Con la música de fondo del Cascanueces, inicio mi artículo semanal. Hay tantos temas a los que referirme que intento hacer una selección mental para ver cuál puede ser más del agrado mío y de mis lectores, y, teniendo en cuenta la fecha que se aproxima de festividad en nuestra Comunidad voy a referirme a ello. El 23 de febrero, fecha histórica, coincidió con la charla que dio en La Salle-Virlecha el gaditano Antonio Sanz, secretario del PP andaluz. Se presentó como un representante de la ciudadanía, habló del Estatuto, del Parlamento y tuvo una charla bastante distendida y amena con los alumnos, intercambiando al final preguntas y respuestas con interés y fluidez. Hasta aquí un conferenciante. Pero como político que es, defendió su buen hacer y la capacidad de los unos con los otros para llegar a acuerdos que interesan a la gran mayoría de la población. E invitó a que se vieran las sesiones del Parlamento por internet que es donde se muestran su labor y realmente como son los parlamentarios. La prensa y la televisión son muy dadas a destacar la noticia llamativa, el roce, las discrepancias y dejan en un segundo plano el trabajo diario y el esfuerzo para que reine el orden y la armonía.
Es agradable oír estas cosas tan acostumbrados como estamos a los insultos copiosos y continuos.
Hay que reconocer la habilidad y el talante de muchos políticos, sobre todo, cuando muestran un desconocimiento con apariencia de realidad cuando el tema no les interesa. O bien, cuentan las verdades a medias porque enteras no les benefician, y, el colmo de la presunción cuando dicen saber lo que piensan los ciudadanos. En vísperas de elecciones la sabiduría y el resolver los problemas de todos son las notas más sobresalientes. Y lo que sobresale es el apego al poder, el deseo de manejar los fondos, controlar las voluntades y, el esfuerzo titánico para no perder lo que creen que les pertenece, la Comunidad de todos los andaluces. A veces las cosas se les tuercen, hartas de menearlas tanto y con tanto despropósito.
