domingo 24 noviembre 2024
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Antequera llora la pérdida del bueno de Cándido Vidal Hidalgo

El Pleno del Ayuntamiento de Antequera fue interrumpido el viernes 30 de octubre por la mañana por el alcalde Manuel Barón para comunicar una triste noticia: había fallecido Cándido Vidal Hidalgo, levantándose toda la Corporación Municipal y guardando un minuto de silencio.

Hay veces que maldice uno esta profesión por tener que dar noticias que jamás querría dar. Ayer fue uno de esos días, porque uno tiene que comunicar la pérdida de uno de los mejores amigos que han tenido todos los antequeranos –¡quién no era amigo suyo!–, de un enamorado de su tierra, de un hombre bueno, bueno, bueno; de un ser generoso, caritativo, desprendido, jovial, entrañable, sincero… con el que la vida no se portó bien, sobre todo en los últimos años: se nos fue Cándido Vidal Hidalgo.
 
La triste noticia pronto corrió por toda la ciudad que no se podía creer lo que, desgraciadamente era cierto: Cándido Vidal, había aparecido muerto en su céntrico piso de la calle Cantareros. Aunque padecía una cruel enfermedad, unos amigos nos dijeron que el jueves le habían visitado y le encontraron mejor que otras veces, tal vez porque seguía disimulando el sentimiento de la soledad en las horas de la noche, él que se desvivió por los suyos, él que disfrutaba feliz porque tenían resuelta su vida, que era su ilusión máxima y lo que le dio tranquilidad y la satisfacción del deber cumplido. 
 
Para ello, trabajó en su acreditadísimo laboratorio de Análisis Clínicos, hasta hacerse de una fama de prestigio y calidad, a la que ponía un sello de caridad cuando acudían hasta allí familias necesitadas o amigos íntimos.
 
Aparte de eso, fue miembro de la Comisión de Festejos del Ayuntamiento y, más tarde, Concejal, cargos en los que mostró su amor a su tierra, sus deseos de colaborar a engrandecerla. Y directivo de la Cofradía del Rescate, y del Antequerano, al que ayudó. 
 
Cerrado su laboratorio, acusó una cruel enfermedad que le impedía recorrer las calles de su tierra como a él le gustaba, tomar su copita con los amigos en el Bar Noelia o en el Casino, optando por permanecer muchas horas en su piso… donde entregaba su alma a Dios.
 
El 16 de septiembre de 2014, la Ciudad le dedicaba una calle en la zona de expansión entre el Recinto Ferial y Parque Verónica. También recibió un sentido y entrañable homenaje. Descanse en paz ese gran amigo como fue Cándido, ese gran profesional, ese enorme antequerano, que el Señor conceda resignación a quienes le querían. 
 
 
 
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