Desde hace días, miro a ver si sale una serie o una película de lo que estamos viviendo. Creo que vivimos en una mentira, tan grande, que nos la creemos. ¡Ése es el problema! Esto va camino de “Matrix”, “Divergente” o “Los Juegos del Hambre”. Vivimos en una sociedad donde desconocemos quién decide por nosotros. Las cosas ya no son blanco o negro, son como nos dicen que debemos verlas. Y carecemos de espíritu crítico para poder analizarlas y defender a la sociedad en general. Hoy ya no ayudamos al que tenemos al lado: simplemente miramos nuestro camino y nuestros intereses. Vivimos en un egoísmo cada vez más creciente.
¿Exageramos? Imaginemos un día cualquiera. ¿Quién no ha ido a una administración o entidad financiera en la que ya todo hay que hacerlo en una pantalla? ¿Quién no ha visto a una persona mayor, la cara de asombro de no saber qué hacer para mandarle el dinero al hijo o pagar el recibo de la luz? ¿Y qué hacemos la sociedad? Como mucho, que salga una buena persona que le ayude a dar con el dedo en la pantalla táctil o un funcionario o empleado (que los hay aún) que le salga la bondad de seguir realizando lo que antes hacían en ventanilla.
Seguimos dando una vuelta por el día a día. Cualquier colectivo: ¿se es libre en las reuniones, se tienen en cuenta las sugerencias de los demás, nos callamos? El que habla: ¿se acepta ver la vida de otra manera diferente o se toman represalias? Luego, cómo no, el deporte nacional: hablar fuera, a espaldas, tras no haber tenido la valentía de decirlo a la cara. Aquí ya no es exponer visiones diferentes, más o menos acertadas. En esta vida, o estás conmigo o estás contra mí.
Tema pandemia. Suponemos que dentro de algunos años, se sabrá algo más de lo que está pasando o al menos, habrá alguien que se atreva al menos a utilizar una película o una serie para hacernos ver lo que realmente pasa. Creemos que, lamentablemente, se politiza todo. Ya no hay respeto por las administraciones, como en más de una ocasión hemos expuesto. Ya no hay Gobierno, Junta de Andalucía o Ayuntamiento, se valora y se respalda o cuestiona, según sea el color de la administración. ¡Así nos va!
Nunca entenderé como periodista, por qué no se facilitan los datos reales de esta pandemia. Al igual que antes no nos creíamos las pocas defunciones por COVID-19, ahora no entendemos el bajo número de nuevos contagios. O la gente miente, o las estadísticas tardan, pero que me diga un antequerano que esta semana no conoce a más gente positiva de las cifras dadas.
Por último, ¿y los jóvenes? No sabemos lo que pasará con su vacunación. Son ahora de nuevo el centro de contagios. Pero lo más importante: precisan de una buena educación y seguimos sin invertir en ella. Un director de instituto nos apuntaba esta semana el poco respaldo que tienen los ciclos formativos, la formación profesional que más empleo puede dar, pero seguimos ignorándola. Por otro lado, los talentos universitarios siguen marchándose fuera de España. En fin, hoy nos hemos levantado un poco pesimistas, pero a veces cansa la mentira de vida que vivimos en la que todo es propaganda. Confiemos en cambiar…
