Transcurría el mes de septiembre de 1868 y España, fiel a su tradición durante todo el siglo XIX, se encuentra inmersa en una creciente inestabilidad política que se transmite a todos los ámbitos cotidianos. Fruto de esta situación, se produce lo que se ha denominado la Revolución Gloriosa de 1868 que supuso el destronamiento de Isabel II, con su consiguiente exilio y el inicio de un período de intentos democráticos.
Esta realidad a nivel nacional, tiene su propia repercusión a nivel local. Vamos a adentrarnos cómo se vivió ese cambio histórico a nivel local en Antequera. Antequera, una de sus características se debe a su inmejorable ubicación geográfica, lo que sin duda no la hace inmune a las circunstancias históricas que la rodean. Al lema revolucionario ¡Viva España con honra!, la ciudad vive su propio tránsito del movimiento. En Málaga, el 21 de septiembre, asistimos a la creación de una Junta popular a favor del movimiento produciéndose mítines para alentar a la población donde tomó parte el antequerano señor Aguilar que a lo postre ocuparía un lugar preferente en la configuración de la nueva corporación local.Si observamos las sesiones del Ayuntamiento de Antequera podemos seguir con meticulosidad cómo se afrontó esa nueva realidad.
De esta forma en la sesión del 22 de septiembre se indica lo siguiente: “…expuso el Sr. Presidente el objeto de la convocatoria manifestando que la noche anterior la ciudad de Málaga se había pronunciado secundando el movimiento político iniciado en Cádiz y que con tal motivo creía que su deber acordar en reunión con los representantes de todos los partidos lo más conveniente a la conservación del orden de la localidad. En este momento recibió su Señoría un despacho telegráfico de la Junta Revolucionaria de Málaga, disponiendo cesase en el mando que lo entregase al Sr. D. Francisco J. de Aguilar, lo cual tuvo lugar acto seguido ocupando este Sr. la Presidencia”.
Esto supone el primer paso para que nuestro ayuntamiento se sume al movimiento indicado. El propio Aguilar, en la misma sesión, expone “…ocupaba el puesto, aunque no desconocía lo peligroso que era, porque identificado con las ideas liberales que constantemente había defendido…aunque preveía que los sufrimientos inferidos a toda las clases de la sociedad y especialmente a los pobres durante el gobierno despótico de Dª Isabel de Borbón, debían traer una explosión difícil de contener, si bien ni esto ni la circunstancia de esta Ciudad una de las primeras que han dado el grito de libertad, intimidaba a su Señoría”.Los periódicos del momento, como por ejemplo el Diario de Córdoba, en su edición de 24 de septiembre, ya refleja lo siguiente sobre el seguimiento de este conato revolucionario “Por despacho telegráfico que acabo de recibir del Presidente de la Junta de Málaga, se me comunica lo que sigue: Málaga con su comandante general y las fuerzas de toda la artillería, caballería, carabineros de toda la provincia, han secundado el alzamiento. Antequera y el campo de Gibraltar con el comandante general y fuerzas han verificado lo mismo”.
Las noticias que llegaban al ayuntamiento, indicaban, el 27 de septiembre, que el alzamiento se había extendido ya a toda la geografía española, lo que sin duda hacía visible el triunfo de este movimiento. El 1 de octubre se publica en el Boletín Oficial de la Provincia de Málaga la noticia indicando el abandono del país por parte de la reina Isabel II, exiliándose a Francia. En la siguiente sesión del consistorio, el 19 de octubre, se procede a la constitución de los nuevos miembros de la corporación municipal bajo los auspicios de la nueva ideología imperante.
El Señor Presidente se dirige a los presentes indicando “…lo satisfecho que se encontraba con todos y cada uno de los individuos del Ayuntamiento, por sus antecedentes liberales, por su adhesión a la causa de la Nación, que tanta gloria se había emancipado de los Gobiernos que por desgracia le había regido hasta ahora y lo mucho se prometía de todo en beneficio del pueblo y de sus conciudadanos”.Ahora comenzaba una nueva época para el país, con unos cambios que se pretendían sustanciales y acordes a los nuevos tiempos, en un afán por cambiar los derroteros del siglo XIX español. Antequera participará activamente de ese nuevo devenir, adoptando medidas que abordaremos en la continuación de este artículo.
