A mi padre
Seguimos en estado de alarma, pero desde el domingo pasado los niños menores de 14 años pueden salir con una serie de normas que se han seguido de manera desigual por parte de los llamados “adultos responsables”. Hoy, si nada cambia, se puede salir a hacer deporte o pasear.
Apostaría una mano y no la perdería a que se va a producir un aumento significativo en el número de deportistas de nuestra ciudad durante las próximas fechas. Número que irá en descenso conforme pasen los días y aumenten las agujetas. Todos estos acontecimientos son los que nos llevarán poco a poco a una curiosa situación que ya se nombra en diversos medios de comunicación como “nueva normalidad”.
Si hacemos una visita a nuestro Diccionario de la Real Academia de la Lengua y buscamos la palabra nuevo, nos dice que proviene del latín ‘novus’ y que significa entre otras cosas, recién hecho o fabricado; o algo que se percibe o experimenta por primera vez. Hagamos el mismo ejercicio con la palabra normalidad. En este caso nos encontramos con el significado de cualidad o condición de normal.
Es decir, nos encaminamos hacia una situación que se experimenta por primera vez y a la vez es algo normal. Cualidades, ambas, un tanto contradictorias. Aunque se que esta nueva expresión la podemos asimilar sin llevarnos a equívoco, personalmente me gusta más decir simplemente “volver a la normalidad”, aunque también se que no va a ser muy normal la cantidad de pedidos de zapatillas de deporte que van a llegar estos días. Pero si puede ser, contén unos días el ansia deportiva y cómpratelas en tu tienda de barrio más cercana y hagamos estos gestos más cotidianos o normales.
Y aunque me tachéis de pesado, no olvidéis lavaros las manos.