El reciente 1 de noviembre nos dejaba a los 75 años, doña Carmen González Moya, viuda que fue de don Manuel Palomo Ruiz. Mujer muy conocida en los barrios que vivió, por su trabajo en el Hospital y por su estimada familia.
Creció dentro de la Ermita del Cerro de la Cruz, de la que sus padres fueron guardas. Luego conocería a su marido, el recordado Manuel Palomo, quien también vivió en un edificio monumental, la casa que hoy acoge el Restaurante Bienmesabe.
Carmen trabajó como auxiliar, primero en San Juan de Dios, y luego como celadora en el Hospital nuevo de la ciudad. Supo criar a sus hijos y trabajar por los demás. Una mujer luchadora, que sabía anteponerse a las adversidades como le tocó a su generación. Generosa donde siempre encontraba cómo ayudar a quien lo necesitara. Devota de la Virgen del Carmen y de la Beata Madre Carmen, supo rodearse de una vida entregada y sacrificando lo que fuera necesario para darle todo lo que podía a sus hijos y vecinos.
Tras conocerse su pérdida, quienes se acercaron a su adiós, destacaron sus virtudes de ser una mujer sencilla, humilde, amiga de sus amigos, buena madre, esposa, compañera de trabajo, inculcando a sus hijos buenos valores como el respeto, la lealtad y la ayuda. Una mujer valiente, luchadora en mil batallas, quien ante los obstáculos de la vida, sabía cómo superarlos, siempre decía “un pasito más que sí se puede” . Su mirada reflejaba fuerza y rebosaba alegría, siendo todo corazón. “Tu especial sonrisa, transmitía ánimos y ganas de seguir adelante”, exponían familiares en su velatorio.
Que el Señor dé fuerzas a sus hijos: María José, Carmen, Manuel y Javier; a sus hijos políticos, nietos: Alba, Arancha, Francisco Javier, Germán y Manuel, familia y vecinos. Y que el recuerdo de su vida siga presente en ellos, dando todo lo que su madre les enseñó a dar en vida para ayudar a quien le haga falta. No hay mayor recuerdo que seguir haciendo lo que a ella le gustaba.
Por otro lado, recuerdan que la misa funeral será el próximo viernes 25 de noviembre a las 19,30 horas en la iglesia parroquial de San Pedro; por cuyos favores les quedarán muy agradecidos.
