Quisiera hacerle llegar el problema que afecta a un grupo de agricultores que hemos tenido la mala suerte de encontrarnos en el entorno de las grandes obras públicas que se están llevando a cabo en Antequera desde que se inició la A-92. Somos los que tenemos nuestras fincas a la derecha de la A-45, sentido Málaga – Córdoba.
Voy a remontarme a la época de la Reforma del señor Manaute, que iba a expropiar a media Antequera y luego se quedó en nada. Bueno, en nada no. En esos tiempos tuve la suerte de compartir con Juan Gallardo Balta las dificultades que surgían con la construcción de la A–92 y nuestra Comunidad de Regantes del Río Guadalhorce. Por entonces, nos encontramos con la oportunidad de beneficiarnos de las compensaciones que llevaba consigo la Ley del señor Manaute. Y fuimos a por ellas, no sin problemas, pero si con la colaboración inestimable del entonces Alcalde de la Ciudad, don Paulino Plata, que nos acompañó en nuestras gestiones en Sevilla y nos apoyó en todo cuanto pudo. También fue generosísimo el apoyo que recibimos de la Delegación Provincial de la Consejería de Agricultura y sus ingenieros de obras. Gracias a todo ello se consiguió una reforma muy importante en la infraestructura hidráulica de nuestros regadíos, con una cantidad importante a fondo perdido por parte de Administración y la financiación del resto que pagamos los agricultores. También se realizó una gran obra en el Arroyo de Cartaojal, que antes se desbordaba e inundaba nuestra Vega, y el arreglo de todos los caminos, que quedaron asfaltados y por lo que no tuvimos que pagar una peseta entonces.
Bueno, ¿y a qué viene esta historia? Sencillamente, a que a los afectados de la zona que señalé arriba, nos han expropiado, cosa que entiendo, porque al que le toca le tocó y ése es el fin social que ha de cumplir la propiedad, en dos ocasiones y nos destrozaron el camino con la construcción de la A–45, sin que arreglaran nada después de acabar la obra, y ahora, con las obras del AVE, hay un movimiento incesante de camiones de gran tamaño y enorme carga por el camino que hicieron para uso agrícola, con un límite de 7 Tm por eje en el peso de los vehículos que lo transiten. Es tal el abuso, que no se puede circular con tranquilidad por el camino porque los camiones te pueden echar fuera del mismo y, con ocasión de las últimas lluvias había que moverse sólo con tractores porque los coches no podían circular.
¿Para qué están los carriles de servicio? Y ¿nos arreglarán en esta ocasión los cuantiosos daños que hacen y restituirán el asfalto al camino tal como lo tuvo antes de que los adjudicatarios de las obras los destrozaran?
FRANCISCO MUÑOZ