Como si el tiempo se detuviera, entramos en las dependencias conventuales de las monjas de Las Descalzas, donde nos atiende Sor Lucía, la religiosa que realizó el célebre cántico a la Primavera durante el confinamiento.
Tras el habitual “Ave María Purísima, sin pecado concebida” comenzamos nuestras preguntas para este reportaje. Elaboran dulces todo el año, aumentando la oferta ahora de cara a Navidad. “Todo es artesano y está hecho con productos naturales que no llevan conservantes y elaborados manualmente en nuestro obrador”.
A los anuales productos como ‘El Antequerano’, las tortas de almendra, las pastas, nevaditos, yemas, bienmesabe, los cortadillos, las empanadillas de cabello de ángel, los roscos de huevo y unas bandejas surtidas, se les suman: “Dentro de lo que es el mantecado, que es lo más clásico de la Navidad, tenemos la variedad del mantecado de canela, mantecado de almendra, los roscos de anís y de vino que no pueden faltar… También tenemos un producto que a mucha gente le puede solucionar el no poder comer manteca que es el mantecado de aceite”.
Con su prioridad de vida contemplativa, buscan unas horas extras en su labor diaria para endulzarnos estos meses: “Nosotras no somos confiteras, somos carmelitas descalzas, somos pobres y ya se sabe que los pobres tienen que trabajar para comer. El trabajo dignifica a la persona. Tenemos este trabajo, pero no nos absorbe porque nuestra principal misión es nuestra vida contemplativa”.
Suponemos que el tema de la pandemia ha afectado también al Convento: “La pandemia nos ha afectado como pienso que a mucha gente. Los ingresos han bajado mucho. Nosotras también hemos dedicado mucho tiempo a hacer mascarillas de manera solidaria”.
Esperanza de la monja que cantó a la Primavera
Ahora que estamos en otoño esperando el invierno ¿podría decirnos unas palabras esperanzadoras llenas de vitalidad?: “Yo os digo como terminaba mi poema: ‘Algo nuevo está brotando’. Ésta es una frase de Isaías. Yo pienso que todo esto no está sucediendo al azar. Porque hay una cosa muy bonita que me ha impresionado bastante. El hombre los hemos confinado y hay muchas partes del mundo donde siguen confinados, pero yo miraba al cielo y veía a los pájaros volar. Ves el mar y siguen las olas y ves que la Naturaleza sigue, solo el hombre se ha detenido. Pienso que esto es una llamada universal de Dios para decir que lo importante es la persona y su interior. Este es un tiempo de esperanza y de gracia. También he visto mucho sufrimiento, yo también lo he vivido en mi propia familia”.
Hubiéramos seguido nuestra profunda conversación con la hermana Lucía, pero se presentó una familia de Cádiz que venía a llevarse sus ricos dulces artesanales. Si no los ha probado aún, lleguen a ese viaje en el tiempo que es ir a un convento o llame por teléfono al 952 84 19 77, el de las monjas Descalzas de Antequera.
