viernes 19 abril 2024
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Mabela Corpas: Sacar lo bueno del apoyo de las familias ante el cáncer

“Que no nos dé vergüenza acercarnos a nuestros mayores, y abrazarlos y pedir perdón cuando haya que pedir perdón, o decir ‘te quiero’ cuando haya que decir ‘te quiero’”.

Tenía 4 años cuando su padre empezó la batalla contra el cáncer y 14 cuando lo perdió. Ahora con 20, la que fuera estudiante del Pedro Espinosa, expone en AFA la muestra fotográfica “Siempre conmigo” que la Asociación Española Contra el Cáncer pretende utilizar por sus sedes y campañas preventivas. 

En la semana de Feria, tuvimos la oportunidad de estar en una reunión donde se concretó la exposición “Siempre Conmigo” que desde el lunes 5 de septiembre se puede visitar en la Casa de la Cultura, en la Sala FIAP de de la Agrupación Fotográfica Antequerana (AFA). Es la respuesta de una joven al libro que su padre le dejó escrito para que lo leyera al cumplir 18 años. Desde que ella tenía 4 años, su padre comenzó una lucha contra el cáncer que afrontó durante 10 años. Cuando Mabela, la autora de la muestra, tenía 14 años, perdió a su padre y desde entonces y al leer su libro, decidió ofrecer el cariño de las familias y amigos en la lucha contra esta enfermedad. 

Esa historia nos conmovió, y más cuando conocemos que habló con varias personas de la comarca de Antequera, de pueblos para ayudarle a un proyecto que la propia Asociación Española Contra el Cáncer piensa difundir y que se muestra por primera vez en nuestra ciudad. Su relación inicial con Antequera radica en que estudió en el Instituto Pedro Espinosa, como tanta gente de la comarca. Ella vive en Villanueva del Rosario y mantiene sus amigos del instituto. 

¿Quién le iba a decir a Mabela que, de tener que venir en autobús a las 6 de la mañana, unos años después iba a seguir teniendo la relación con una exposición de fotografías? ‘Siempre conmigo’ es una exposición de una niña que le responde a su padre, pero es más.. “Al fin y al cabo el proyecto de ‘Siempre conmigo’ alberga mucho más que una respuesta a mi padre. También hay una relación entre tantísimos pacientes de cáncer y sus familiares o allegados y lo importante que son esas relaciones y estos vínculos para ellos, ya sea durante el tratamiento o después. Cuando dices que quieres algo o alguien esté siempre contigo es una necesidad, es como un llamamiento a ‘quédate siempre conmigo’ o ‘quiero que algo esté siempre conmigo’. En este proyecto mi padre va estar siempre conmigo, esté o no esté presente físicamente, este proyecto me va a acompañar siempre conmigo. Y también para estos pacientes que han participado conmigo, sus familiares van a estar siempre con ellos. Al fin y al cabo, ‘Siempre conmigo’ es como una necesidad: ‘necesito que esto vaya a estar siempre a mi lado por mucho que pase el tiempo o por muchas cosas que pasen’. ‘Siempre conmigo’ es algo muy muy amplio en sí, es el título perfecto para este proyecto”. 

