Claro, ¡no podía ser de otra manera! Rescato caminos llenos de sol, que no de nieve, en los recorridos de mi memoria y me pongo en modo Navidad. De momento lo que me resulta icónico es la tarea de gestionar la fiesta navideña en mi grupo de inglés/universidad. Me hace mucha ilusión recabar datos en inglés y español, sobre costumbres inglesas, especialmente en gastronomía. La verdad es que mis compis, me piden encarecidamente, no me digan que esto no es icónico, que lleve cava, versus champagne. ¡Of course! Aunque no se que será de nosotros cuando decidamos salir para nuestras casas después de la fiesta. Aunque ya se sabe, hay metro, autobuses y taxis! Me quedo más tranquila.
Bueno ya he comprado los Chrismas Crackers, tradición inglesa donde las haya, lo aprendí hacer años cuando empezaba mi aprendizaje en esta lengua. Les cuento que en cuestión gastronómica mis aportaciones han sido siempre saladas, no me siento inclinada a lo dulce, a decir verdad, solo de vez en cuando. Así que tortilla de patatas, aceitunas, unos vasitos de porra, saladitos y algo dulzón para picar, la profe llevara algo típico inglés. ¡Que alivio!
Por momento creía que iba a tener que hacer sandwiches de pepino. ¡Icónico! El asunto es que después de este encuentro “pre navideño” que tiene poco de improvisación, tengo un almuerzo con amigos de toda la vida. Es decir tengo que dejar sitio para lo solomillos y las ensaladas, ¡gracias a Dios por estas últimas! Después cuando la tarde vaya cayendo tendré un encuentro muy especial con las chicas con las que compartí piso durante cinco años. Estudiábamos, claro! Unas y otras hemos desarrollado nuestra vida tal como habíamos soñado o algo parecido. Icónico e irrepetible.
Bien, cuando las últimas velas de este día se apaguen, yo estaré en casa y es en ese momento cuando seguiré escribiendo un cuento de Navidad muy especial para mi nieta Claudia. ¡Feliz Navidad!
