedimos a Dios por el alma de nuestro querido amigo y que conceda resignación a su esposa, hijos y familiares.
Fallece don Juan Barón Alcaide, el futbolista, sanitario y buen padre de familia
Este miércoles día 10 de marzo, entregaba su alma a Dios, un gran antequerano, un esposo amante, un padre ejemplar, una buena persona: don Juan Barón Alcaide, «Juani», en sus muchos años de servicio a la ciudad formando parte del Club Deportivo Antequerano.
Una rápida dolencia terminó con tan fatal desenlace, causando profunda impresión en la ciudad, donde era persona muy conocida, muy querida, por ser amigo de todo el mundo, un sensacional profesional de la Sanidad y un recordado excepcional jugador de fútbol, de aquellos tiempos casi heroicos del deporte del balompié, que fue tentado por equipos grandes, prefiriendo él quedarse en «su» Antequerano. Si destacó en esa faceta deportiva, como profesional de la Sanidad, era uno de esos hombres de la vieja escuela, que levantaban el ánimo al paciente que llegaba hasta él, que le cuidaba con dedicación extraordinaria, que seguía la evolución de la enfermedad hasta la curación, mientras tranquilizaba desde el principio a la familia.
Él supo crear una ejemplar, junto a su esposa Conchi Ríos, con cinco hijos a los que a base de aquellos sacrificios de los padres de su época, lograron dar carrera universitaria a todos, mientras les educaban en los más rectos principios. Todo ello hizo que fuera una persona querida, admirada, lo que se tradujo en una impresionante manifestación de pesar en el velatorio y en el acto del sepelio verificado el jueves en la iglesia parroquial de San Pedro.
Desde estas páginas, que alabaron su profesionalidad, y aplaudieron en tantas ocasiones su entrega deportiva, nuestro sentido pésame a su esposa, hijos y nietos, y en forma especial a nuestro buen amigo Manuel Jesús, concejal de nuestro Ayuntamiento y director del Colegio de Cartaojal. Descanse en la Paz de los buenos.
Fallece la excelentísima señora doña María Jesús Blázquez de Lora
En Madrid, y a los 95 años de edad, el pasado día 9, entregaba su alma a Dios, la excelentísima señora doña María Jesús Blázquez de Lora, esposa que fue del excelentísimo señor general don Bernardo Gómez-Arroyo y Granda.
Perteneciente a una ilustre familia antequerana, era persona muy querida en todos los estamentos de la ciudad, por sus ricas virtudes personales, entre las que destacaba su profundo amor a Antequera –vivió muchos años en la casería «El Águila» cuando podía haber vivido en Madrid— y su carácter amable y servicial, además de una reconocida caridad, practicada bajo la consigna del «que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha». Por todo ello, la noticia de su fallecimiento ha producido un gran sentimiento de pesar, transmitido a sus hijos y familiares que el sábado que viene, a las 13 horas, le dedicarán una misa en la iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios, de la que era muy devota. También lo fue de la Virgen del Socorro, cuya cofradía le dedicó el primer día del triduo cuaresmal, este jueves 18 de febrero. Al término de la misa, el cofrade Gerardo García Sobrino le dedicó unas sentidas palabras.
Desde estas líneas, junto a nuestro pesar por tan triste noticia –se nos fue una altísima representante de la alta sociedad antequerana—nuestras condolencias a sus hijos y familiares.
Fallece don Francisco Olmedo Molina, representante del tejido comercial tradicional
El pasado día 10, y tras una cruel y rápida enfermedad que hizo crisis el citado día, entregó su alma a Dios un conocido industrial antequerano, querido amigo desde nuestros tiempos en el Colegio La Salle, un hombre que vivía para su esposa, para sus hijos y familia, y que al mismo tiempo regentaba un negocio desde hace muchos años, muy querido de los antequeranos: Francisco Olmedo Molina.
Su carácter amable y simpático, su generosidad, su ejemplar entrega a su familia y a sus amigos, le hizo persona muy querida en la ciudad, que sintió profundamente la triste noticia, acompañando a su familia en el sepelio.
Desde estas líneas pedimos a Dios por su alma y que conceda resignación a su esposa, nuestra querida amiga María del Carmen y a sus hijos María del Carmen y Francisco Javier, éste último buen amigo nuestro.