Mabela, que hoy tiene 20 años, tenía 4 cuando empezó la lucha de su padre. Si todos pensamos en un recuerdo de cuando teníamos esas edad, puede que haya personas que no se acuerden de nada. José Luis, su padre, empezó su batalla cuando ella correteaba, iba al colegio… y estuvo 10 años luchando con el cáncer que al final terminó con su vida. Y en ese tiempo le daría lugar a muchas cosas y se le ocurrió escribirle un libro a su hija Mabela, para que lo leyera cuando cumpliera 18 años. “El libro lo empezó él ya justo antes de que tuviera cáncer, es ésa la magia del libro, porque él empieza escribiendo como voy creciendo yo, las cosas que van sucediendo, mis primeros dientes, los primeros pasitos… Y llega el momento en el que le llega el cáncer, y en el libro ya empieza a plasmar lo que nos echa de menos, la importancia que tenemos mi madre y yo, porque inicia a pasar muchas horas en el hospital, a mí no me dejaban pasar… Se acaba convirtiendo en su pequeño diario. Él en esos diez años pasa por varios periodos, en el que le diagnostican un tumor, luego se recupera, recae… En el primero, en cabeza y pulmón y es en ese primer diagnóstico cuando le dicen que iba a tener una esperanza de vida de apenas unos meses. Con ese miedo a no poder decirme cuando cumpliese los 18 años o cuando llegase mi mayoría de edad los típicos consejos que a un padre le gustaría dar, me lo deja por escrito. Por eso una de las condiciones es que lo leyese cuando yo cumpliese esa edad. ¿Lo leí nada más cumplir los 18? No, no me sentía preparada para ello y he tardado un poquito más. Un empujón a terminar el libro ha sido el proyecto, porque necesitaba leerlo por fases. Pero sí, para la exposición de este proyecto me he llevado el libro siempre conmigo como mi amuleto”. 

¿Qué profesores recuerda que le dieran asignaturas en el Pedro Espinosa?  “Recuerdo a Luis Córdoba, un personaje, es de esos profesores que me han impulsado a mirar el arte de otra forma muy distinta, no solamente a observarlo sino también a amarlo, a aprender y eso ha sido muy muy interesante. También María González, que me daba más tema audiovisual”. Y la pasión por la fotografía, ¿es algo que ya tenías o hasta qué punto ese libro y la vida de su padre repercute para que abogue por ella? “Mi primera cámara réflex, una Nikon D60, lo más cercano que tenía eran los caballos y empecé con fotografía ecuestre. Cuando ya empecé con el grado superior de fotografía en Málaga, ha sido cuando ya he empezado a introducirme más en el retrato. Siempre me ha gustado mucho tratar con las personas, descubrirles y que ellos también se descubriesen a través de mis fotografías. No me gusta simplemente hacer un retrato, sino que haya algo más. Por eso para mí este proyecto era el proyecto perfecto”. 

 

Su primera fotografía

Hablando de recuerdos, si le preguntamos por su primera fotografía. “La primera foto que yo recuerde que haya sido una pedazo de foto, fue con una amiga, una que capté en un momento súper espontánea, sonriendo… y para mí esa foto me encantó. Fue un rato de juego en el que dijimos: “¡Vamos a hacer unas fotos una a la otra!” Y esa foto me encantó, y yo creo que fue la que me hizo pensar “debo seguir haciéndolo, debo seguir intentando hacer más retratos”. Termina en el Pedro Espinosa y decide profundizar sus conocimientos en Málaga. “Sí, en la Escuela de Arte de San Telmo”. 

Y en unos días en los que cualquiera es fotógrafo, cualquiera con un móvil hace fotos, que se mantenga una profesión tan romántica, que se estudie fotografía, moda, retratos… es evidente que hay que tener vocación. “Sí. Todavía me queda muchísimo camino por delante, pero de lo que más me estoy dando cuenta es de que lo que realmente importa es el esfuerzo que tú le pongas y las ganas. Ahora con los móviles lo tenemos todo mucho más accesible… y cuando quieres llegar al nivel alto tienes competencia a reventar. Lo que realmente te hace destacar es, además del esfuerzo, tu propio estilo. Yo una de la cosas que intento aprender, obviamente además de la parte técnica y de cómo crecer y cómo meterme en la industria, es encontrarme a mí misma. No sólo me gusta tratar la psicología de los demás sino que me gusta interiorizar en mí misma y saber quién soy. Mientras yo sepa quién soy voy a saber tratar mi trabajo”. 

