Debe ser bastante cerca de las nubes, y sin posibilidad de pisar tierra firme, ya que de otro modo no se entiende que aguantemos impasibles tanta sorpresa económica que ameniza día y noche. Está casi todo tan pringao que molesta que un político hable de moral y legal. Nadie toma la iniciativa firme, contundente y de común acuerdo para que en el menor tiempo posible se aplique buen escarmiento. Porque la justicia puede ser más ágil cuando hay evidencias de inmoralidad y robo a mano armada. Es poca vergüenza lo que estamos viviendo. ¿indignados? Tontos de remate, alelados contemplando a una clase política tantos años que no sabe estar a la altura de sus ciudadanos.
Los dos partidos mayoritarios que llevan nuestras riendas, se debaten internamente por los casos de corrupción que salpican a muchos de sus dirigentes y exdirigentes sin ninguna aparente preocupación. Pues no se merecen ni ir a la cárcel, tendríamos que seguir gastando dinero en ellos. Fuera del país unos añitos, sin un duro y que se busquen la vida ya que demuestran ser muy listos. Y el colmo del abuso es cuando se cruzan acusaciones simultáneas a ver quién ha sido el más listo para la apropiación indebida, ésa es otra, las palabras juegan un importante papel a la hora de contar, relatar y describir. Sólo los entendidos las emplean en su definición más exacta. Según los medios no hay ladrones sino conductas inapropiadas, que se apropian de todo lo que pillan. Los millones de euros de Bárcenas, los sobres abultados de regalos, las fundaciones de empleos para amiguetes, es la cara dura de la cruz que soportan seis millones de desempleados. Y además tapan la labor de entrega y generosidad de quienes son rectos y constructivos, mirando siempre el bien común.
Lo que se ve ahora mismo, y no creo que cambie a corto plazo, es que la paciencia y la presunción de inocencia, de la que sí hacemos bastante gala, la tenemos los ciudadanos corrientes, molientes y apolíticos.
