El concurso se desarrolló en la calle Infante don Fernando, concretamente en el número 90, establecimiento de “La Rueca” –local situado casi frente a la desembocadura de calle San Bartolomé– y lo hicieron allí porque el programa venía auspiciado por ‘Lanas Pingüin y Esmeralda’.
Se realizaba este concurso a dos bandas, por un lado Prat estuvo en Antequera y por otro, desde Victoria, el también exitoso locutor José Luis Pecker. Diferentes preguntas iban a haciendo a los concursantes hasta llegar al final con un claro vencedor, que se llevaría 15.000 pesetas, y el perdedor, 5.000.
La concursante antequerana fue nuestra colaboradora Carmen Ramos Pérez, que tuvo que hacer frente a las distintas preguntas y adivinanzas que lanzaban desde Madrid, para una y otra participante. Nombres de escritores, pueblos, canciones… Iba ganando la antequerana, pero un fallo final, decantó la balanza hacia la de Victoria.
Carmen Ramos nos recuerda cómo fue aquello de participar:
“Estaba estudiando Magisterio en la Inmaculada, mis compañeras y Sor María de la Concepción decidieron que era la indicada para concursar, porque el objetivo era conseguir el premio para el viaje fin de carrera, que fue para lo que destinamos el premio”.
Junto a ella, también participaron en este programa, por un lado, Manuel Cascales, que ofreció la parte turística de la ciudad hablando del
“interés de los Dólmenes, de las fiestas locales, y hasta de la ‘Porra’ y los mantecados antequeranos”. Y por otro lado, se contó con la actuación de cante flamenco de Rafael Cañas “Niño de los Plátanos”.
La multitud agolpada en la calle
“Trabajo costaba a los del orden contener a la muchedumbre de chicas y chicos, y mayores, que se agolpaban en el trozo de calle, para verlo a través de los cristales del elegante establecimiento, y cortando con frecuencia la circulación de vehículos. En ‘La Rueca’ se esforzaban por atender a todos”. No hay duda de que como recogen nuestra páginas, aquella tarde fue todo un delirio de fans que siguieron con atención cada uno de los movimientos de Joaquín Prat.
Carmen Ramos asegura que fue impresionante lo que se formó aquella tarde:
“Me asomé a la ventana y vi medio pueblo, fue una responsabilidad enorme el participar y luego, que no podía salir de allí”.
Al finalizar la transmisión, hubo una copa ofrecida por los señores de Sola Padilla en la que estuvieron los participantes y seguidores de Prat que
“hubo de firmar muchos autógrafos a los chicos y jóvenes que aguardaban en la calle”.
Aquí quedan los recuerdos de una tarde de noviembre de 1970, donde la cercanía y el desparpajo de Joaquín Prat llevó a Antequera a todas las radios de nuestro país. Y eso, sin redes sociales y sin internet, casi nada… Eran los tiempos de la radio.