Suman siete. Un número magnífico en el cine, en las maravillas del mundo, en los juegos de azar, en el cómputo del tiempo, y mágico fue en el encuentro que tuvimos los antiguos alumnos de Magisterio el pasado fin de semana. Este equipo trabajó lo suyo para que todo saliera a la perfección, desde la celebración eucarística, recogida, emotiva, llena de contenido y de fe, hasta la posterior fiesta, que iniciada con un almuerzo se prolongó durante varias horas. Hubo fiesta y baile, mucho baile, descubrimos la habilidad de algunos para salir triunfantes en los ritmos más diversos, la timidez se pasó la jornada colgada en las perchas junto con las chaquetas y abrigos que sobraban y el buen ambiente se hizo sitio en toda la sala. Se recordó y también se habló de futuro, e intentamos compartir muchas anécdotas y experiencia que hemos tenido a lo largo de los casi veintiséis años en los que muchos no nos hemos vuelto a ver. Todo salió precioso y nos produjo una sensación de bienestar enorme disfrutar esas horas. Nos ha quedado muy buen sabor de boca y ganas de repetir. Rafa y equipo, un millón de gracias por moverte tanto y pensar, desde el primer momento que pusiste mano a la obra, que valía la pena y mucho.
Y es cierto que el empeño, el tesón y el trabajo puede hacernos la vida excelente, y hay personas notables que saben trasladarlo a todas las esferas de su vida cotidiana. Y tuvimos ocasión de comprobarlo el pasado sábado.
Esto me hace preguntar cuándo los políticos se harán magníficos, y nos atraparan en sus buenas decisiones y comentarios. Mar Moreno estuvo sembrá de cinismo cuando ante las cámaras de televisión dijo que el Consejero no se merecía la cárcel, ésta ha quedado para los infelices de poca monta, los de altos vuelos que se apellidan políticos saben que la cárcel puede esperar. Las malas prácticas son más urgentes.