 

mabela corpas 02

 

 

La exposición ‘Siempre conmigo’

Tiene que ser duro para una niña perder a un padre, no saber lo que le pasaba, y a lo mejor no valorar lo que le está pasando. Decir “ésta fue la última vez que vi a mi padre”, o “¿por qué no me dejaron estar en el hospital?”. “Yo me he dado cuenta justo después de que él haya fallecido. A mí me duele siempre mucho decirlo, pero es verdad, para mí una de las mayores lecciones que he tenido es el fallecimiento de mi padre. Yo he aprendido mucho con eso, porque cuando eres pequeño o estás en la adolescencia, con los cambios… no eres consciente realmente de lo que está pasando. Yo desde chiquitilla había visto a mi padre enfermo, débil, con un mínimo de discapacidad. Yo no había llegado a tener a mi padre realmente sano como lo ha podido tener mi hermano. Al yo estar acostumbrada no era consciente realmente de lo que realmente estaba pasando y hasta que no ha fallecido no he dicho: “¡Leñes, es que no he aprovechado el tiempo, no he estado ahí todo lo que debía haber estado, no le he apoyado todas las veces que debería haberlo apoyado, no le he dicho ‘te quiero’ todas las veces que debería habérselo dicho!”. Porque uno no es consciente. De ahí es uno de los grandes mensajes del proyecto: que se aproveche el tiempo, sobre todo para los familiares que vean el proyecto, que hayan participado en él”. 

Ha dicho: “Aprendí de la muerte de mi padre…”, ¿qué se puede aprender de la muerte, Mabela?: “Aprovechar el tiempo. Para mí ha sido sobre todo eso, el decir ‘no he aprovechado el tiempo todo lo que debería haberlo aprovechado’ o decir ‘es que no me estoy dando cuenta realmente de todo lo que quiero a esta persona o de todo lo importante que es para mí’. Cuando tienes una ruptura, cuando te peleas con alguien, o cosas así, todavía lo puedes arreglar, todavía puedes volver a tocar a esa persona, la puedes abrazar. Pero cuando ya han fallecido no, lo puedes llegar a sentir… pero ya físicamente no puedes decirle: ‘Perdón, me he dado cuenta de que lo he hecho mal’. Lo dices con la esperanza de que te escuchen, pero realmente no sabes si lo hacen o no, entonces.. al fin y al cabo eso se queda ya para la creencia de cada uno. Para mí lo que más me ha enseñado ha sido el tema del tiempo, aprovechar el tiempo con las personas que realmente uno quiere”. 

Tiene que ser duro abrir y leer el libro: “Al principio tenía muchas ganas de leerlo. Empecé… pero tenía que parar y lo mismo me tiraba cinco meses sin leerlo porque anímicamente no podía volver a enfrentarme… yo cuando lo leía era como que oía su voz, así que ha sido un proceso, poco a poco”. 

En su libro de consejos, ¿qué transmite? “Mucho. Él era una persona muy positiva, aventurera, un locuelo…”. No quería suponemos que se quedara con su marcha, sino con lo que él era antes de empezar su batalla, dejarle a sus hijos que sigan haciendo sus sueños y quizá alguno de los que él tenía. “Siempre. Además hemos salido muy parecidos mi hermano y yo en ese sentido a él, muy aventureros, incluso en el palo artístico. Era una persona muy activa, le gustaba bailar, escribir… de hecho mi hermano ha sacado ese don de la escritura de mi padre. A mí también me gusta mucho escribir, lo que pasa es que ya llevo un poco de tiempo en el que mi mente se ha acostumbrado a imaginármelo en imágenes y me cuesta un poquito escribir, pero el tema de la escritura también le encantaba a mi padre y mi hermano lo ha heredado sin ninguna duda. Al fin y al cabo hemos salido los dos a él”. 

¿Cómo era su padre? “Era un culillo inquieto (sonríe). Él se dedicaba a muchísimas cosas, fue desde gogó de joven, a vendedor en el Times Cherrys de Torremolinos. Le apasionaban los coches, los caballos…”. ¿Y su hermano? la familia Corpas, muy conocida. “Sí, ha metido un boom, se ha esforzado un montón. Es guionista, se llama Daniel Corpas, y ha hecho series como Malaka, y también participó en otras como ‘Yo soy Bea’ o ‘El ministerio del tiempo’, en el que también está de guionista. Él se lo está currando un montón”. 

