Tras estas escuetas siglas realmente se encuentra una infección de transmisión sexual muy habitual hoy en día. El Virus del Papiloma Humano produce una infección que cobra especial relevancia porque puede producir cáncer en las personas infectadas.
Desde mi humilde punto de vista, otro problema añadido a esta infección es que habitualmente no produce ningún síntoma, de ahí que la inmensa mayoría de los individuos infectados desconocen que lo están. También es verdad que algunos serotipos de VPH pueden producir verrugas genitales. En cualquier caso, debemos entender que lo realmente perjudicial es que la infección persista a lo largo del tiempo, esto puede producir en la mujer cáncer de cuello del útero o de vagina y en el hombre cáncer de pene. No debemos de alertarnos en exceso porque usualmente la mayoría de estas infecciones de papiloma virus son temporales, sólo un 10 por ciento se harán crónicas.
Una vez más el diagnóstico juega un papel fundamental en el transcurso de la patología, pero en este caso con una salvedad. En esta ocasión el cáncer puede tardar en aparecer hasta 20 años después de la infección por VPH, lo cual es favorable en la detección. La prueba de Papanicolau es una citología que intenta descubrir cambios en las células del cuello del útero antes de que se vuelvan cancerosas. Si se detectaran células precancerosas el tratamiento usual es la eliminación de las mismas por cirugía. Existen unas vacunas que protegen frente a los serotipos más frecuentes del VPH, aunque son más efectivas en mujeres que todavía no están infectadas. En realidad la infección por VPH no tiene tratamiento efectivo una vez que ya se ha producido.
Para finalizar, esta semana me quedo con la siguiente pregunta: ¿pensamos realmente que es muy cristiano y es una expresión de verdadera fe el comportamiento de unos y de otros en unas elecciones ante los pies de los sagrados titulares de una cofradía?
