Juan Campos, nuevo miembro de las Artes Nobles de Antequera. Es un trabajador de la historia de esta ciudad, a la que quiere y respeta en todo lo acontecido. La defiende con pasión, no exenta de objetividad y la cubre de soles y nublados sin dañar ni aumentar la personalidad de cada uno de sus protagonistas. Los hechos tal como ocurrieron, tristes y alegres, desdichados y felices. Se sustenta en la información, en periódicos, archivos, libros y transmisión oral, no quiere dejar nada sin cotejar, y, mucho menos, faltar a la verdad. Saber la verdad le lleva a indagar largas horas. La claridad y transparencia llegan a ser obsesivas. Harto de que algunos libros e historiadores relaten a medias.
Juan es un enamorado de su mujer y de la historia, la primera es una compañera grata y fiel en el camino de los sentimientos; de la segunda también se siente seducido, la ama casi con el mismo fervor y reparte todo el tiempo que puede entre ambas. Se lleva muy bien con las palabras sin excepción, y éstas les corresponden, no le hacen malas jugadas, ni juegan a equivocarlo. Ése es trabajo de Juan, tener siempre a mano la justa, la idónea, aquella que responde con mejor acierto a un momento, ni dramatiza ni enfatiza y el resultado es contar la historia real, que no es fácil ni entendible por muchos.
Me alegré de acompañarlo ese día. Es discreto y no es persona de público pero estaba bien arropado por su familia y amigos. Nos deleitó su puesta en escena, y la respuesta de su gran amigo Juan Benítez. La noche no tuvo un momento de desperdicio. Conocí personalmente a Bartolomé Ruiz, compartimos charla y copa en casa de la familia del homenajeado. Le deseo mucha suerte y que siga tan entusiasta en esa labor de seguir limpiando la historia de tantas telarañas como nos han querido contar. Es un valiente aún estando en tiempos que es posible ver la luz. Felicidades.
