La manifestación de la enseñanza concertada para hoy sábado en Málaga. La Junta da un paso atrás en su estimación de dañar, más que de suprimir unidades que hasta este momento funcionan. Tienen alumnado suficiente para que se respete su continuidad. Otra historia es un futuro no muy lejano donde la disminución de natalidad evidencie una necesidad real de menos plazas educativas.
Pero hay que preparar el terreno y enseñar los dientes; si algo le gusta a un político es demostrar su afán de imponer, mandar y querer tener a la ciudadanía a merced de su criterio, perdón, sus ideas. Se puede jugar con la tranquilidad de la gente, se les puede alterar hasta el sueño, pero no tiene la más mínima importancia si el político repite por activa y pasiva que actúa bajo el mandato electoral que ha recibido del pueblo. ¿Qué político tenemos en estos momentos en nuestro país que no tenga que contar con otras opiniones para poner en marcha cualquier proyecto?
El pueblo está harto, hasta la saciedad, de aguantar imposiciones arbitrarias porque no se cree que es producto de la buena distribución y sostenibilidad del gasto en la enseñanza. Este pensamiento bastante honesto se encuentra en la esfera sideral. En suelo, sobre la realidad, desnudar la enseñanza de la magnífica influencia religiosa es una constante que han traído y llevado siempre los organismos públicos andaluces. Enseñar sin influencias, mejor dicho, solo con las que se imponen desde el poder público para controlar más y mejor.
Pues esteremos en la calle, llenaremos firmas hasta no quedar nadie y nos situaremos de frente con toda la fuerza que da la razón ante las insinuaciones y atropellos constantes. ¿Quieren provocar? Pues recibirán respuesta, firme y valiente. No se trata de ir vociferando y alterando el orden público, eso queda para otros colectivos que lo hacen mejor. Sólo reclamar y exigir lo que nos pertenece. Y desde luego, hacerles ver que no vamos a ceder ni un ápice.