¿Qué relación tiene el libro con la exposición ‘Siempre conmigo’? “La idea con la que comencé era que quería hacer algo con el cáncer y en honor a mi padre y al libro, pero no tenía todavía la idea de cómo lo quería enfocar. De hecho, yo no había empezado a leer el libro cuando ya me surgió la idea de hacer un proyecto sobre el cáncer. Empecé a leer el libro y ya fue cuando yo empecé a ver su etapa del cáncer, lo importante que era yo, mi madre, lo que nos echaba de menos… cuando yo empecé a decir: “¿Por qué no lo enfoco a los familiares? ¿por qué no me vuelvo a reflejar? ¿por qué no reflejo lo que yo he sentido en otras personas, por lo menos el mensaje?”.

¿Qué ha aprendido realizando el reportaje: “Yo me he querido trasladar a otras familias, averiguar la importancia que tienen para esos pacientes sus familiares, sus hijos, su esposo… cualquier tipo de familiar o allegado, por ejemplo hay un chico y su perrita… Me pasé a saber un poco cómo lo habían vivido las otras personas y al mismo tiempo reflejarme yo en ellos a la hora de mandar el mensaje de decirles: “Oye, decidles ‘Te quiero’, aprovechad el tiempo”, porque a mí se me ha quedado eso un poco mal dentro de mí misma. Es mi forma de reflejarme en el proyecto y responderle a mi padre también. Es como decirle a mi padre que a través de ellos le estoy diciendo ‘te quiero’ también. Ésa es la relación que hay”. 

¿Qué tiene de diferente esta exposición con otras que se han expuesto previamente?: “Quería salirme de enseñar las cicatrices, de mostrar nada más que al paciente. Yo quería salirme de mostrar el dolor, de mostrar todo lo mal que trae la enfermedad. Yo quería también sacarle lo bueno a la enfermedad, de que están aquí los familiares, están aquí los allegados, de aprovechar el tiempo. Quería ser lo más suave posible y mostrar también con la mayor sensatez posible cómo se encontraban ellos y la relación y el vínculo que tienen. Yo me he centrado sobre todo en eso. De hecho me decía una de las personas que llevan la Asociación Española contra el Cáncer en Málaga que le gustaba mucho mi proyecto porque nunca antes había visto un familiar en un proyecto de foto, siempre es el paciente. Se enseñan por separado: los familiares para decir ‘lo he pasado mal’ y los pacientes para decir ‘mira qué mal lo he pasado’. Siempre llegamos a la misma burbuja, y yo quería hacer algo totalmente distinto, vamos a llevarnos la parte buena, la lección, el amor y el cariño que hace falta”.

 

La AECC quiere promocionarla

Se inaugura esta iniciativa en Antequera y hay contactos con la Asociación Española contra el Cáncer porque están interesados en poder disponerla y utilizarla incluso en todo el territorio nacional cuando lleguéis al acuerdo.  “En Antequera se va a estrenar algo que tenemos totalmente pensado que luego lo puedan usar la Asociación Española contra el Cáncer. Ellos lo quieren estar moviéndolo en hospitales, salas, convenciones… por distintas ciudades. Todo sea cruzar dedos y que ocurra, porque ahora todo está con el tema Covid un poco parado, pero esperamos que así sea”.

A parte de la exposición, hay un vídeo con momentos de cómo se hacen las fotografías. Es un vídeo con la voz de Mabela, con sus frases, con su mensaje a su padre, pero también a todo lo que significa esta familia. “El vídeo, al fin y al cabo, tiene la función de explicar la carga emocional que tiene para mí el proyecto, a parte de enseñar un poco cómo ha sido vivir el proyecto desde mi persona. No solo desde el paciente, sino también como lo he visto yo desde fuera, como he visto a los pacientes… También hay otro vídeo, que lo ha hecho Aitor Valera que es un chico que me ha ayudado un poco en el vídeo de mi proyecto, y que también quería colaborar en el tema benéfico con la Asociación Española contra el Cáncer haciendo su propio trabajo. En él es ya el paciente hablando y contando un poco su experiencia, todo aunando el mismo mensaje de lo importante que son los familiares”.

