El padre José Amalio González Ruiz era nombrado hace días por el Obispo de Málaga, arcipreste de Antequera, misión que, para él, supone…:“Ser un cooperador estrecho del Obispo en la zona; atender y cuidar las parroquias y sacerdotes; coordinar la pastoral en la ciudad. La Iglesia en Antequera es una Iglesia amplia, fuerte, con grandes tradiciones y a la vez con muchos retos por delante, como la Iglesia Universal: seguir anunciando a Jesucristo en estos tiempos que no son más difíciles ni más fáciles que otros, pero que requieren una conciencia cada vez más firme de lo que es ser cristiano;
ayudar a todos a descubrir el camino del seguimiento de Jesús, el Señor en el que descubrimos al Dios que no vemos y se manifiesta en Jesús, para cambiar nuestras vidas, para hacernos mejores personas, para ser felices haciendo felices a los demás. Pero esa Palabra de Dios hay que saber interpretarla; no quedarse en las palabras, sino descubrir la Palabra, es decir el Mensaje, a lo que nos ayuda la última exhortación de Benedicto XVI ‘Verbum Domine’. Hemos de descubrir en la Palabra de Dios, no un libro que cuente historias, sino la historia y salvación que cuenta. La fe no se contrapone a la razón, sino que busca más allá de ella, en la profundidad del Misterio de la Vida, un misterio, a pesar del progreso y las nuevas tecnologías, ante el que sólo cabe la contemplación, es decir, la admiración ante la grandeza y lo pequeño: subir al Torcal, contemplar, y quedarse sin palabras; tener a un recién nacido en las manos y quedarse sin palabras, ver a alguien que entrega su vida, que es capaz de perdonar, que es capaz de darse a los demás… y quedarse sin palabras”.
Con respecto a la JMJ nos dice: “He tenido la suerte de participar en la JMJ y en su preparación; recuerdo el paso por nuestra ciudad de la cruz que dejó Juan Pablo II a los jóvenes, una cruz que expresa el misterio de Dios crucificado y nos abre al amor, y que ha venerado tanta gente: Juan Pablo II, jóvenes, mayores y niños… Esa cruz que es el horizonte hacia donde tiene que mirar nuestra fe y nos ha llevado a la JMJ, una fiesta, un encuentro de más de millón y medio de jóvenes de todo el mundo, donde la fe brotaba a borbotones, en señal de que sigue viva, aunque hay que seguir trabajando para que nuestros jóvenes descubran a Jesús, al Señor de sus vidas”.
Con respecto a la Iglesia en Antequera nos afirma: “Tras el maravilloso trabajo en los templos por parte de Ayuntamiento, Obispado, Junta y los cristianos que han colaborado, tenemos que afrontar los cambios para equilibrar la vida de la Iglesia, que supondrán unificar y abrir nuevos centros, a medida que Antequera crezca para la práctica de la fe, como la proyectada iglesia de La Verónica, donde la ciudad se va extendiendo, y unificar otras zonas donde por historia, se acumulan preciosos templos que cuesta mantener abiertos y disponibles a la práctica de la fe. La Iglesia de Antequera la formamos un gran número de personas e instituciones, no pudiendo olvidar la gran aportación de religiosas y religiosos, tanto de clausura como de vida activa; y lo que suponen los colegios, y los centros sociales de atención a los más necesitados”.Por último, nos dice: “Agradezco, a título personal, como Pepe Amalio, a todos los que he ido conociendo; venía de fuera y ahora me siento de dentro. Gracias por el cariño, la amistad, la colaboración que me habéis dado, creyentes y no creyentes, amigos y hermanos en la fe”.