Se nos fue un gran cofrade, un antequerano ejemplar: Antonio Checa
Pasando los datos del Registro Civil de la semana, nos encontramos con una triste noticia: entre los fallecidos, figuraba un gran amigo, admirado artista, ejemplar cofrade, gran antequerano… Antonio Checa Cordón.
Llevaba años padeciendo, con ejemplar entereza y resignación cristianas, una cruel enfermedad, que hizo crisis el martes, llenando de pesar no sólo a su familia más próxima –sus sobrinas, su sobrino Manolo Sotomayor–, que se desvivió en atenciones con él desde siempre queriéndole como a un padre, sino al mundo cofrade en general pues, como recogíamos en el especial de Semana Santa del año 2004, Antonio Checa era «el espíritu de las cofradías». Devotísimo de la Virgen de los Dolores, durante muchos años fue el «ayudante» ideal de las «camareras» de muchas cofradías, vistiendo las imágenes al más puro estilo antequerano, o haciendo ángeles, figuras, enseres, para los tronos o imágenes. A ello unía una bondad entrañable, todo lo cual hizo que la noticia de su fallecimiento haya sido muy sentida. Nos sumamos al dolor familiar, rogando una oración por su alma.
Fallece doña Carmen Cervantes Ortega, viuda del recordado don Juan Antonio Pérez Martín, «el del Plata Bar»
Si el adiós a queridos paisanos nos causa siempre profundo dolor, parece como que éste es mayor cuando se produce en fechas como las navideñas que parecen hechas para todo lo contrario, para la alegría, para la ilusión, para la esperanza… Aunque no falte ésta, cuando nos cabe la absoluta confianza de que esos amigos entrañables, se fueron a gozar de la gloria de Nuestro Señor, como en los casos que nos ocupan.
Así, el pasado día 29, entregaba su alma a Dios la señora doña Carmen Cervantes Ortega, esposa que fue de un gran caballero, de un magnífico y emprendedor industrial pero, sobre todo de una gran persona, don Juan Antonio Pérez Martín, «el del Plata Bar». Dama de profundas creencias, ejemplo insuperable de esposa y madre, persona cordial, atenta y entrañable –nosotros damos fe cierta de ello por haber disfrutado de esas virtudes— fue el apoyo de su esposo, nuestro querido don Juan Antonio, aunando a lo expuesto sus ejemplar caridad, su simpatía, su bondad, su saber granjearse el respeto, el afecto, la admiración de cuantos tuvimos el privilegio de tratarla.
Por todo ello, la noticia de su fallecimiento, tras una enfermedad soportada con ejemplar resignación cristiana, fue muy sentida en la ciudad, poniéndose de manifiesto en la enorme asistencia a su sepelio y en las innumerables muestras de pesar expresadas a sus hijos y familiares.
Desde estas páginas, pedimos a Dios por su alma y conceda resignación a sus hijos, todos queridos amigos nuestros, y familiares.
Fallece don Pedro Fernández Cerván, padre del ex concejal Pedro Fernández
También el pasado día 4 de enero del ya 2010, entregaba su alma al Señor, a los 93 años de edad, nuestro querido amigo don Pedro Fernández Cerván, conocido y acreditado industrial del hoy desaparecido ramo de la carbonería y, simultáneamente, una de aquellas «tiendas» entrañables de ultramarinos, que tenían de todo, destacando sus apreciadas «matanzas» y la confección de chacinas y embutidos, así como la venta de los productos del cerdo.
En sus tantos años de actividad, se ganó el respeto y el afecto de su tantísima clientela, que apreciaba su labor, fundamental en los años difíciles 40 y 50. Esposo de doña Francisca Domínguez Villalobos, inseparable y afectuosísima compañera en su vida, y padre de cinco hijos, queridos y admirados en la ciudad, sufrió una grave enfermedad pocos días antes de producirse su inevitable fallecimiento, sumiendo a los suyos en una insuperable pena y a sus muchísimos amigos y conocidos en un profundo sentimiento de pesar. Así se pudo comprobar en su sepelio, con funeral en una iglesia de San pedro abarrotada de familiares, amigos y conocidos. El jueves día 14 de enero a las 19 horas en San Pedro, le será dedicada una misa por su eterno descanso.
Desde estas líneas, nuestra condolencia a su esposa e hijos, de forma muy especial a nuestro querido amigo Pedro, amante de las cosas de su tierra, amigo de todo el mundo y recordado responsable de Deportes, a los que impulsó de forma ejemplar en su época de Concejal en nuestro Ayuntamiento.