El 2 de febrero de 1852 se producía el atentado contra la reina Isabel II perpetrado por el sacerdote Martín Merino cuando se preparaba para acudir a misa a la iglesia madrileña de Atocha. Si acudimos a las fuentes documentales del momento, por la Prensa podemos seguir la exposición de tal suceso. El periódico “La Época”, en su edición del 3 de febrero de 1852, indica lo sucedido de la siguiente manera “… infame, horrendo espantoso es el crimen. Una reina, una joven, una madre, ha estado a punto de ser asesinada cuando presenta su tierna hija ante los altares…. ¡y por quién, santo cielo! … Por un anciano, por un sacerdote…”.
Continúa desglosando los acontecimientos “Al pararse S.M. cerca del hombre de los hábitos, se adelantó este, e hincando una rodilla en tierra con el mayor respeto, como quién iba a poner en manos de su soberana un memorial, le dirigió una puñalada de abajo a arriba al costado derecho… Apercibido al punto de su malogro de su criminal tentativa, se disponía a descargar el segundo golpe, cuando se lo impidió uno de los alabarderos que marchaba detrás de S.M…”.
De esta forma, se hacen eco los diferentes medios de comunicación del momento del lamentable acontecimiento. Martín Merino fue detenido, juzgado y condenado a muerte, destacando que había actuado por propia voluntad, sin ningún tipo de colaborador.
Esta noticia trascendió rápidamente a todos los confines del país. En este sentido, a nuestra ciudad, llegaron las noticias del intento de asesinato de la soberana, causando un tremendo impacto entre las autoridades municipales, consternadas ante tal situación. El revuelo generado disminuye gracias a las noticias que llegan sobre la evolución positiva de Isabel II. En este sentido, la corporación municipal decide realizar una serie de actos y festejos para celebrar la pronta recuperación de la Reina. Estos festejos se celebraron entre los días 21, 22 y 25 de febrero de 1852. El desarrollo de los citados actos lo podemos seguir por el acta de la sesión de la corporación municipal celebrada el cuatro de marzo de 1852.
Este documento recoge, con todo lujo de detalles los preparativos y transcurso de los festejos organizados por el Ayuntamiento: “La Comisión de Festividades tiene el honor de manifestar a V.S.Y. por medio de una sucinta inscripción los regocijos y actos de beneficencia que han tenido lugar con motivo del restablecimiento de la interesante salud de S.M la Reyna Dª Isabel 2ª (q.D.G.), de la herida que le causara alevosamente D. Manuel Martín Merino y Gómez a la una y cuarto de la tarde del día 2 de corriente en una de las galerías del Real Palacio al tiempo de salir S.M. a la presentación de la Princesa heredera a la Iglesia de Atocha”.
Durante el escrito sigue narrando los actos realizados, tal y como sigue “A consecuencia del oficio del Ilmo. Cabildo Eclesiástico de esta Ciudad, fecha 16 del actual invitando al M.I. Ayuntamiento a que asistiese a la Santa Iglesia Colegial a cantar al día siguiente un Solemne Tedeum en acción de gracias al Todo Poderoso, dispuso el Sr. Conde de Cartaojal Alcalde Presidente que se oficiase al referido Ilmo. Cabildo para que si lo tenía a bien lo dejase hasta el día 22 Domingo de Carnaval a fin de que fuera más solemne y así se concedió…”.
Este documento sigue destacando todos los actos que se celebraron con júbilo dando gracias por la recuperación de Isabel II. Entre esos actos, se promulgó un edicto para que la noche del sábado 21 hubiera iluminación general, obteniendo una concurrida participación por parte del pueblo antequerano, destacando “los fuegos variados que hubo en las Consistoriales de los Remedios, a los que concurrió gran parte de la población”.
El domingo 22 se celebró y cantó el Solemne Tedeum, que contó con la presencia de un retrato de S.M. adorando para la ocasión, haciendo la guardia de honor los miembros del puesto de la Guardia Civil de la localidad.
Como culmen, se celebró una “función de Novillos” en la plaza de toros, cuya recaudación se donaría como limosna para los pobres. Destacar que la sociedad que regentaba la plaza de toros cedió los novillos desinteresadamente para tal evento. También se decidió elaborar “dos mil medios panes” distribuidos para la población. Un documento interesante que refleja como transcendían a todos los lugares del país los distintos sucesos que acaecían en la capital. Y su propio reflejo en el ámbito local, mostrando la forma de actuar de los dirigentes del momento.