De la prensa escrita y con firma de autor. Todos saben que en Antequera hay por fortuna, más de una escuela de verano, de ese modo muchos chicos y chicas pueden aliviar la cargas de tiempo y economía que supone para sus familias. Tanto Cruz Roja como el Colegio León Motta acogen a los pequeños en la época estival. Y concretamente, aunque es posible que los dos centros, el León Motta está financiado por la Junta.
Hasta aquí todo suena de maravilla, voluntad política de hacer algo por los más desfavorecidos y creer que estos chicos se merecen que los atiendan. Sin embargo, la duda acompaña en todo momento. Apenas iniciada la tarea, ya tienen la visita de los políticos buenos, los que hacen posible que los pequeños estén allí, siempre procurando que sus mayores y toda la ciudad se enteren de quiénes son los que van a pagar. El énfasis viene sobrevenido cuando aparentan que solo ellos, Junta detrás, hacen tanto por los demás. Y también ¡cómo no! los comentarios acerca de los gastos que ocasionan. Quince mil euros parece que cuesta la escuela de verano del León Motta.
Una importante cifra que si es aprovechada resulta insignificante para todo el bien que se hace, pero resulta un poco grotesco que lo primero que se den son las cantidades para medir el valor de la solidaridad. Hablando de cantidades. Cerca de 4,5 millones de euros cuesta rebajar un piso al Centro de Recepción de Menga. Sin entender de cifras ni presupuestos, suena demasiado dinero y más, si se tiene en cuenta lo que se pagó en un principio que ha demostrado ser inútil.Tendremos que aprender a ajustarnos en el dinero común, aunque aparentemente no nos duela y se destine a asegurar muchos puestos políticos.
Ayer, sin ir más lejos, los catalanes pusieron unas reivindicaciones sobre la mesa, que de llevarse a cabo y extrapolarlas a otras comunidades como la nuestra, nos puede perjudicar en los dineros.Y ya sabemos lo poco que duran las alegrías en la casa del pobre. Los 500 millones que dijo traerse Susana Díaz, han quedado en aguas de borrajas, no fue difícil contentarla para que tomara el camino de vuelta a casa y le regalaron la piel de un oso que no se dejó ver a tiro de nadie. Ya se sabe, con poca firmeza en el suelo hay muchos vaivenes y los apoyos electorales son muy caprichosos.