Dice el papa Francisco: “La Música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti”.
La Navidad no es otra cosa que mantener vivo el mensaje de Amor de Cristo. Y algo que parece que es sencillo de escribir, se construye con el tiempo y las buenas gentes que encuentras en tu camino señalándote la dirección correcta.
Cerca de cuarenta años han transcurrido desde que Sor María Auxilio me guió en cada una de las pequeñas navidades que salían a nuestro encuentro.
Insignificancias, pero todo se conseguía por el amor de Dios, desde abonar un recibo en el comedor escolar a quien lo necesitara hasta abrigar la vida y el corazón de Pepa en su casa del Cerro, cargada de hijos, que no tenía más alegría que oír a la monja y recibir todo lo que podía darle. Y no era poco.
Fuimos a visitarla, aquella casa de humedad y miseria, nos hizo ver la grandeza de lo pequeño y la importancia que tiene una palabra de aliento.
Se fue Sor María Auxilio, pero no tardé mucho tiempo en conocer al padre Paco, persona mayúscula. Se entrega a todos a cualquier hora, reparte caridad a manos llenas y estar cerca de él, es interiorizar la armonía y la felicidad en un fuerte abrazo. Al exterior sale abundante generosidad. Sigue en Córdoba siendo igual de excepcional e imprescindible. Su Navidad es ternura, humildad y encuentro con el Niño Jesús que le sonríe desde el portal y le agradece toda la bondad que es capaz de repartir.
Y mi gratitud a tantos empujes significativos que me han llevado en volandas. Apenas he tenido que pisar suelo para llamar a unir ante un proyecto que alivie un pequeño sufrimiento o una urgente necesidad que devuelva la esperanza.
Esperanza es lo que necesitan nuestros hermanos de la Palma. La Navidad les va a llegar de muchas maneras, en donativos, oraciones, proyectos solidarios de envergadura que reparen el daño físico y moral. Compromisos del Gobierno que tiene que tomar la conciencia necesaria para cumplir con aquellos españoles que viven lejos. Su estrella será la más hermosa, los seguirá iluminando para que no se entristezcan demasiado ante las dificultades de la vida.
Este año, La Navidad de Méjico va a entrar en El Sol de Antequera, buscando un SOL de justicia. Se tiene registro de la primera Navidad de ese país en 1526 por el misionero franciscano fray Pedro de Gante. Le enviaba noticias al emperador Carlos V en las que le contaba cÓmo unieron tradiciones cristianas e indígenas. Mantuvieron el respeto a su cultura ancestral e introdujeron la Navidad como un acto maravilloso de evangelización del mundo nuevo. Desgraciadamente, cinco siglos después, se sufre la falta humanidad. La unión y la fuerza están en poder de la violencia y las Mafias más abyectas.
Hace unos días hubo más de cincuenta muertos desperdigados en Chiapas. Hacinados con un centenar de heridos en una camión donde se les prohibía beber agua. Eran personas como nosotros, hablaban nuestro mismo idioma y sus sueños de libertad y paz no diferían de los nuestros. Jóvenes que buscaban su oportunidad en la vida y la dejaron desparramada al borde de una carretera. ¿Se le olvidó a la Navidad pasar por allí? Es posible que no queramos admitir el mundo distorsionado que estamos creando, obviando valores y principios. Nos dejamos consumir por la arrogancia.
Probablemente, necesitemos ángeles que lleven el mensaje de amor a tantos rincones donde el sufrimiento es el vivir de cada día. Esta Navidad esos jóvenes y muchos otros más, son los ángeles que van a compartir la mesa celestial. Nuestro recuerdo y oraciones van a servir a sus familias para que abracen, entre lágrimas, LA NAVIDAD.
