Una vez conseguido el hito histórico para la ciudad de Antequera con la declaración del Sitio de los Dólmenes como Patrimonio de la Humanidad, queda la sensación de un trabajo que ha estado bien planificado, gestionado y sobre todo, llevado a la práctica, consiguiendo otorgarle a este conjunto dolménico el lugar que merece y logrando, de este modo, una salvaguarda para su duración y disfrute de futuras generaciones, manteniendo viva la historia de la ciudad.
Hemos conseguido su reconocimiento como Patrimonio Mundial, alcanzando una colaboración entre instituciones, con una ciudad volcada hacia un objetivo común, logrando una gran difusión de todo nuestro patrimonio a nivel internacional. Esta enorme repercusión del conjunto dolménico ya se observó tras su declaración como Monumento Nacional en 1886. Un ejemplo de esta repercusión y difusión lo constituye el documento que a continuación presento. Se trata de un artículo de un periódico de enorme relevancia entre la población española que emigró a Argentina. Me refiero al periódico “El Correo de España: periódico ilustrado de intereses españoles”. Fundado en Buenos Aires, en 1894 por un emigrante gallego, concretamente por Modesto Rodríguez Freire, donde trata toda la actualidad de la España del momento, con el objetivo de mantener informada a esa población emigrante de las noticias que sucedían en su añorada España.
El artículo que nos ocupa aparece el 14 de Junio de 1896, en el número 107, Año III. Se trata de una sección dedicada a realizar un recorrido histórico por la “España Militar y Naval desde los tiempos más remotos hasta nuestros días”. Dentro del apartado dirigido a los Primeros Pobladores, describe, a modo de recorrido geográfico, los principales hábitats y construcciones realizadas por los primeros pobladores tales como adecuación cuevas y cavernas, dólmenes, hemidólmenes, talayots, túmulos…
De este modo al tratar las construcciones referentes a caminos cubiertos y dólmenes hace referencia a la “Cueva de Menga de Antequera”, describiéndola como “monumentos que no están abiertos sino por uno de sus extremos, hay que reconocer que no son más que dólmenes de gran magnitud, divididos en dos ó más cámaras ó galerías, como la cueva de Menga de Antequera. Tal vez estos grandes dólmenes fueron templos o lugar de sepultura”. (1)
Este sólo es un ejemplo de la difusión y repercusión que estaba alcanzando nuestro conjunto dolménico no sólo en España y Europa, sino traspasando esas fronteras llegando a otros continentes. Lo que, sin duda, refleja su importancia y sirve como claro ejemplo del fruto que estaba alcanzando las diferentes investigaciones que se realizaban, unidos al hecho de su declaración como Monumento Nacional en 1886.
Si esto sucedió sólo con el inicio de sus primeras investigaciones y estudios, habrá que imaginar el enorme calado que tendrá su actual denominación como Patrimonio de la Humanidad.
(1) El Correo de España: periódico ilustrado de intereses españoles. – Buenos Aires: [s.n.] , 1894-189? (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica). Imágenes extraídas del mismo archivo citado.