¿Qué ha sido más complicado encontrar a alguien que hable de cáncer o que se deje retratar? “Que esa persona acceda. Me he encontrado a muchos familiares, muchas personas con cáncer, pero no todos están dispuestos a retratarse. Y mucho menos personas en las que se ven las secuelas físicas. Es más complicado encontrar una persona que esté dispuesta a enfrentarse a su propia enfermedad”.  ¿Cómo evitaba Mabela emocionarse? Alguna lágrima habrá caído, quizá más de emoción que de tristeza. “Sí, al fin y al cabo éramos personas que empatizábamos por una cosa o por otra, y más cuando nos metíamos a grabar temas de testimonios. Me llegaba muchísimo cuando me lo agradecían. Me decían: “Millones de gracias por lo que has hecho, porque yo no sabía la envergadura que podían tener estas dos horitas de fotos”, o me decían: “Gracias por acercarme más a mi familia una vez más”. Han sido muchos agradecimientos y ha sido lo que más me ha llenado. Ver a gente tan especial, con una vitalidad tan fuerte… es brutal”.   

¿Qué le dice a esa administración, a ese político, a esa persona que todavía no es consciente de que el cáncer tiene sus cosas maravillosas, que es lo que retrata la exposición, pero también tiene esas cosas como esa niña de 14 años que pierde a su padre antes de tiempo? “Más o menos lo que pensamos todos, que no dejen de lado este tipo de cosas porque en esta época del Covid, el cáncer sigue, sigue a nuestras espaldas y cada vez más. No sé si porque se van descubriendo nuevos tipos de tumores, pero cada día hay más pacientes y es más probable que nos toque a cualquier. Se tiene que invertir mucho mucho en medicina, en tratamientos… El mismo Covid ha dado resultados en pacientes que los ha limpiado, y quizá sea un paso importante para averiguar la cura para algunos tipos de tumores o algún tipo de persona…”.

¿Qué le dices a esa niña o niño de 6, 8, 12 o 14 años que se encuentra hoy en la situación en la que estuvo Mabela? “Que no pierda el tiempo, por lo menos es lo que yo me diría a mí misma con esa edad. Es  muy importante porque luego no tienes tan fácil la posibilidad de pedir perdón… Que no sea tan orgulloso, que la adolescencia es muy así, la adolescencia te dice que tienes que pelear, que eres el más fuerte, porque estás creciendo, que eres joven y puedes… pero hay que aprender a dejar eso de lado. Que no nos de vergüenza acercarnos a nuestros mayores, y abrazarlos y pedir perdón cuando haya que pedir perdón, o decir ‘te quiero’ cuando haya que decir ‘te quiero’. 

Estamos seguros que desde esta exposición “Siempre conmigo” el que se emociona sobre todo es su padre, al ver lo que su hija ha hecho. Con esas palabras que le dedica a él, y que esas familias que ha retratado, con amor, tiempo y cercanía que representan a familias que han padecido el cáncer, que padecen y que padecerán el mismo. Por eso, Mabela pide a todos lo antequeranos y a la comarca, que vayan a AFA a ver una exposición distinta, diferente. Pasamos del “siempre conmigo” al “siempre contigo”. Mabela saca lo positivo de la vida, pese a que la vida nos lleve al drama de la muerte. Heredó los consejos de su padre en forma de libro y ha querido responderle con una muestra fotográfica donde deja constancia la otra cara del cáncer, la del apoyo e importancia de los familiares y su importancia con quienes lo padecen. Por un día en el que el cáncer no destroce más familias…

 

 
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