¡Otro año más salió nuestro queridísimo Patrón, para bendecir nuestros campos, nuestras empresas, nuestras vidas, nuestra ciudad! ¡Qué maravilloso eres, adorado Señor de la Salud y de las Aguas! ¡Y cómo sabes Tú lo que te ama este queridísimo pueblo antequerano! ¡Qué orgulloso vas en tu trono, tan maravillosamente preparado por su camarera y llevado con tanto amor por esos hermanacos que te adoran! Te adoran desde niños, puesto que aprendieron a amarte por medio de sus padres…
Llevo dos años que, con gran sentimiento de mi corazón no te acompaño en tu recorrido, debido a mi operación de cadera, pero no dejo de ir con mi marido a oír esa misa de 12, ¡tan bonita!, contigo presidiéndola tan cerquita de sus amados hijos… Además, ese año me emocionó sobremanera la preciosa plática del nuevo párroco que unió tu salida con la celebración del domingo de la Venida del Espíritu Santo, por coincidir estas dos fechas… Resultó impresionante. ¡Mi enhorabuena al Párroco!
Muchas gracias, Señor, por tus bendiciones, por tus ayudas, por tu amor hacia nosotros, que no lo merecemos, pero que por tu gran misericordia, infinita, nos concedes. ¡Gracias, Señor! Sé que todos los corazones pensamos lo mismo: ser mejores para tenerte contento, pero… somos humanos y caemos una y otra vez. ¡Ayúdanos Tú, queridísimo Patrón a levantarnos para que así podamos estar siempre junto a Ti, amadísimo Señor de la Salud y de las Aguas!