A la temprana de edad de 42 años, descansaba en la paz del Señor, el pasado día 2, nuestro querido amigo Paco Villalón Artacho, persona entrañable, generosa, amiga de todo el mundo, antequerano ejemplar en su labor desinteresada en materias Cofrade, en Los Estudiantes, o Deportiva, en el Balonmano, donde aparte de colaborar, era “la voz” del Fernando Argüelles para animar a los suyos, y el volante de su coche anunciando los partidos cada fin de semana.
Cocinero destacado por varios establecimientos, trabajaba en sus últimos días en el Comedor Social “Emaús”, dando su tiempo para los que pasan hambre. La triste noticia de su fallecimiento causó profundo pesar en toda Antequera que acompañó a su familia, querida y respetada, en el duelo y en el sepelio verificado el día 3 en la iglesia de San Pedro, presidido por el arcipreste padre José Amalio González.
Su Nazareno de la Sangre, le ha llamado días previos, horas, instantes antes del inicio de la Cuaresma. Allá arriba, también debe haber crisis de buenos cofrades y hermanacos, precisando ya, en plena juventud, de este puntal, este cofrade, que siempre estaba al servicio de quien lo precisaba. Su forma de ser con su sonrisa y predisposición, siempre mostraban su gran corazón que le acompañó, hasta que latió por última vez, a primera hora de la mañana del domingo.
Como dijo el sacerdote padre José Sánchez en su despedida, no va a ser “enterrado”, sino que está ya “encielado”, compartiendo ya el Reino de los Cielos en la Resurrección. Allá, arriba, habrá recibido la bienvenida de su padre, quien le habrá presentado a la Virgen de la Consolación y Esperanza, y al Nazareno de la Sangre, cuyos hermanacos y amigos, le ofrecieron su adiós terrenal, meciendo su féretro, que presumía de banda verde como señal de vida, en el momento de salir del templo.
Este domingo dejaste de ser hermanaco, para convertirte en cirineo de las cruces que dejas aquí abajo. Desde estas líneas nuestra profunda condolencia a su madre, esposa que fuera de nuestro queridísimo amigo Pepe Villalón, así como a todos sus hermanos y amigos, al tiempo que pedimos a nuestros lectores una oración por su eterno descanso.