Este lunes 26 de octubre subía al Cielo desde la Residencia del Conde de Pinofiel, doña Amalia Sancho Melero, integrante de una familia que tanto ha aportado a la industria de nuestra ciudad, viuda que fue del recordado don Juan Vegas Ruiz, y agradecida madre y abuela.
A los 87 años nos dejaba una mujer que siempre estaba a disposición de quien lo necesitara. La recordamos en la calle Santa Clara con los inicios de los Sancho Melero, pero sobre todo con su marido, Juan.
Tuvieron dos hijos: Juanma y María José, muy conocidos y queridos en nuestra ciudad. Tras enviudar, sus nietos fueron la gran alegría de su vida, quienes como toda su familia lloran su pérdida.En los últimos años, estuvo junto a su hija en el Estanco de San Agustín.
¿Quién no la recuerda ayudarla a atender a la gente o asomarse desde su balcón para ver salir a la Cofradía de la Pollinica cada Domingo de Ramos?
Tras entrar en la residencia, su hijo Juanma la llevaba a las misas y cultos en San Francisco, como recordamos verla emocionada en la última celebración del inicio de la Semana Santa.
Pesar por tan inesperado adiós y muestras de condolencia en el Tanatorio de Antequera, donde las medidas preventivas de esta situación que padecemos limitan el poder acudir a dar el pésame a una mujer muy conocida y querida.
Al día siguiente, el martes 27 a las 10,30 horas, fue despedida cristianamente en la iglesia mayor y colegial de San Sebastián, donde el arcipreste Antonio Fernández definió a la perfección cómo era como madre, abuela y creyente.
San Pedro le habrá abierto las puertas, portando ella su escapulario de la Virgen del Carmen de la que los Sancho Melero tienen mucho arraigo, pero en la otra mano, la medalla de la Vera Cruz que su hijo y nieto le habían regalado para que la portase por la devoción que ellos le tienen a la imagen mariana de los Estudiantes, los de la bendita banda verde.