Complicado sería todo en nuestra vida si no existiera siempre ese punto de negociación entre dos partes que tienen puntos divergentes. Si miramos en la Real Academia de la Lengua el significado del verbo negociar, encontramos en su segunda acepción: “Tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro”.
Si nos fijamos en estas palabras no es otra cosa que lo que vivimos día a día, por lo menos yo con mi hija, es todo una continua negociación. No sé si lo haré bien o mal, pero siempre estamos en esa búsqueda de punto en común.Negociación también es en la que se viven en cualquier familia que tenga un conflicto, en cualquier negocio donde todos deben estar de acuerdo –a base de llevarse bien– para que éste sea fructífero para todos, empresario y trabajadores.
Negociación es la que tenemos con amigos cuando se elige el lugar al que ir, comer o la fecha para quedar en la que nadie salga perjudicado y se disfrute de un buen día o una buena cita. Negociación es la que buscas con tu pareja, yo lo intento siempre, en la que encontrar ese punto en el que unas veces tú y otras, la otra persona, disfruten de lo que más le gusta o se pongan de acuerdo en algo.
Negociación es prácticamente todo en nuestra vida, y como no puede ser de otra manera, en la parte política también. ¿Es fácil? No, claro que no. Tenemos que ser capaces de ver nuestras miras, las suyas, las verdades, lo mejor para todos y no todo para nosotros.En esta semana política, negociación es lo que menos ha habido. Unos porque piden mucho, otros, porque no dan nada y al final, pagamos todos: nuevas Elecciones a la vista.
Quizá antes de iniciar una negociación deberíamos ser capaces de ponernos en el otro lado; entonces el verbo sería: empatizar.
