El mundo amaneció ayer con una triste noticia para el conjunto de la Unión Europea: Reino Unido dice Sí al Brexit y a marcharse del conjunto de países que un día abogaron por unir sus caminos para el bien común.
Indiscutiblemente, el pueblo es el que tiene la última palabra y si ha decidido eso, por algo será. Quizá tengan mucho que ver determinadas políticas de austeridad o “austericidio” que se practican en la Unión Europea. Quizá no quieran ser marionetas ni acatar soluciones discutibles que eligen otros.
Aún así, esta noticia sigue siendo triste: ¿hacia dónde vamos ahora?, ¿quién es el siguiente en proclamar su independencia del resto de países adheridos? La solución que ha tomado Reino Unido abre las puertas a otras muchas salidas. Veremos qué pasa. ¿Se arrepentirán?, ¿les irá mejor ahora? Demasiadas preguntas que ya se han costado la vida política del actual primer ministro, David Cameron, que no ha tenido más remedio que decir adiós al proyecto de país que capitaneaba. Eso, sin hablar de los graves número rojos que ayer arrastraba la bolsa…
Independientemente, nunca mejor dicho, de lo bien o mal que hayan decidido nuestros vecinos europeos, aún lo son, a España le golpea especialmente esta decisión, en un momento en el que estamos a las puertas de unas segundas elecciones generales.
Algunos temen que las fuerzas más escoradas hacia la izquierda tomen oxígeno con la decisión de Reino Unido y puedan “sorpassar” aún más a un PSOE que sigue sin rumbo desde aquél adiós de Zapatero por la puerta de atrás. Mientras tanto, Rajoy llama a la calma tras el pronto adiós de los británicos mientras habla con hormigas y se da un baño de televisión más que calculado. ¡Cómo está el panorama!
