sábado 23 noviembre 2024
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Echinacea y Própolis

Esta asociación fitoterápica quizá pueda resultar muy interesante en esta época otoñal en la que nos encontramos. Antes de nada, debemos recordar que el uso de plantas medicinales nunca debe ser sinónimo de inocuo o de inofensivo. En la actualidad todo lo natural está muy de moda, pero debemos de tener cuidado porque las plantas medicinales contienen principios activos al igual que ocurre con los medicamentos. Así por ejemplo, la madre naturaleza nos puede regalar algo tan valioso y fascinante como las setas, pero no olvidemos que pueden ser más mortales y letales que cualquier medicamento que usted encuentre en su farmacia. En cualquier caso, la Echinacea y el Própolis pueden serle muy útiles.

Las propiedades terapéuticas de la Echinacea, más concretamente de la Echinacea angustifolia, se basan en la estimulación directa del sistema inmune al estimular la producción de Células T y de interferon. Esto es muy beneficioso en procesos infecciosos tales como los catarros y la gripe. No pensemos que estamos ante algo novedoso, la Echinacea ya se utilizaba por las tribus nativas norteamericanas mucho antes del descubrimiento de América.

Por el contrario, el Própolis es una sustancia que las abejas recogen de los árboles y la procesan en las colmenas con el objetivo de combatir cualquier agente infeccioso, bacteria, virus u hongo que pudiera infectar la colmena.

Podemos considerar al Própolis como un preparado de abeja natural que contiene infinidad de sustancias, tales como: flavonoides, aceites esenciales, resinas, cera de abeja, polen, vitaminas del grupo B y minerales tan singulares como hierro, boro, cromo, aluminio y plata entre otros. Al ser humano el Própolis le funciona igual de bien que a las abejas, estando muy recomendado no sólo en el tratamiento, sino tan bien, en la prevención de innumerables enfermedades infecciosas.

Para finalizar, agradezco enormemente y de todo corazón a todas aquellas personas que se han implicado en la celebración de mi 40 cumpleaños, y sobre todo, a esa gran mujer que es mi esposa.

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